..Redacción.
40 Jóvenes Profesionales.
La Dra. Lucía Galán es una de las caras más conocidas de las redes sociales y una de las voces más autorizadas a la hora de informar sobre salud infantil. A través de su blog, sus redes sociales y sus libros realiza una importante labor divulgativa, que ha sido reconocida en numerosas ocasiones con premios como el de Mejor Divulgadora, otorgado por la Organización Médica colegial o el Premio Pepe Cervera al pensamiento crítico en redes y medios de comunicación. Además, en 2019 fue reconocida por la revista Forbes como Mejor Influencer en Salud.
Para la Dra. Lucía Galán socia fundadora y directora del Centro Creciendo, uno de los principales retos a los que se enfrenta nuestro sistema de salud es el abordaje de la salud mental desde la infancia, máxime en un momento como el actual, en el que la pandemia ha provocado un aumento de trastornos y problemas de salud mental en niños y adolescentes.
¿Cómo era un día de trabajo de una pediatra en el mes de abril de 2020?¿Cómo afectó la llegada del Covid-19 a las relaciones profesionales y personales, a los protocolos, a los pacientes, etc…?
No había dos días iguales. Tu cabeza no descansaba. Estábamos permanentemente conectados a la realidad que estábamos viviendo, a las últimas noticias y a los continuos cambios de protocolos de los que nos enterábamos al mismo tiempo que los ciudadanos. Compartíamos información con nuestros colegas de la misma ciudad, de la misma comunidad, de otras provincias y hasta de otros países, en busca de lo que hasta entonces había sido nuestra tabla de salvación y que por primera vez hacia aguas: la evidencia científica.
Buscábamos desesperadamente material y equipos de protección, estudiábamos todo aquello que llegaba a nuestras manos y hacíamos lo que buenamente podíamos. No había dos sitios donde se trabajase de la misma manera. Esa era la triste, silenciada y pactada realidad. Sin embargo, por la cabeza de esta pediatra rondaba la sombra de todo lo que no era Covid-19. Que no se me escapara una apendicitis, una sepsis, una meningitis…Y es que, en realidad, había tantas enfermedades infantiles mucho más graves que el Covid-19, que no podíamos separarnos de esa otra realidad
Lo que más nos ha alarmado ha sido el aumento de las urgencias psiquiátricas en niños y adolescentes, con una tasa de suicidio en adolescentes inadmisible
Personalmente, yo siempre intenté mantener la calma en mis redes sociales, huyendo de mensajes alarmistas, derrotistas y sensacionalistas. Mi objetivo era informar desde la calma, ofreciendo recursos fáciles para poner en marcha con nuestro hijos y aportando serenidad, al mismo tiempo de el rigor científico y la cautela que requería la situación. No sé si lo logré. Espero que sí. Era consciente de que cientos de miles de personas esperaban con ansia cualquier información que pudiera compartir y eso para mí era una responsabilidad muy grande.
Pero ojo, que la mayoría de nosotros teníamos a unos niños esperándonos en casa, con sus conexiones del colegio, sus deberes, su confinamiento, sus problemas grandes o pequeños, pero suyos, al fin y al cabo. Así que yo también intentaba hacer pizza casera los viernes por la noche, ayudarles con los deberes, velar su sueño… Tanta responsabilidad en mis manos y mis manos tan ocupadas. No fue fácil. Nadie es invencible. Y por supuesto nadie está a salvo de recibir a sus fantasmas cuando al fin cae la noche y todo parece estar en calma.
¿A qué problemas se está enfrentando actualmente también como pediatra?
Hay mucho miedo. La gente ha sufrido mucho. Niños con miedos, fobias, con tendencia al aislamiento. Adolescentes que vieron coartada toda su vida de la noche a la mañana. Abuelos aterrados que aún no son capaces de abrazar a sus nietos. Padres y madres angustiados, que aún no permiten que nadie coja en brazos a su bebé.
Pero lo que más nos ha alarmado ha sido el aumento en el número de urgencias psiquiátricas en niños y adolescentes, con una tasa de suicido en adolescentes inadmisible en un país como el nuestro. Se ha producido un aumento importantísimo de trastornos de conducta alimentaria, autolesiones, intentos de suicidio y sufrimiento.
Según la Dra. Lucía Galán, la pandemia no he hecho más que poner en evidencia una atención primaria que hace aguas
¿Qué debería cambiar en nuestro sistema de salud? ¿Qué aspectos a resolver son los más urgentes?
Desde mi humilde opinión, creo que es urgente abordar las graves carencias que sufre hoy en día la salud mental dentro del SNS. España cuenta con una de las tasas de psicólogos y psiquiatras por 100.000 habitantes más bajas de toda Europa. Los profesionales no dan abasto. Y las largas listas de espera son inadmisibles cuando hablamos de patologías tan graves. El acceso a estos servicios no es ágil, ni eficiente, ni universal. Al final, el acceso a un sistema de salud mental eficiente y de calidad es un lujo de aquellos que se lo pueden permitir y esto no debería ser así.
No hay salud sin salud mental. No olvidemos que cerca del 70% de los trastornos y enfermedades mentales debutan en la infancia y en la adolescencia. La detección precoz es la clave para garantizar que esos jóvenes logren tener una vida plena. Por otro lado, la atención primaria agoniza tras la pandemia. Ya sufría de grandes carencias antes de esto, pero la pandemia no ha hecho más que poner en evidencia una atención primaria que hace aguas. Mis compañeros no pueden más. Y no me extraña.
¿Hay mucha desinformación en todo lo que está relacionado con la salud y, especialmente, con la salud de los niños? ¿Qué papel puede jugar una médico como usted, con protagonismo en las redes sociales?
Sí. Hay mucha desinformación, mucha leyenda urbana, mucho mito y desconocimiento y mucha “sabiduría popular”, que de popular tiene mucho, pero de sabiduría tiene poco. Me siento tremendamente afortunada de poder llegar a cientos de miles de personas a través de las redes sociales. Siempre digo que en una mañana de consulta puedo hacer llegar mi mensaje y mis recomendaciones a veinte familias como mucho, pero a través de un
vídeo de un par de minutos en redes sociales puedo llegar a millones de familias y esto es maravilloso.
Hay mucha desinformación, mucha leyenda urbana y mucho desconocimiento en la información sobre la salud mental
Ser capaz de explicar a las familias cómo se previene el síndrome de muerte súbita del lactante o cuáles son los signos de alerta de una meningitis en apenas unos minutos es una oportunidad que no puedo desaprovechar. Me siento muy orgullosa de la comunidad que hemos creado en mis redes sociales y a través de mis libros, donde hay espacio para la escucha, la empatía y, por supuesto, para el aprendizaje. Estamos juntos en esto.
¿Qué importancia tienen las redes sociales para su profesión y para sus pacientes?
Para mis pacientes imagino que menos, ya que me tienen disponible siempre que me necesitan. Pero para los millones de personas que no tienen un acceso a su médico o a su pediatra tan fácilmente les resulto de gran ayuda, o al menos esto es lo que me transmiten a diario. Y esto es muy bonito, francamente. Poder ayudar de esta forma me llena de satisfacción.
¿Cómo ve su situación profesional dentro de 10 años?
Pues imagino que viendo niños en mi propio centro médico y escribiendo libros, que son mis dos pasiones. Pero puestos a soñar, ahora que aterrizo en Madrid con nueva sede de Centro Creciendo, me encantaría ver centros Creciendo por toda España, con esta visión que tenemos de abordar al niño y a su familia desde la salud física y la salud mental. Nosotros trabajamos en equipo con más de 20 disciplinas y profesionales sanitarios a disposición de las familias: pediatras, psicólogos, psiquiatras, ginecólogos, dermatólogos, nutricionistas, logopedas, fisioterapeutas, pedagogos, neuropsicólogos, otorrinos, traumatólogos, terapeutas ocupacionales, enfermeras y un largo etcétera.
¿Echa de menos mayor tiempo para los pacientes, para la formación o para la investigación?
Tengo la inmensa suerte de que yo misma me organizo mi agenda por lo que soy de las pocas afortunadas que puedo dedicar el tiempo necesario a cada uno de mis pacientes. Reconozco que esto es un privilegio al alcance de muy pocos y que, tal y como está montando ahora el sistema sanitario, ahora mismo es casi una quimera, pero yo no desisto porque soy consciente que lo que necesitan las familias es que se les escuche.
Por supuesto que me encantaría tener más tiempo para la formación y la investigación, otros dos temas que se encuentran en una situación muy difícil en nuestro país. Pero, al final, el tiempo de cualquier persona es limitado y, desde luego, no puedes hacerlo todo perfecto.
La vida va de dar lo mejor de ti mismo, pero eso también implica hacer renuncias; renuncias que yo también he hecho para poder desarrollar mi carrera literaria, algo a
lo que no quiero renunciar y que me llena absolutamente. Así que aquí voy, intentando tejer mi traje a medida y siendo consciente que no llego a todo, pero sí marcándome como objetivo diario llegar bien a todo lo que llegue, aunque sea menos de lo esperado.
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