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La espasticidad que puede producirse tras un ictus es un trastorno motor que produce problemas de movilidad, dolor y limitación articular. Para prevenir estas secuelas o reducir los síntomas, es clave un diagnóstico temprano y la derivación al médico rehabilitador en el tratamiento de la espasticidad. Así lo han afirmado los médicos rehabilitadores en la XIV edición de Reabox. La jornada ha sido organizada por Allergan, una compañía de AbbVie. Así, este año se ha centrado en la actualización del conocimiento en los diferentes momentos de la evolución del paciente con espasticidad post ictus
En palabras del Dr. José María Climent, jefe de Servicio de Rehabilitación del Hospital General Universitario Dr. Balmis de Alicante, “el médico rehabilitador ha recibido una formación reglada y específica para afrontar las consecuencias de la espasticidad sobre la función humana. Asimismo, realiza valoraciones precisas y detalladas para establecer el mejor tratamiento posible y mejorar la calidad de vida del paciente”.
El 40% de las personas que sufren un ictus acaban padeciendo algún grado de espasticidad
El 40% de las personas que sufren un ictus acaban padeciendo algún grado de espasticidad. Esto se traduce en que, cada año, 48.000 españoles experimentan por primera vez rigidez o tensión en sus músculos. “La espasticidad se diagnostica a través de una correcta exploración neurológica, aunque puede complementarse con la realización de otras pruebas que ayuden a la toma de decisiones sobre qué músculos se pueden tratar con toxina botulínica, una de las opciones de tratamiento para esta secuela que consiste en impedir la liberación de acetilcolina. Por tanto, la contracción muscular, produciendo una relajación del músculo que facilita tanto el movimiento activo como el pasivo, pudiendo mejorar la función física del paciente”, ha explicado el Dr. Javier Juan García, jefe de servicio de Medicina Física y Rehabilitación en el Área Sanitaria de Vigo, fundador de la Sociedad Española de Neurorrehabilitación.
Los especialistas destacaron la necesidad de una pronta derivación del paciente a la consulta del médico de rehabilitación para poder determinar el tratamiento pertinente. “Cuanto antes llegue el paciente al experto en espasticidad, antes se podrá beneficiar de un tratamiento adecuado”, ha advertido el Dr. Juan. La Estrategia en Ictus del Sistema de Salud Nacional contempla actualmente la prevención y la atención precoz del ictus, además de fijar objetivos asistenciales para el seguimiento del paciente. Es por ello que “prácticamente la totalidad de los pacientes que sufren este tipo de lesiones son atendidos en la primera o primeras semanas tras el evento lesional”, ha afirmado el Dr. Climent.
Una identificación temprana y una pronta derivación a la consulta del médico de rehabilitación permitirá al paciente obtener mejores resultados motores y funcionales
La usual gravedad de las lesiones agudas obliga a que sean tratadas en el ámbito hospitalario y, por tanto, derivadas a los servicios de rehabilitación. En cambio, en una situación de cronicidad, el Dr. Climent ha apuntado que “es posible atender o revisar a los pacientes cuando se presenta una nueva circunstancia que acredite una nueva intervención desde la rehabilitación. En este caso, los médicos de familia aportan su conocimiento y capacidad para realizar las derivaciones oportunas y necesarias”.
El médico rehabilitador, un indispensable para el paciente con espasticidad
Durante la fase aguda de la lesión, todos los recursos se dirigen al diagnóstico neurológico y por imagen de la causa lesional, así como al tratamiento. Es, además, el momento en que se comienzan a desarrollar fenómenos derivados del accidente cerebrovascular, como la espasticidad, la falta de control motor, las pérdidas posturales y otras consecuencias sobre el lenguaje. Todas estas pérdidas constituyen “el objeto principal de la medicina de rehabilitación, que persigue la recuperación de las funciones humanas perdidas o dañadas”, ha reiterado el Dr. Climent.
La espasticidad influye y limita todas las actividades de la vida diaria, de la autonomía y, por tanto, a la calidad de vida
El propósito del médico rehabilitador es mejorar la calidad de vida del paciente con espasticidad. Este trastorno “interfiere en muchos aspectos de la vida diaria”, ha afirmado el Dr. Juan. Por ejemplo, puede afectar a la higiene personal de determinadas partes del cuerpo, como las axilas o la zona perianal. Sin embargo, también afecta “a la marcha, a la capacidad para vestirse, y a la percepción personal de la imagen corporal. La espasticidad influye y limita todas las actividades de la vida diaria, de la autonomía y, por tanto, a la calidad de vida”.
Sin embargo, favorecer la vida independiente del paciente con espasticidad no es solo responsabilidad del médico. El cuidador y los familiares tienen una importancia crucial en el acompañamiento y los cuidados. Asimismo, son una fuente inestimable de información sobre las necesidades de los pacientes.