..Juan Pablo Ramírez. Director de iSanidad.
El anteproyecto de Ley de Equidad, Universalidad y Cohesión del Sistema Nacional de Salud ha generado muchas dudas en estamentos políticos y sanitarios. El texto no ha gustado al principal socio del Gobierno, Unidas Podemos, que ha amenazado con no apoyarlo en el Congreso de los Diputados. Tampoco ha gustado a los médicos. El presidente del Cgcom ya ha advertido que se puede blindar la sanidad pública y reforzar la colaboración público-privada al mismo tiempo. Donde mayor malestar ha provocado es en el sector privado que ha visto rechazada su mano tendida.
Resulta extraño este malestar en una ley que viene a resolver uno de los grandes problemas del sistema sanitario: la falta de equidad y de cohesión. El problema quizás viene porque el Gobierno no busca una verdadera equidad sino romper lazos de colaboración con la sanidad privada en un momento en que las listas de espera alcanzan máximos históricos.
El anteproyecto de Ley de Equidad, Universalidad y Cohesión del Sistema Nacional de Salud ha generado muchas dudas en estamentos políticos y sanitarios
Las inequidades en el acceso a intervenciones quirúrgicas han quedado más que patentes en el último informe del Ministerio de Sanidad sobre listas de espera. Resultan evidentes también en el acceso a medicamentos. Aquí se produce una doble desigualdad. En primer lugar de los ciudadanos españoles con respecto a los europeos. El último informe de la Asociación de Española de Laboratorios de Medicamentos Huérfanos y Ultrahuérfanos (Aelmhu) advertía que España solo financia el 43% de los fármacos para enfermedades raras aprobados por la Comisión Europea. El mismo informe evidenciaba que estos medicamentos huérfanos logran en España el precio-reembolso 24 meses después de la aprobación europea.
Estos retrasos se producen en un área tan sensible como las enfermedades raras. Pero ocurren en todas las especialidades. Sin ir más lejos durante el último Congreso de la Asociación Española de Estudio del Hígado, los hepatólogos advertían que en España seguía sin aprobar los tratamientos ya autorizados en Europa para hepatocarcinoma celular en segunda línea. Recientemente la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) han criticado las resoluciones de no financiación expresa del Ministerio de Sanidad que impiden el acceso a fármacos de los que pueden disfrutar la mayoría de los pacientes europeos.
España solo financia el 43% de los fármacos para enfermedades raras aprobados por la Comisión Europea
Estos son algunos ejemplos recientes sobre la inequidad con Europa. Pero una segunda desigualdad surge una vez fijado el precio-reembolso. Las comunidades autónomas deciden entonces si adquieren ese medicamento o no. En la mayoría de los casos prima el criterio económico y no el científico. En el caso de terapias avanzadas, con costes muy elevados, se observa diferencias de financiación entre comunidades autónomas. Así tenemos pacientes de primera y de segunda dentro del territorio nacional El código postal hoy es un determinante de salud y esto no puede ser.
El principal problema de la Ley de Equidad es que parece más orientada a romper con una sanidad privada que ha estado en primera línea contra la pandemia que a acabar con estos problemas de desigualdad en el acceso a fármacos, a intervenciones quirúrgicas y a pruebas de diagnóstico. La Ley General de Sanidad contempla ya todos estos problemas. ¿Por qué no se cumple entonces? Quizás es la pregunta que se debería hacer el Ejecutivo en lugar de enfadar a todos.
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