..Luis de Haro. Director general de iSanidad.
Especial Responsabilidad Social Corporativa 2022.
Miguel de Haro Serrano ha sido una persona a la que seguir por su conocimiento y su experiencia. Como autoridad, todavía lo es, escribió el libro “¿Quo Vadis RSE?” para entender el futuro de las organizaciones empresariales y de la sociedad. Como experto, distinguía muy bien entre responsabilidad social corporativa (RSC) y responsabilidad social empresarial (RSE).
En su libro explica perfectamente que no se trata solo de un cambio estético. Para él, la RSC es una imagen social que muestran las empresas, poniendo una distancia con su mero objetivo económico. La RSE, en cambio, es el objetivo final de las empresas. Todas deben ser rentables, sostenibles, generar riqueza y empleo, pero, por encima de todo, deben mejorar la sociedad en la que vivimos. Para D. Miguel, muchas empresas empiezan a vislumbrar que su propia viabilidad depende de la RSE. El modelo de obtener beneficios no es suficiente, no es sostenible. Ninguna compañía podrá seguir viviendo de espaldas a la sociedad, a las necesidades sociales del mundo en el que vivimos.
Todas las empresas tienen como primera obligación generar beneficios económicos, pero también tienen que ser socialmente responsables. Esto no solo consiste en cumplir la legislación, hay que cumplir con el capital humano, el entorno y los interlocutores. La responsabilidad social no está vinculada al tamaño ni a sus acciones filantrópicas. La empresa que se considere un actor del entorno en el que actúa estará en disposición de ser una empresa socialmente sostenible. El cambio de mentalidad es determinante, hay que pasar de repartir acciones benéficas a concebirse como un bien para la sociedad.
“Ninguna compañía podrá seguir viviendo de espaldas a las necesidades sociales”
La concatenación de crisis económicas sufridas, que se mantienen con la pandemia Covid, la polarización de las decisiones políticas y la guerra de Ucrania, están marcando el futuro. Los que queden orientados a mantener la vista atrás y ser lo que eran, desaparecerán. Los que miren al futuro, a la realidad que nos rodea y a las necesidades de la sociedad, podrán sobrevivir.
La RSC es importante, ha sido y es el germen de la RSE, pero todavía se entiende como un coste. Sin embargo, la RSE no es un coste, es una inversión, es el camino para la empresa sostenible del futuro. La RSC tiene que acabar desembocando en la RSE, y no es un juego de palabras. No puedo recordar el día que me presentaron a Miguel de Haro, porque él ya estaba el día que me bautizaron. Sin embargo, con el tiempo, y hablando con él de futuro, de formación o de economía, aparecieron los conceptos de RSC y RSE. Puedo confirmar que fue pionero también en entender la importancia y el destino final de las acciones filantrópicas.