Las herramientas de diagnóstico para el síndrome de Asperger no están adaptadas a las características de la mujer

El III Foro Mujer Liderazgo en Sanidad de la Clínica Universidad de Navarra abordó, entre otros asuntos, el papel integrador de las asociaciones de pacientes sobre las mujeres

Mujer-Asperger

..Cristina Cebrián.
Las diferencias de género afectan, de algún modo, a pacientes con síndrome de Asperger y trastornos del espectro autista (TEA). De hecho, desde las asociaciones de pacientes han detectado, en los últimos años, variantes entre hombres y mujeres con estos trastornos. Así se puso de manifiesto durante la mesa redonda Las asociaciones de pacientes y su función integradora, moderada por Juan Pablo Ramírez, director de iSanidad, en el marco del III Foro Mujer Liderazgo en Sanidad, que organizó la Clínica Universidad de Navarra (CUN).

Paloma Martínez, presidenta de la Confederación Asperger España, explicó que en los 20 años que llevan trabajando “hemos detectado que las herramientas diagnósticas no están adaptadas a las características de la mujer”. Desde su experiencia, hay muchas mujeres con TEA que “pasan desapercibidas” y no ven la necesidad de buscar ayuda. “Tienen mucha autonomía y no ven como un problema el hecho de vivir encerradas en casa. Todo esto conlleva que muchas mujeres estén infradiagnosticadas, a diferencia de los hombres”, aseguró Martínez, quien habla desde la experiencia de tener dos hijos (chico y chica) con TEA.

Enara Herrán (Freno al ictus): “Las mujeres acuden más tarde al hospital cuando detectan los primeros síntomas de sufrir un ictus. No le dan prioridad y muchas veces esto pasa por cuestiones familiares”

Esas diferencias de género entre pacientes también se observan en otros trastornos como el ictus, que supone la primera causa de muerte entre las mujeres, por encima del cáncer de mama. Y, sin embargo, el 90% de los casos son prevenibles. De ahí la importancia de concienciar a la mujer. “Ellas acuden más tarde al hospital cuando detectan los primeros síntomas de sufrir un ictus. No le dan prioridad y muchas veces esto pasa por cuestiones familiares, ya que son el pilar fundamental en sus hogares”, advirtió Enara Herrán, responsable de Investigación y proyectos europeos de la Fundación Freno al Ictus.

Sesgo de género en salud mental
En este sentido, la Fundación cuenta con un programa específico de ictus y mujer para promover el conocimiento de este trastorno entre la población y, en especial, entre el colectivo de mujeres. Para ello, desarrollan acciones basadas en la divulgación de la necesidad de mejorar la prevención del ictus, la importancia del diagnóstico y el tratamiento precoz.

Desde el ámbito de la salud mental también han observado que, el hecho de ser mujer, dificulta en ocasiones la vida cotidiana de las pacientes. Por ejemplo, a la hora de encontrar trabajo

Desde el ámbito de la salud mental también han observado que, el hecho de ser mujer, dificulta en ocasiones la vida cotidiana de las pacientes. Por ejemplo, a la hora de encontrar trabajo, “las mujeres con depresión están más estigmatizadas que los hombres”. Así lo aseguró Ana López, gerente de la Asociación Aragonesa Pro Salud Mental (Asapme Aragón), que cuenta con equipos multidisciplinares para atender a los pacientes y sus familiares.

López también destacó el papel del hombre como cuidador principal y comentó que su implicación está creciendo. “El 55% de nuestros socios son mujeres y el 45% hombres. Hemos detectado un cambio en el hombre, ya que ahora se implica más en los cuidados de los pacientes. Esto era algo que siempre recaía en la mujer”, apuntó.

María Iraburu: “Falta liderazgo femenino en la esfera universitaria y esto tiene un alto coste para todos. También hay necesidades de talento en el ámbito sanitario”

‘Techo de cemento’ en el liderazgo femenino
Durante la tercera edición del Foro Mujer Liderazgo en Sanidad también se habló de las dificultades de la mujer para acceder a puestos de liderazgo en entornos educativos y sanitarios. María Iraburu, rectora de la Universidad de Navarra, recordó que hay una presencia “mayoritaria” de la mujer en las aulas de ámbito sanitario y biológico. Sin embargo, “falta liderazgo femenino en la esfera universitaria y esto tiene un alto coste para todos”.

Iraburu insistió en que una mayor presencia de la mujer en puestos de liderazgo “contribuiría a una sociedad más humanizada y justa”.  También recordó que “hay necesidades de talento en el ámbito sanitario”. Por ello, abogó por impulsar acciones que fomenten esto y eliminen el llamado “techo de cemento”, ese freno que se ponen las propias mujeres a la hora de crecer en su carrera profesional.

Los síntomas del techo de cemento son la inseguridad, el perfeccionismo y cierto rechazo a modelos de liderazgo. Y el tratamiento adecuado sería redefinir qué entendemos por liderazgo, ya que existen muchas formas de liderar”, concluyó la rectora.

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