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¿Cómo afectan las características hormonales de las mujeres en el desarrollo y la evolución del párkinson? ¿hay correlación entre la menopausia y un aumento del riesgo de tener párkinson? ¿puede una madre alimentar a su hijo con su propia leche si padece párkinson? Lo cierto es que falta evidencia científica para dar una respuesta a estas preguntas y son necesarios estudios que se planteen las características específicas de las mujeres. Así lo han reivindicado las profesionales que han participado en el Congreso de la Sociedad Española de Enfermería Neurológica (Sedene).
“Todo apunta a que los estrógenos ejercen un rol protector contra el daño dopaminérgico. Pero para tener una evidencia científica de esto es necesario realizar más estudios”
La mayoría de las investigaciones científicas sobre párkinson se han centrado históricamente en la franja de pacientes con mayor incidencia de la enfermedad, esto es, hombres entre 50 y 80 años. Los estudios demuestran que ellos tienen entre 1.5 y dos veces más posibilidades de tener esta enfermedad con respecto a ellas. La conferencia Mujer, Parkinson y Terapias avanzadas ha mostrado la necesidad de contar con más investigaciones específicas de las mujeres con esta enfermedad neurológica para darles una atención adaptada a sus necesidades.
Y es que, según expusieron las enfermeras de neurología, ser mujer puede influir en el desarrollo y la evolución de la enfermedad. “Parece que las mujeres tenemos, en relación con el párkinson, un fenotipo más benigno debido al efecto de la presencia de estrógenos”, afirma Natividad Mariscal, coordinadora del Grupo de trastornos del movimiento de la Sedene. “Todo apunta a que los estrógenos ejercen un rol protector contra el daño dopaminérgico. Pero para tener una evidencia científica de esto es necesario realizar más estudios“, añade.
“Las mujeres en edad fértil sufren un empeoramiento de los síntomas del párkinson una semana antes de la menstruación”
Ya existen algunas investigaciones contrapuestas al respecto. Unas consideran que, tras la menopausia y la consecuente reducción de las hormonas de estrógeno, aumentan las posibilidades de desarrollar párkinson. Otros trabajos científicos, sin embargo, defienden que no hay evidencias suficientes de que exista esta correlación. De ahí la necesidad de contar con datos y resultados más sólidos al respecto.
Por otra parte, “las mujeres en edad fértil sufren un empeoramiento de sus síntomas una semana antes de la menstruación. Durante la misma, como fatiga, dolor, malestar y cambios en el estado de ánimo”, explica Mariscal. “En cuanto al embarazo, hay síntomas no motores como la ansiedad, la depresión, las alteraciones del sueño o el estreñimiento que les pueden afectar de forma más notoria. Son síntomas que están presentes tanto en el embarazo como en la enfermedad de Parkinson. También pueden tener problemas de movilidad por el aumento de peso o la inestabilidad“, añade esta experta.
La ausencia de más datos respecto al párkinson en mujeres adultas afecta a otras etapas de su vida, como puede ser la crianza de los niños
La ausencia de más datos respecto al párkinson en mujeres adultas afecta a otras etapas de su vida, como puede ser la crianza de los niños. “La falta de estudios hace que sea desaconsejable la lactancia materna”, advierte Mariscal.
Otra diferencia entre hombres y mujeres con párkinson reside en la vida sexual. La alteración en este ámbito es uno de los síntomas no motores que trastocan la calidad de vida de los pacientes y sus parejas. Aunque los hombres puedan sufrir síntomas como la disfunción eréctil, la reducción de la libido predomina fundamentalmente en ellas, asociada a síntomas como la baja autoestima, alteraciones urinarias, dificultades para alcanzar el orgasmo e insatisfacción sexual.
Otra diferencia entre hombres y mujeres con párkinson reside en la vida sexual
En este encuentro del congreso de la Sedene ha participado como ponente la neuróloga Adrienne Keener, del Ronald Reagan UCLA Medical Center (California, EE.UU). Keener ha estado acompañada por tres mujeres con distintas terapias avanzadas de párkinson: Asunción Marqués Clotas, Sonia Soriano y Ana Aguado. Durante la ponencia han destacado el objetivo esencial de la enfermería especializada. Se trata de ofrecer una atención de calidad mediante el acompañamiento, la escucha y la guía del paciente para que este pueda conseguir un buen control de su enfermedad y mejorar su calidad de vida.
Natividad Mariscal considera fundamental el trabajo de los enfermeros especializados en neurología para atender las especificidades de las mujeres adultas con párkinson. En este sentido, pone como ejemplo a las embarazadas. “Una de las necesidades que reclaman estas mujeres es la de tener una enfermera de referencia que haga de hilo conductor con el resto del equipo interdisciplinar y que las acompañe en la evolución de su enfermedad”, explica la especialista.
Como en otras patologías, las mujeres con párkinson están infrarrepresentadas en los estudios científicos sobre esta enfermerdad
El párkinson no solamente afecta a las mujeres de forma diferenciada como pacientes. Según los datos disponibles, más del 80% de las personas que ejercen el rol de los cuidados en España son mujeres. Esto incluye los cuidados de pacientes de párkinson. “Efectivamente, las mujeres desempeñan en mayor medida que los hombres el rol de cuidadoras de terceras personas”, expresa Mariscal. “Cuando es una mujer la que recibe el diagnóstico de párkinson y pasa a ser la persona que necesita cuidados, los roles pueden verse afectados. Esto supone un proceso de adaptación a una nueva situación, que sin duda va a afectar a todos los miembros de la familia”, concluye.
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