Replicar el éxito de las tasas de vacunación infantiles en adultos, clave para atención primaria

España y los países occidentales se encuentran muy lejos de conseguir en los mayores las coberturas logradas en los niños

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Redacción
La vacunación infantil supuso una revolución en la medicina del siglo XX. Uno de los principales paradigmas de este éxito es España, donde las coberturas superan el 95%. En adultos, sin embargo, nuestro país y el resto de estados occidentales se encuentran muy lejos de estas tasas. Justo antes de la pandemia, durante la etapa de María Luisa Carcedo al frente del Ministerio de Sanidad se puso en marcha un calendario de vacunación para todas las etapas de la vida. La irrupción del Covid-19 ha supuesto un impulso pero aún falta recorrido. Al igual que en la vacunación infantil, atención primaria juega un papel clave para poder repetir este éxito en los mayores.

Las enfermedades infecciosas pueden tener un efecto devastador para la salud de los adultos y su calidad de vida, también para los sistemas sanitarios y para la economía. La irrupción de las diferentes vacunas contra el Covid-19 ha creado un escenario bien distinto al vivido durante el primer año de la crisis. El alto número de muertes, las comorbilidades de aquellos que superaron la enfermedad  y el estado de alarma han permitido a la población tomar conciencia del valor de las vacunas. Una vez disponibles, se estima que se salvaron millones de vidas y facilitó el retorno a la normalidad en nuestras vidas.

En EEUU se gastan anualmente 9.000 millones de dólares en enfermedades que podrían prevenirse mediante vacunas

Las sociedades científicas y los profesionales han pedido a las administraciones públicas que aprovechen esta inercia para ayudar a la población mayor en el proceso de toma de conciencia de la importancia de la vacunación frente a otras enfermedades inmunoprevenibles recomendadas en el Programa Nacional de Inmunización aprobado por el Consejo Interterritorial de Salud. Esta mayor concienciación no se ha traducido en un impacto significativo sobre las coberturas. Una encuesta realizada por el Consejo General de Enfermería y la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas (Anenvac) el pasado diciembre ponía de manifiesto que un 80% de las enfermeras consultadas consideraba positivo el impacto de las vacunas frente al coronavirus, pero solo un 66% creía que han mejorado las coberturas en la población adulta.

España y los países occidentales se encuentran muy lejos de conseguir en los mayores las coberturas logradas en los niños

Desde la perspectiva de población afectada, los datos no dejan margen para dudas. Para 2030, la población mayor de 60 años sumará más 1.400 millones de personas en todo el mundo. Cuanto mayor sea el número de personas adultas y envejecidas adultos, mayor será el impacto de la carga de enfermedad de este grupo de edad sobre la economía de los países. En EEUU, anualmente, se gastan 9.000 millones de dólares en enfermedades que podrían prevenirse mediante vacunas. Casi el 80% de este gasto se debe a enfermedades en adultos no vacunados, que suponen 1,1 millones de hospitalizaciones y 79.000 muertes al año.

Algunos estudios de rentabilidad estiman un retorno al sistema de salud de cuatro euros por cada euro invertido en vacunas. Está demostrado que la vacunación contra enfermedades contagiosas mejora significativamente la salud y la calidad de vida de los adultos a la par que reduce el riesgo de hospitalización y de muerte. Tras la pandemia el gasto en salud pública se ha triplicado con el objetivo de reducir el impacto de las enfermedades inmunoprevenibles y otras patologías asociadas a los hábitos de vida. Si en 2019, se destinaron 823 millones de euros a salud pública, esta cifra ha aumentado a 2.560 millones de euros en 2021, según la Estadística de Gasto Sanitario Público, que ha publicado recientemente el Ministerio de Sanidad. Pese a este incremento de la inversión, los profesionales reclaman mejores herramientas para un control adecuado tanto de la población sana como de los pacientes crónicos.

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