Victoria Guillén
La primera vez que un paciente recibió en España una terapia de protones frente al cáncer fue en diciembre de 2019 en el Centro de Protonterapia de Quirónsalud en Madrid. Desde entonces, son múltiples los avances que se han producido en el uso de este tipo de radioterapia avanzada, así como los beneficios que produce en el tratamiento frente a diferentes tipos de tumores, sobre todo pediátricos. En este sentido, Dr. Alejandro Mazal, jefe del Servicio de Física Médica del Centro de Protonterapia Quirónsalud, ha señalado que “son años muy interesantes de crear cultura de protones más allá del ámbito pediátrico, en un país que evoluciona hacia la perspectiva de tener uno de los más altos números de centros de protonterapia por habitantes”.
De hecho, Madrid acogió del pasado 10 al 16 de junio la 61ª edición de la Reunión anual del Grupo Cooperativo de Terapia de Partículas (PTCOG), considerado el evento más relevante a nivel mundial en el campo de la radioterapia avanzada, donde se congregaron más de 1.300 profesionales de 54 países. “Estamos muy orgullosos de que Madrid haya acogido esta reunión de primer nivel ya que, con la apertura de nuevos centros prevista en España para los próximos años, nos vamos a convertir en uno de los países con más centros por habitante. Este hecho permitirá facilitar el acceso a más pacientes y seguir acumulando evidencia científica sobre los beneficios que aporta”, ha destacado el especialista.
La protonterapia utiliza un haz de partículas cargadas aceleradas de alta energía, lo que permite enfocar de forma más exacta la radiación contra el tumor
Así, la terapia de protones se fundamenta en un tipo de radiación diferente a la de la radioterapia convencional, con fotones. Mientras esta técnica se basa en un haz de alta energía de rayos X (fotones), la protonterapia utiliza un haz de partículas cargadas aceleradas (protones) de alta energía, lo que permite enfocar de forma más exacta la radiación contra el tumor. Esto hace que actualmente se haya convertido en una alternativa más efectiva frente a determinados tipos de cáncer, como los oftalmológicos, los localizados en la base de cráneo, en el sistema nervioso central, o muchos de los que se desarrollan en la edad pediátrica, entre otros, mientras que la terapia convencional sigue siendo altamente eficaz para la mayoría de las localizaciones.
Más de 1.300 profesionales de 54 países asistieron a la 61º edición de la Reunión Anual del Grupo Cooperativo de Terapia de Partículas celebrada en Madrid
En cuanto a los últimos avances, el Dr. Raúl Matute, jefe del servicio de oncología radioterápica del mismo centro, ha indicado que actualmente existen unos 300 protocolos activos en la web de la sociedad PTCOG, incluyendo no sólo indicaciones ya reconocidas, sino también en tumores de cabeza, cuello, pulmón, mama, hígado, páncreas, esófago, recto, próstata, vejiga, tumores ginecológicos, sarcomas, entre otros. Sin embargo, muchos de estos protocolos se dirigen a casos particulares debido a la limitación de los centros existentes.
En este sentido, el Centro de Protonterapia de Quirónsalud ha puesto en marcha, bajo la coordinación de la Dra. Morena Sallabanda, un estudio de tratamiento hipofraccionado en cordomas y condrosarcomas para reducir las lesiones del tratamiento en estos tumores. El protocolo está basado en una experiencia existente con fotones a la cual se le agrega la precisión de los protones. Esa reducción en el número de sesiones, llamada hipofraccionamiento, es posible gracias a la selectividad y se aplica a tumores de dimensiones limitadas. “Los resultados de esta modalidad de protonterapia obtenidos hasta el momento son prometedores”, ha manifestado el especialista.
El hipofraccionamiento es una estrategia utilizada ya de forma habitual en los esquemas de radioterapia en un amplio abanico de tumores sin menoscabo de la supervivencia. En algunos tumores el hipofraccionamiento supone incluso una mejora en dichas tasas de supervivencia. “La incorporación de esta estrategia a una técnica de mayor precisión como la protonterapia traerá consigo cuando menos una reducción de los efectos secundarios de nuestros tratamientos y, en consecuencia, una mejora en la calidad de vida de los pacientes. Ya sólo el hecho de reducir de forma tan significativa el número de sesiones de radioterapia hace que la experiencia que los pacientes tienen de su tratamiento mejore de forma muy importante”, ha concluido el Dr. Matute.