Juan León García (Valencia)
Existe un amplio consenso entre los profesionales respecto a calificar la obesidad como la epidemia del siglo XXI. “Sigue in crescendo”, apuntó el recientemente nombrado académico de la Real Academia de Farmacia, Josep Tur Marí. El farmacéutico y vocal de Alimentación del Colegio Oficial de Farmacéuticos (COF) de Baleares recuerda que para 2035 el incremento de casos de adultos obesos se estima será de 1,9% anual. Más grave será en niños y adolescentes, con crecimientos anuales del 2,5%.
“Nosotros como farmacéuticos tenemos un papel importante no, lo siguiente”, enfatizó durante una sesión celebrada en el marco del 23 Congreso Nacional Farmacéutico celebrado del 7 al 9 de febrero en Valencia. Tur añadió que actualmente en torno al 2,4% del Producto Interior Bruto (PIB) va destinado a patologías relacionadas con la obesidad.
Un problema no solo económico, sino social y psicológico para los pacientes que diagnosticados de algo que, a día de hoy, sigue sin ser considerado oficialmente como una enfermedad. Carlos Sánchez Juan, jefe de servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital General Universitario de Valencia, fue tajante en este sentido: “La obesidad es una enfermedad. Y así tenemos que transmitirlo a todos los niveles, incluso políticos. Es una enfermedad crónica, para toda la vida. Y hay que mantener una vida saludable, porque también es una enfermedad recidivante”.
La obesidad “trae de la mano” otras enfermedades, como determinados tipos de cáncer “muy prevalentes”
El Dr. Sánchez recordó también que la obesidad “trae de la mano” otras enfermedades, como determinados tipos de cáncer “muy prevalentes” que se dan con más frecuencia en personas con sobrepeso u obesas.
Ambos analizaron, en una sesión patrocinada por Novo Nordisk, la actual situación de una tendencia creciente en las sociedades occidentales y muy marcada por los estilos de vida (sedentarismo, falta de ejercicio físico) y hábitos alimentarios (consumo de comida basura y falta de ingesta de alimentos saludables). Una mínima parte, en torno al 5%, tiene un origen genético.
Llegada de tratamientos revolucionarios
En la historia terapéutica de los tratamientos frente a obesidad, uno de los más conocidos era el Orlistat. Hasta la llegada de la Semaglutida, un análogo del péptido GLP-1 que ha demostrado su eficacia a la hora de conseguir reducciones de peso de dos dígitos porcentuales, “desde luego por encima de un 10%”. Se espera, tras ser ya aprobado por la Agencia Europea del Medicamento, que llegue al mercado para este 2024 en su formato 2,4 miligramos.
A mayor pérdida de peso, mayor reducción de las comorbilidades y mayor tasa de mejorías y curaciones, precisó el Dr. Sánchez. Los pacientes con obesidad, más tendentes a padecer eventos cardiovasculares, presentan reducciones de hasta el 20% tras ser tratados con semaglutida 2,4mg. “Conseguimos no solo que pierdan peso sino una reducción de la morbimortalidad cardiovascular”, destacó.
Dr. Carlos Sánchez Juan: “Debemos exigir que los fármacos para la obesidad, en determinadas circunstancias como los prescritos para ciertas obesidades y por una cuestión de equidad, reciban a cargo de la sanidad pública el tratamiento farmacológico que necesitan”
En paralelo, también se ha avanzado con el desarrollo de agonistas duales, es decir, análogos no solo del péptido GLP-1 sino también de otro, el GIP. La tirzepatida es el fármaco detrás de esa innovación y está logrando reducciones de peso “cercanas al 20%” mientras se utiliza. Es decir, similares a las que se obtiene con técnicas mucho más invasivas como la cirugía bariátrica. No obstante, aún presenta la desventaja de que, al dejar el tratamiento, se recupera el peso y reaparecen las comorbilidades.
Sea como fuere, el Dr. Sánchez incidió en un aspecto clave: “Lamentablemente, en España el tratamiento de la diabetes está financiado, pero no el de la obesidad”. El hecho de que, a día de hoy, la terapia no esté cubierta ni siquiera en parte y para determinados casos, tiene un grave impacto en la adherencia terapéutica, ya que se estima que tan solo “el 2% o el 3% de la población susceptible de utilizar fármacos con obesidad los utilizan”. El coste económico imposible de sufragar es uno de los principales motivos. Y es que la obesidad prevalece en las escalas socioeconómicas más bajas.
“Lamentablemente, en España el tratamiento de la diabetes está financiado, pero no el de la obesidad”
“Debemos exigir que los fármacos para la obesidad, en determinadas circunstancias como los prescritos para ciertas obesidades y por una cuestión de equidad, reciban a cargo de la sanidad pública el tratamiento farmacológico que necesitan“, sentenció. Por eso, vio necesario movilizar a todos los actores para alcanzar tal fin, desde los colectivos de pacientes obesos a los profesionales sanitarios “de todos los ámbitos”.
Más aún cuando el futuro terapéutico se presenta como “esperanzador”, auguró el Dr. Sánchez. La cagrilintida, que actúa también a nivel pancreático, ha mostrado reducciones de peso superiores al 20% en combinación con semaglutida 2,4mg (CagriSema). Al mismo tiempo, se prueba con otros medicamentos como la cotadutida, un análogo dual de GLP1 y Glucagon aún en experimentación; o Bimagrumab, no solo disminuye peso sino que aumenta masa muscular, actuando también sobre la sarcopenia.
“Los farmacéuticos somos el sanitario que mejor conoce al paciente”
El Dr. Tur puso de relieve la importancia de la figura del farmacéutico a la hora de combatir esta enfermedad: “Somos el sanitario que mejor conoce al paciente”. El académico, durante su exposición, se centró en la obesidad infantil. El estudio PASOS de la Fundación Gasol detectó que uno de cada tres (33%) niños españoles presentaban obesidad.
Es, además, una enfermedad multifactorial: puede devenir no solo por estilos de vida, sino desde la lactancia. La práctica de una cesárea, por ejemplo, es un factor de riesgo de cara a niños que potencialmente desarrollen obesidad. También pasa con la alteración en el sueño, influida en gran parte por el uso de las pantallas en menores: PASOS cifró en unos 300 minutos de consumo solo en los fines de semana, más del doble de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Además, lamentó que el sistema de salud tampoco contribuya a revertir estas cifras. “Ni hay tiempo ni suficientes pediatras. Y la obesidad es el menor de los problemas. Hay que cambiar la mentalidad”, finalizó.