Así contribuye el VPH a la aparición de las lesiones preneoplásicas cervicales

El Dr. Ricardo Sainz de la Cuesta, jefe del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, explica en Doryos la historia natural, los cofactores y la prevención de estas lesiones

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Victoria Guillén
Las lesiones preneoplásicas cervicales se caracterizan por ser premalignas. Están compuestas por células displásicas, pero no sobrepasan la membrana basal. Por tanto, no metastatizan. Su origen es el virus del papiloma humano (VPH), uno de los más prevalentes en las infecciones de transmisión sexual por ser altamente contagioso y proclive a desarrollarse en la mucosa corporal. “Se integra en las zonas basales y para-basales que se encuentran en la división localizadas en las uniones escamocolumnar del orificio columnar externo haciendo que esta zona sea la de mayor riesgo para desarrollar una lesión y a la larga un cáncer”, según ha indicado el Dr. Ricardo Sainz de la Cuesta Abbad, jefe del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, en Doryos, una plataforma de conocimiento médico hecha por y para médicos.

Además, el especialista ha explicado que “puede afectar a cualquier célula con la que entre en contacto, lo que lo clasifica como una enfermedad multifocal. La mayoría de estas infecciones son transitorias y solo entre un 3% y un 9% de ellas persisten en el tiempo, siendo habitual que el virus se aclare en menos de dos años”. Sin embargo, el 65% de las mujeres jóvenes portadoras de los genotipos virales 16 y 18 con una persistencia de más de seis meses desarrollan una lesión intraepitelial escamosa.

El 65% de las mujeres jóvenes portadoras de los genotipos virales 16 y 18 con una persistencia de más de seis meses desarrollan una lesión intraepitelial escamosa

Existen otros trece genotipos oncogénicos, pero menos virulentos, que incluyen los números 31, 33, 35, 39, 45, 51, 52, 56, 58, 59, 66 y 68.  Estos virus están compuestos por proteínas. De hecho, la E1 y la E2 son genes virales de replicación temprana, responsables de los cambios citológicos de bajo grado. La proteína E7 actúa bloqueando el gen supresor tumoral del retinoblastoma, provocando una activación del ciclo celular. En este sentido, el Dr. Sainz de la Cuesta ha manifestado que “de la misma manera, la proteína viral E6 bloquea el gen supresor tumoral P53, estimulando también la división celular descontrolada. Los genes L1 y L2 de la cápsida viral son genes tardíos causantes de la transmisión de la infección en un nuevo huésped”.

“La historia natural de esta enfermedad se inicia con la infección por VPH. Su persistencia e integración celular genómica del virus producen las lesiones CIN o SIL de bajo grado que son células displásicas ocupando el tercio inferior del grosor del epitelio. Si progresan y ocupan dos tercios del epitelio es un CIN2 o SIL de alto grado y si ocupan todo el grosor del epitelio se denominan CIN3 o SIL de alto grado. Por último, si sobrepasan la membrana basal, hablamos de un carcinoma microinfiltrante. Este proceso puede durar entre dos y 20 años”, ha señalado el jefe del Servicio de Ginecología y Obstetricia.

Además, la susceptibilidad individual, el genotipo viral, el tabaquismo o la inmunosupresión son algunos de los principales factores asociados al riesgo de desarrollar este tipo de lesiones, que pueden afectar a las glándulas endocervicales, produciendo lesiones glandulares leves.

La importancia de la prevención frente al VPH

Como cualquier enfermedad, lo más importante es la prevención. Tanto para el cáncer de cérvix como para sus lesiones preneoplásicas, existe una estrategia primaria: las vacunas. “Actualmente, disponemos de tres variantes. En primer lugar, la vacuna bivalente, eficaz contra el virus 16 y 18. En segundo, la tetravalente que cubre, además de los anteriores, el 6 y el 11. Por último, la nonavalente que protege contra los genotipos 16, 18, 6, 11, 31, 33, 45, 52 y 58”, ha subrayado el Dr.  Sainz de la Cuesta. El profesional ha resaltado que la eficacia de estas pautas de inmunización alcanza el 100%, sobre todo si se administran antes de comenzar las relaciones sexuales y antes de los 17 años.

Asimismo, este método de prevención primaria garantiza una protección frente a la infección viral, el CIN y el carcinoma invasor. “La pauta de administración son tres dosis, aunque en niñas de entre nueve y 14 años se puede inocular solo dos, sin necesidad de administrar la dosis de recuerdo”, ha detallado.

Las vacunas frente al VPH presentan una eficacia del 100%, sobre todo si se administran antes de comenzar las relaciones sexuales y antes de los 17 años

Además de las vacunas, los profesionales sanitarios también disponen de la prevención secundaria mediante citologías convencionales o liquidas y detección del ADN viral. En ese sentido, la citología, la colposcopia y la conización son tres métodos que actualmente se utilizan en el diagnóstico de lesiones precancerosas y cancerosas de cuello uterino.

“El tratamiento de las lesiones preneoplásicas de cuello uterino es principalmente quirúrgico. La conización o exéresis de la zona de transformación es la más utilizada por países desarrollados, ya que sirve para diagnosticar y tratar al mismo tiempo”, ha expuesto el especialista, quien ha aseverado que “el seguimiento colposcópico es más sencillo”. Esta técnica se puede realizar mediante un asa de diatermina, que es la herramienta más utilizada, con bisturí o con un láser de CO2.

“También se puede fulgurar la zona con láser o con electrobisturí o realizar una ablación con crioterapia. En concreto, las cremas de imiquimod ofrecen resultados eficaces en determinados casos”, ha concluido el especialista.

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