Juan León García
Un paciente acude de media a su centro de salud por cualquier motivo al menos una vez al año. Esta visita puede suponer una gran diferencia a la hora que los profesionales sanitarios apuesten por una intervención no farmacológica, y en las que la importancia “del trabajo en equipo y la coordinación entre los médicos y las enfermeras” es clave para potenciar la eficacia de dichas intervenciones. Así lo enfatizan el Dr. Rodrigo Córdoba García, médico de familia y coordinador del Grupo de Trabajo en Educación Sanitaria y Promoción de la Salud de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc) y Juana Gómez, enfermera comunitaria perteneciente e integrante de este grupo de trabajo, que impartirá uno de los talleres formativos como parte del AP Day 2025.
La última edición del AP Day 2025 ha puesto el foco sobre la intervención no farmacológica como elemento disruptor a la hora de que los enfoques en salud sean más efectivos. ¿Cómo hacer para que la prevención alcance también a aquellos grupos sociales que no suelen ser diana de esta?
La atención primaria tiene la capacidad de continuidad asistencial y de intervenir de forma oportunista. El 70% de la población acude a su centro de salud por cualquier motivo al menos una vez al año, y más del 90% en cinco años.
Lo importante es la sensibilidad del profesional para actuar con las personas con menos recursos o menos frecuentadoras y aprovechar las ventanas de oportunidad por ejemplo citar a los pacientes con los profesionales de enfermería en la primera cita en el centro de salud o en las visitas sucesivas con los médicos de familia para resultados de pruebas diagnósticas o seguimiento de la evolución de patologías agudas o crónicas.
“La construcción de una relación terapéutica influye poderosamente en la confianza de las personas en los mensajes de sus profesionales”
¿Es el paciente hoy más proclive a escuchar las recomendaciones no farmacológicas que pueda ofrecerle su profesional de atención primaria? ¿Por qué?
Los pacientes dan credibilidad a los consejos de sus médicos y enfermeras de primaria, si bien es cierto que hay otras fuentes que influyen crecientemente en promover recomendaciones no personalizadas y a menudo sin evidencia científica. La construcción de una relación terapéutica influye poderosamente en la confianza de las personas en los mensajes de sus profesionales.
Ciertamente, los grupos más jóvenes de la población están sometidos a más desinformación e infoxicación en redes sociales y eso hay que tenerlo en cuenta. Cuando las recomendaciones se acompañan de información escrita o la posibilidad de contrastar y complementar la información en páginas webs, blogs, videos u otros formatos electrónicos recomendados por los profesionales, la eficacia aumenta.
¿Cómo aunar todo este tipo de intervenciones que recoge el documento resultante del AP Day con cuestiones de fondo en atención primaria, como es la sobrecarga asistencial y la falta de tiempo por paciente?
La sobrecarga asistencia y la falta de tiempo lo que nos debe decir es que hay que ser lo más eficientes posibles y nos debemos basar en las recomendaciones con evidencia científica. Por ejemplo, aconsejar sobre el tabaco, el consumo de alcohol, la alimentación saludable o la actividad física es un deber ético inexcusable.
Son intervenciones con evidencia científica que ocupan pocos minutos que de forma oportunista se pueden ir reforzando a lo largo del tiempo y modulando según la respuesta y la implicación de los pacientes. El error a veces es tener la ambición de querer transmitir toda la información y motivación para el cambio en un solo encuentro con el paciente.
“La intervención no farmacológica más eficiente es el consejo para dejar de fumar ofreciendo alternativas saludables”
Reconocen que un punto clave es que el profesional admita que tiene “margen de mejora” en la formación y actitud. ¿Hasta qué punto resta eficacia a la intervención no farmacológica y a la futura relación con el paciente? ¿En qué aspectos se enfoca la formación a los médicos de familia?
El margen de mejora proviene de una formación médica y de enfermería tradicionalmente orientada al diagnóstico, tratamiento, técnicas y curas. Pero si comprendemos el significado de “cuidados” veremos que el componente preventivo y educativa es fundamental y ahí es donde radica el margen de mejora que, por supuesto deberá empezar en el pregrado y seguir con la formación MIR, EIR y formación continuada.
¿Cuál de todas estas intervenciones que recogen en el documento ven más factible a la hora de que el paciente la interiorice y por qué? ¿Cree que se puede conseguir un “efecto dominó” que haga que el paciente vaya aplicando el resto de intervenciones que le ofrezca su profesional?
La intervención no farmacológica más eficiente es el consejo para dejar de fumar ofreciendo alternativas saludables como la promoción de la actividad física y la alimentación saludable lo cual valdría para los no fumadores.
“La sobrecarga asistencia y la falta de tiempo lo que nos debe decir es que hay que ser lo más eficientes posibles”
Lo importante es ofrecer mensajes positivos de mejora de calidad de vida y evitar consejos restrictivos del tipo “dieta”, prohibición, culpabilización o estigmatización. Otro elemento a tener en cuenta es la inclusión, en nuestro discurso, de la importancia de los pequeños cambios, algo factible en casi todos los casos.
¿Cómo compaginar la necesaria confianza con el profesional de primaria, lo que exige un trato continuado y largo en el tiempo, con la escasez de médicos de familia que existe? ¿Cómo actuar en caso de centros donde la rotación sea intensa?
El problema de la continuidad asistencial va ligado a la estabilidad en el empleo lo cual es competencia de las administraciones públicas. Asumiendo que haya en muchos casos hay cambios de profesionales, si los mensajes de unos y otros son coherentes, el impacto puede ser positivo, aunque haya rotación de profesionales.