Juan León García
Gabriela Vázquez Vegas (Fotos)
La amplificación y normalización de los discursos antivacunas a través de las redes sociales se traduce en brotes de enfermedades que estaban prácticamente desaparecidas en países como Estados Unidos (EEUU): allí, dos menores ya han fallecido a causa del sarampión. Dos niños cuyas familias decidieron no vacunarlos. Pero no solo es el país norteamericano. En la Amazonía, con tasas de cobertura vacunal del 10% al 12%, se propaga la fiebre amarilla. Nuestro país también está expuesto, pero a diferencia de los dos anteriores, tiene unos índices de vacunación muy altos entre la población infantil.
Y gran parte del mérito lo tiene la implantación del calendario vacunal, que este 2025 cumple medio siglo en España. Los profesionales de sociedades científicas se han reunido en una mesa de expertos que ha organizado iSanidad con el apoyo de la compañía farmacéutica GSK en el contexto de la campaña 50 años del calendario vacunal en España. “Hemos vivido situaciones realmente complicadas. Brotes de enfermedades cuyas vacunas no estaban incluidas en calendario vacunal. Recuerdo”, explica el Dr. Jenaro Astray, miembro del Grupo de Trabajo sobre Vacunaciones de la SEE de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), “el de meningitis en los años 1987-1990, con brotes muy importantes que llevaron a unas elevadas tasas de mortalidad y morbilidad”.
No obstante, en aquellos años las decisiones entre comunidades autónomas eran muy dispares e implantaban sus calendarios “por la problemática que tenían. Es un ejemplo de cómo tratan de evitar situaciones inesperadas”, apunta. Hasta que, en 1995, se establecieron las recomendaciones del ECDC, a similitud de los CDC estadounidenses, para homogeneizar un calendario de vacunas y las que había que administrar. “Fue un hito” llegar a este punto, reconoce el Dr. Astray.
El medio siglo del calendario vacunal no se está poniendo suficientemente en valor, reflexionan los profesionales reunidos en la primera de las mesas organizadas por iSanidad con motivo de esta efeméride
Aunque para el Dr. Ángel Carrasco, vicepresidente de la Asociación Española de Pediatría de AP (AEPap), este aniversario no se ha puesto “suficientemente en valor” porque, precisamente en el contexto actual donde “las noticias suelen ser malas”, las vacunas que propician la salud se encuentran en el otro extremo. “Con frecuencia se habla más de las desgracias y los fracasos, que de los éxitos”, agrega, y puede que se deba a que se ha conseguido consolidar un calendario vacunal estable y eficaz.
El consenso sobre todo lo que ha conseguido evitar la puesta en marcha de estos planes es total entre los profesionales. “Durante 50 años hemos estado protegiendo a la mayoría de los niños frente a enfermedades inmunoprevenibles, algunas de ellas muy graves poque producen muertes, o secuelas y disminución de la calidad de vida”, recalca el Dr. Jesús Ruíz Contreras, del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (AEP). Con tasas de cobertura que rondan el 90% en población pediátrica, esta fue una manera de “contribuir a la justicia y la equidad”.
Valores que ponen en entredicho los discursos antivacunas. Desde el punto de vista del “la batalla está perdida de antemano, porque las redes sociales se basan en las malas noticias”. Y, frente a eso, responde, la “alternativa es la confianza que podemos explotar” del paciente en “su médico, su pediatra o su enfermera que conoce desde hace tiempo”.
En paralelo, desde la Sociedad Española Enfermedades Infecciosas Microbiología Clínica (SEIMC) también mencionan la autocrítica de no estar en todos los foros “que debíamos estar”, apunta el Dr. Javier Membrillo, vicepresidente de esta sociedad científica. Eso se traduce en potenciar la presencia también de los profesionales en esos espacios propicios para los mensajes antivacunas, como las redes sociales, “aunque tengamos las de perder”.
La pandemia, ¿una oportunidad perdida?
Al respecto, la declaración de la emergencia sanitaria global de COVID potenció ese flujo de desinformación, con las vacunas en el punto de mira. Y aunque fue “una revolución” a nivel del desarrollo sin precedentes de dosis en apenas unos meses, para el Dr. Manuel Linares, miembro del Grupo de Trabajo de Infecciones, Migrante, Vacunas y Actividades Preventivas de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen) y adjunto en Servicio Microbiología Clínica del Hospital Universitario Príncipe de Asturias, “no hemos sabido aprovechar a nivel vacunación”.
Y coincide con el Dr. Membrillo en que “falta por hacer mucha comunicación”. El portavoz de Semergen reflexiona en que en un mundo que avanza hacia la medicina personalizada, “no vale dar mensajes globales” y hay que individualizar esos para calar en la sociedad. Hay varios puntos fuertes en los que se puede profundizar, prosigue, como “el coste-efectividad” que, de no aprovecharlos, puede hacer que los esfuerzos por sensibilizar a la población “caigan en saco roto”.
La integración en la historia clínica del calendario vacunal podría ser un revulsivo para mitigar el impacto en los grupos de riesgo
Aunque no es tarde, a juicio de la Dra. Marta Eva González, vicepresidenta primera de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria (SEMPSPGS): “Estamos a tiempo de seguir poniendo en valor este hecho, que ha quedado en el círculo académico y no ha llegado a la ciudadanía”. Por este motivo, aboga por implicar más a las asociaciones de pacientes “y recordar que las vacunas aportan realmente calidad de vida”, junto a la alimentación y un estilo de vida saludable.
Todos los expertos recalcan que España es un país con una cobertura vacunal “muy alta”, reconoce el portavoz de la SEIMC, a la vez que añade que “hay que mejorar algún aspecto, como la capacidad de personalización y la proactividad del médico” en especial en pacientes cuyo profesional es un especialista y no su médico de familia, pero que “no está encima de las vacunas que necesita y cuándo administrárselas”. Por todo ello, cree que hay que hacer hincapié en “más formación y concienciación”.
Unos objetivos que, para combatir la desinformación, deberían poner el foco también sobre “esos colectivos a los que no les llega esta información: que las vacunas no son lo importante, sino que lo importante es la vacunación”.
Propuestas para una mejor perspectiva
Cada vez más en boga en estos últimos años, el enfoque One Health se plantea como otra de las vías a potenciar para concienciar acerca de la importancia de las vacunas, menciona la vicepresidenta primera de la SEMPSPGS. Una de las estrategias que también se han mostrado efectivas es la de mejorar la coordinación y comunicación entre especialistas, como se demostró sin ir más lejos el año pasado tras los 21 positivos de Virus del Nilo Occidental (VNO) registrados en la provincia de Sevilla, una cifra histórica de una enfermedad importada que transmiten los mosquitos.
Para el Dr. Astray, se debería implantar la prescripción de vacunas en la historia clínica del paciente de tal manera que se programe la inmunización, lo que “mitigaría mucho el posible impacto en los grupos de riesgo”. Visión que comparte el Dr. Linares, para quien con el desarrollo tecnológico que hay ahora se podría “hacer mucho más”.
Por último, el portavoz de la AEP recordó la importancia de que esa mentalidad que ya tienen los pediatras a la hora de tener presentes las vacunaciones también lleguen a los médicos de adulto y combatir así el “edadismo” que parece detectarse en cuanto a vacunaciones por grupos etarios.