Una nueva investigación ha descubierto que la diabetes en ratones delgados de edad avanzada tiene una causa celular diferente de la diabetes que resulta de la ganancia de peso -diabetes tipo 2-. Y es que este nuevo estudio apuntaría hacia una posible cura para lo que los científicos Ronald Evans y Ye Zheng están llamando ahora un nuevo tipo de diabetes: tipo 4.
“Mucha diabetes en los ancianos no se diagnostica debido a que no tienen los factores de riesgo clásicos para la diabetes tipo 2, como la obesidad”, apunta Evans, director del Laboratorio de Expresión Genética del Instituto Salk, en La Jolla, California, y autor principal del nuevo estudio, que se ha publicado recientemente en Nature. “Esperamos que nuestro descubrimiento no sólo lleve a la terapéutica, sino a un mayor reconocimiento de la diabetes de tipo 4 como una enfermedad distinta”, agrega.
La diabetes es un desorden del metabolismo, del proceso que convierte el alimento que se ingiere en energía donde la insulina es el factor determinante. Existen dos tipos de diabetes: la tipo 1 afecta principalmente a niños y jóvenes y es cuando el páncreas no produce insulina y las personas deben inyectársela; y la tipo 2 que se presenta en personas a partir de los 40 años y es cuando el cuerpo páncreas insulina pero no la suficiente o no puede aprovecharla adecuadamente. Ambas formas de la enfermedad conducen a elevados niveles de azúcar en la sangre. Un tercer tipo de diabetes genera síntomas que imitan a la enfermedad de Alzheimer.
Evans, después de que un amigo de la familia, mayor y delgado desarrollara diabetes, se preguntó por qué hay personas que sufren la enfermedad más adelante en la vida, sin que hayan tenido un aumento de peso. De este modo, Evans, junto con Zheng, profesor asistente en los Laboratorios de Inmunobiología y Patogénesis Microbiana de la Fundación Nomis de Salk, y sus colegas, se propusieron comparar los sistemas inmunes de los ratones sanos, otros con diabetes relacionada con la obesidad y otros con diabetes vinculada con la edad.
Estos expertos encontraron que ratones con la enfermedad relacionada con la edad presentaban niveles anormalmente altos de células inmunes llamadas células T reguladoras (Treg) dentro de su tejido graso. Los roedores con diabetes vinculada con la obesidad, por otro lado, presentaban niveles normales de células T reguladoras dentro del tejido, a pesar de tener más tejido adiposo.
“Hemos creado un censo de células inmunes en la grasa de estos ratones”, afirma Sagar Bapat, estudiante graduado en el laboratorio de Evans y Zheng y primer autor del nuevo documento. “Simplemente contando los tipos de células, inmediatamente vimos que había más células T reguladoras en los ratones de más edad con diabetes que cualquier otro grupo”. Normalmente, agrega Bapat, “las células Tregs ayudan a calmar la inflamación. Como el tejido graso está en constante descomposición y construye una copia de seguridad que almacena y libera energía, requiere bajos niveles de inflamación para remodelarse constantemente a sí mismo”.
Según la nueva investigación, a medida que las personas van envejeciendo, Tregs se acumulan gradualmente en grasa y, si las células llegan a un punto de inflexión en el que bloquean completamente la inflamación en el tejido graso, pueden causar depósitos de grasa y acumularse dentro de las áreas invisibles del cuerpo, incluyendo el hígado, dando lugar a resistencia a la insulina. “Fue un poco sorprendente, ya que normalmente las Tregs se supone que son beneficiosas para el cuerpo”, reconoce al respecto Zheng.
Cuando los científicos bloquearon la acumulación de las células Treg en la grasa al dirigirse a una molécula que las células inmunitarias requieren, los animales no desarrollaron diabetes tipo 4 en la vejez. Sin embargo, si los ratones se volvían obesos, el bloqueo de las células T reguladoras en grasas no impidió la resistencia a la insulina tipo 2. “Resulta que para este tipo de diabetes, el tratamiento no es perder peso” describe Evans. “El tratamiento es en realidad perder estas células y demostramos que es posible hacerlo”, lo que abre una ventana al tratamiento de la diabetes tipo 4.
Los investigadores ahora quieren saber exactamente cómo interactúan las Tregs con el tejido graso y si las células inmunitarias se acumulan en otros órganos durante el envejecimiento normal. Del mismo modo también están planeando estudios para ver si los resultados son válidos en humanos. “Estamos trabajando con los médicos para obtener muestras de más personas delgadas de edad con diabetes para ver si este tipo de células también está implicada en la enfermedad humana”, concluye Michael Downes, científico de Salk involucrado en el estudio.
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