..Juan Pablo Ramírez. Director de iSanidad
El año 2019 presenta multitud de retos, tantos que es difícil saber por dónde empezar. La universalidad, la eliminación del copago farmacéutico y la lucha contra las pseudociencias parecen haber centrado la atención del Gobierno que entró en La Moncloa el pasado junio.
Es un comienzo, pero quedan muchas cuestiones que deberían haberse abordado ya: una cartera de servicios común para todas las comunidades autónomas, el modelo de financiación sanitario, el déficit de profesionales, la culminación de la interoperabilidad de la receta electrónica y la historia clínica digital, la adquisición de tecnología y medicamentos innovadores, medidas para garantizar la sostenibilidad del sistema, la mejora del diagnóstico de enfermedades como el VIH y la hepatitis C, el reconocimiento de diferentes especialidades…
No le podemos pedir ahora a Carcedo que resuelva todos estos desafíos en poco más de un año. Lo que sí se le debe pedir al Gobierno y a la ministra de Sanidad es más coherencia para afrontar estos problemas
No son problemas que puedan atribuirse solo al Gobierno de Pedro Sánchez. Son cuestiones que han ido quedando pendientes en los últimos años, con ejecutivos tanto del PP como del PSOE. No le podemos pedir ahora a Carcedo que resuelva todos estos desafíos en poco más de un año, con un futuro incierto y con un Parlamento dividido. Lo que sí se le debe pedir al Gobierno y a la ministra de Sanidad es más coherencia para afrontar estos problemas.
La semana pasada oíamos hablar a María Luisa Carcedo de “desequilibrios” en las plantillas de profesionales. Hace solo unos meses el portavoz de Sanidad del PSOE en el Congreso de los Diputados, Jesús María Fernández, dirigía desde la oposición una pregunta al anterior Gobierno sobre el “déficit” de médicos. El cambio de concepto entre el discurso de los socialistas en la oposición y en el Gobierno es significativo.
La semana pasada oíamos hablar a Carcedo de “desequilibrios” en las plantillas de profesionales. Hace solo unos meses el portavoz de Sanidad del PSOE en el Congreso dirigía desde la oposición una pregunta al anterior Gobierno sobre el “déficit” de médicos
Ha ocurrido lo mismo con la financiación sanitaria. En el último Consejo Interterritorial de Dolors Montserrat, la entonces consejera valenciana Carmen Montón y sus homólogos de otras comunidades autónomas gobernadas por el PSOE como Andalucía, Baleares o Castilla-La Mancha solicitaban una financiación finalista en sanidad. En el momento en que se produzco el cambio de color en el Gobierno dejó de ser una cuestión urgente. Algo similar ha ocurrido con las especialidades de infecciosas y de urgencias. El PSOE en la oposición las defendió a capa y espada. Ha llegado a La Moncloa y se ha olvidado de las reclamaciones de estos profesionales. Las críticas socialistas fueron también importante por la falta de transparencia en la fijación del precio-reembolso de los medicamentos contra la hepatitis C. Hoy tampoco sabemos el coste de las CART y no parece que lo vayamos a saber.
La falta de coherencia es absoluta, la misma que la ha faltado al PP cuando ha estado en el Gobierno. No es una cuestión que se pueda imputar a un solo partido. El cambio de discurso de la oposición al Gobierno que hacen nuestros dos grandes partidos es un ejemplo de la politización que sufre el sistema sanitario y que le impide avanzar. Es un problema grave de fácil solución. Tan sencillo como dejar de utilizar a la sanidad, a los pacientes y a los profesionales como armas arrojadizas.