..María Vargas. Directora de Relaciones Institucionales de iSanidad
Comienza el año nuevo e, inevitablemente, una sensación de cierre de etapa se apodera de nosotros, a la vez que una mirada esperanzadora nos inunda al proyectar el año 2019. Una sensación de que este período será distinto, con actuaciones y experiencias más afinadas basadas en la superación y en la mejora constante, que resulta especialmente significativa si en este año venidero se determina tu futuro profesional.
Justo dentro de un mes, el próximo 2 de febrero, se dará cita el examen MIR 2019, en el que 15.475 candidatos optarán a las 6.797 plazas que ha concedido el Ministerio de Sanidad. Un examen en el que, si bien se ha aumentado el número de plazas totales, también se visto ha incrementado el número de candidatos, por lo que las opciones de aprobar se han visto reducidas de un 45% a un 43%.
El próximo 2 de febrero, se dará cita el examen MIR 2019, en el que 15.475 candidatos optarán a las 6.797 plazas que ha concedido el Ministerio de Sanidad
Cada año salen aproximadamente 7.000 estudiantes de las facultades de medicina, y a esta cifra se le engrosan los aspirantes que no obtuvieron plaza en convocatorias pasadas y aquellas personas que, por causas de precariedad laboral, deciden presentarse de nuevo al examen.
Un año más, nos encontramos ante la desproporcionada inequidad existente entre los aspirantes MIR y las plazas ofertadas en cada nueva convocatoria. La falta de coordinación de las administraciones y la “mano ancha” a la hora de abrir nuevas facultades de medicina está provocando que no se pueda garantizar una adecuada formación universitaria ni tampoco que se pueda responder correctamente a las necesidades de finalización de formación a través de la residencia.
Nos encontramos ante la desproporcionada inequidad existente entre los aspirantes MIR y las plazas ofertadas en cada nueva convocatoria
Asimismo, sigue existiendo un claro desajuste entre las plazas MIR ofertadas y las exigencias reales del mundo profesional, en donde, ante la eminente jubilación de muchos de nuestros médicos, no se está garantizando la sostenibilidad de especialidades tan fundamentales como puede ser la Medicina de Familia.
En definitiva, la formación MIR se está convirtiendo en un privilegio de solo unos pocos, en una especie de embudo que más tarde o temprano habrá que darle salida y en donde se vuelve urgente rediseñar el sistema actual. Resulta preciso garantizar un fin de ciclo formativo justo y equitativo entre todos los aspirantes. Si no, estaremos invitando a que nuestros estudiantes se vayan fuera de España tras años de inversión realizada en su formación.