..Juan Pablo Ramírez. Director de iSanidad.
Semana para olvidar. La no investidura de Pedro Sánchez dejó una imagen pobre de país. Nos queda la sensación de que las negociaciones entre PSOE y Podemos se han limitado a los sillones, que ni siquiera han abordado un programa de gobierno. El país queda al borde de otra investidura fallida. La escasa cultura de pacto de este país nos hace pensar ya con unas nuevas elecciones generales. Pero más allá de la incapacidad de unos y otros hemos visto nuestros políticos han deteriorado nuestra sanidad, a la que han tildado de jarrón chino.
El término lo acuñó hace tiempo ya Felipe González para referirse a los expresidentes del Gobierno. “Son como grandes jarrones chinos en apartamentos pequeños. Se supone que tienen valor y nadie se atreve a tirarlos a la basura, pero en realidad estorban en todas partes”, vino a decir el presidente del Ejecutivo entre 1982 y 1996. Pablo Iglesias recuperaba la frase para rechazar la oferta de gobierno del PSOE. Podemos se negaba a ser un jarrón chino o un elemento decorativo en La Moncloa. Al poco tiempo supimos gracias a las filtraciones que la propuesta socialista abarcaba una vicepresidencia de Asuntos Sociales y los ministerios de Sanidad, Vivienda e Igualdad.
Del Ministerio de Sanidad depende la salud de todos los españoles, no podemos decir que es un jarrón chino
Algunos dimos por hecho que con la renuncia de Pablo Iglesias no había obstáculos para la formación de Gobierno. Nos equivocamos. Podemos entendía que estas carteras sin ninguna competencia en Hacienda valían poco. Finalmente renunció al departamento de María Jesús Montero, pero pretendía añadir a Sanidad, Trabajo y Ciencia. Y ahí se encontró de frente con el PSOE que solo estaba dispuesto a ceder el primero.
La desconfianza en política ha llegado a tal punto que no se puede confiar ni en la persona que ocupa el sillón de al lado en el Consejo de Ministros. No deja de ser cierto que Sanidad maneja hoy un presupuesto escueto. Las competencias están transferidas a las comunidades autónomas, que son las que gestionan gran parte del presupuesto. Otra cosa es Asuntos Sociales, que cuenta con mucha más dotación. No deja de ser menos cierto que el PSOE tampoco ha considerado la sanidad como un ministerio de Estado, ni siquiera de los importantes.
Podemos llegó a reclamar los Ministerios de Sanidad, Trabajo y Ciencia y el PSOE solo estaba dispuesto a cerder el primero
El problema reside en que ningún ministro de Sanidad se ha creído nunca la función de coordinación de árbitro del Ministerio. Existen muchas tareas pendientes. Las hemos dicho en innumerables ocasiones. La tarjeta sanitaria y la historia clínica interoperable es urgente. El Ministerio de Sanidad debe cumplir una función relevante: mejorar el acceso a la innovación. Los nuevos medicamentos llegan más tarde a España que a otros países de nuestro entorno. Está también pendiente la situación laboral de los profesionales, la ejecución del plan de primaria y de medicina personalizada… Del Ministerio de Sanidad depende la salud de todos los españoles, no puede ser un jarrón chino.
Foto: Keyber González (FLickr)
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