..Juan Pablo Ramírez. Director de iSanidad.
Las circunstancias han obligado al médico a asomarse al horizonte, a mirar más allá de lo que ocurre en su consulta. Ya no solo se trata de atender al presente, al paciente que llegan cada día al hospital o al ambulatorio. La situación le ha hecho prepararse para el futuro, asegurarse de contar con recursos para los pacientes del mañana. El médico quiere ser gestor. Ha dado un paso adelante en un momento de inestabilidad política.
La preocupación por la sostenibilidad del sistema sanitario ha alcanzado a todos los países occidentales. Lo estamos viendo en el Congreso de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO, por sus siglas en inglés) que se celebra estos días. Los oncólogos han demostrado que no siempre lo nuevo es mejor. La escala de magnitud de beneficio clínico muestra que un 47% de los nuevos fármacos para tumores sólidos aprobados entre 2004 y 2017 no aportó beneficios al paciente. Esta necesidad de conocimiento les ha llevado a comparase con Estados Unidos, donde los nuevos medicamentos cuestan un 52% más.
Además de tratar y curar, el médico quiere ser gestor para asegurar los recursos que necesitarán los pacientes del mañana
¿Por qué el oncólogo? No es el único especialista que vive pendiente del gasto. Son varias las sociedades científicas que han comenzado a medir resultados y a desechar prácticas ineficientes. Pero es verdad que el precio de las innovaciones oncológicas se ha disparado de manera considerable en los últimos años. El ejemplo más evidente son las terapias CAR-T que ya han comenzado a aplicarse en terapias hematológicas.
Este contexto se agrava en nuestro país. En España coincide además con una etapa de incertidumbre con cuatro elecciones generales en cuatro años. En este contexto, se han sucedido los ministros de Sanidad prácticamente sin tiempo para establecer una estrategia a largo plazo. Los especialistas se ha quedado con la sensación de que a pesar de la última Cristos económica no se han acometido las reformas que el sistema necesita. Ahora nos encontramos ante una más que posible ralentización de la economía.
La escala de magnitud de beneficio clínico presentada en ESMO muestra que un 47% de los nuevos fármacos para tumores sólidos aprobados entre 2004 y 2017 no aportó beneficios al paciente
No sabemos si estamos preparados, pero nuestros médicos han dado un paso adelante para participar en las decisiones. El presidente de ESMO, el Dr. Josep Tabernero, nos ha dejado una de las buenas noticias que deja este Congreso entre tantos avances científicos y clínicos. En un país en el que tradicionalmente no hemos evaluado los resultados, Ministerio y comunidades comienzan a aplicar la escala de ESMO. Nuestro gestores han comenzado a escuchar a los médicos. Ahora se trata de que también les hagan caso.
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