..Juan Pablo Ramírez. Director de iSanidad.
Hace una semana el presidente del Gobierno en funciones admitía el más que probable escenario de una crisis económica. Lo dijo en plena campaña electoral ante las previsiones de ralentización económica. La palabra crisis despierta hoy cierto miedo en el español medio como si del Leviatán se tratara. Ahora que lo intuimos delante caemos en las lecciones no aprendidas en estos 12 años. Resulta inevitable echar la vista atrás para ver la gestión de aquella recesión que comenzó en 2007 con la quiebra de las firmas Fannie Mae y Freddie Mac.
Aquello supuso el derrumbe de un castillo de naipes que llevó a la quiebra de algunas de las entidades financieras más poderosas. La caída de los colosos bancarios se producía mientras el entonces presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, negaba la existencia de la crisis y mantenía una política de incremento del gasto. La situación nos llevó al rescate del sistema bancario y en sanidad al famoso Real Decreto 16/2012 para racionalizar el gasto en la era ya de Mariano Rajoy. Previamente y antes de convocar elecciones anticipadas, el propio Zapatero se vio obligado a acometer los primeros recortes sanitarios en dos reales decretos diferentes.
La palabra crisis despierta hoy miedo en el español medio como si del Leviatán se tratara. Ahora que lo intuimos delante caemos en las lecciones no aprendidas en estos 12 años
Es muy posible pensar que las consecuencias de una nueva crisis no resulten tan graves como las de 2007. Dicen que el primer paso para solucionar un problema es reconocerlo. En aquel momento se hizo tarde y no se adoptaron las medidas necesarias. En sanidad, tanto los Gobierno de Zapatero como de Rajoy se limitaron a reducir el precio de los medicamentos y recortar las plantillas con la famosa limitación de la tasa de reposición.
A día de hoy el gasto en medicamentos ha continuado creciendo hasta situarse en los niveles previos a la crisis. Lo mismo ha ocurrido con los recortes de plantilla. Una vez que se eliminó la tasa de reposición, las comunidades autónomas comenzaron a aumentar sus partidas para el capítulo I. Sin embargo, hay situaciones diferentes entre 2007 y 2019. La irrupción de la medicina genómica y las terapias avanzadas plantean un escenario bien distinto. En el ámbito de personal nos encontramos con Sistema Nacional de Salud con mayor precariedad laboral.
En aquel 2007 repetimos hasta la saciedad aquello de que en japonés la palabra crisis significaba también oportunidad. No había conferencia o libro sobre economía que no hiciera referencia a este doble significado. Lo repetimos casi como un mantra. Pues bien, no aprovechamos la oportunidad para hacer las reformas sanitarias que el sistema necesitaba. Y ahora es lógico plantear la pregunta: ¿Está preparado nuestro sistema sanitario para una nueva crisis económica?