..Juan Pablo Ramírez. Director de iSanidad.
Este sábado el jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Gregorio Marañón, el Dr. Santiago Moreno, nos dejaba una reflexión interesante en una entrevista en El País. Sincero como siempre, el Dr. Moreno admitía que habíamos pecado de exceso de confianza. La situación es grave. Nos ha llevado a decretar por segunda vez en la historia de nuestra democracia el estado de alarma. Pero lo peor son los dramas que ya ha dejado en muchas familias. El coronavirus ha matado de momento a cerca de 300 personas y hemos de empezar a hacer autocrítica.
Eso sí. Solo críticas constructivas. El tiempo dirá si se ha decretado el estado de alarma demasiado tarde o no. Lo que es seguro es que hay dotar y preparar a los servicios sanitarios de las comunidades autónomas para hacer frente. Debemos pensar en el modo de hacer frente a los efectos de la crisis económica que se avecina. La última recesión dejó pruebas evidentes. El paro y la pobreza provocan malnutrición y el incremento de enfermedades como la diabetes. Hay que poner ahora el esfuerzo por atender a los contagiados por el coronavirus y minimizar su impacto, pero a largo plazo, hay que centrar el foco en aquellas personas afectadas por la crisis
Lo peor son los dramas que ya ha dejado en muchas familias. El coronavirus ha matado de momento a cerca de 300 personas y hemos de empezar a hacer autocrítica
Dejemos de lado los argumentos de los presidentes de País Vasco y Cataluña, más preocupados por sus competencias y de su autonomía que por hacer causa común contra el virus. Estamos hablando de la segunda y la tercera comunidad más afectadas. O de aquellos que han centrado sus críticas en la manifestación del 8M. Es posible que se tendría que haber desconvocado, pero también los eventos deportivos al tiempo que se clausuraban los museos, los teatros, los cines, los bares, las discotecas…
Echo en falta también algo de ejemplo de la clase política. El Consejo de Ministros se podría haber celebrado por videoconferencia, sobre todo, después de conocer a las 12 de la noche del sábado que la mujer del presidente del Gobierno había dado positivo por coronavirus. Habríamos evitado también que el vicepresidente Pablo Iglesias se hubiera saltado la cuarentena. En un momento en que le estaban pidiendo a la población que se recluyera en sus casas, el ejemplo no es el mejor.
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