..Juan Pablo Ramírez. Director de iSanidad.
Hay frases que de tanto repetirlas se convierten en verdad. Otras, en cambio, no basta con decirlas una y otra vez. En medio de este ruidoso debate político que parece no conducir a ningún sitio, nuestros investigadores han elevado la voz: sin ciencia no hay futuro. El escaso interés que la ciencia despierta en nuestra clase política viene de antiguo, tanto que ya se ha convertido en un problema estructural.
En un momento en que urge el desarrollo de un tratamiento o de una vacuna frente al coronavirus, nuestros investigadores esperaban un esfuerzo mayor de nuestras administraciones públicas. Y de momento no lo han visto. El presidente de Ciencia con Futuro, Santiago Rello, se lamentaba hace unos días de que solo se habían destinado 10,5 millones de euros a investigación en un momento tan grave como el actual.
Resulta una cantidad ridícula en un contexto marcado por los planes de ayuda para reflotar diferentes sectores económicos e industriales. No es que no sean necesarios. El turismo o el sector del automóvil son muy importantes para el país pero la ciencia también. Y mientras seguimos sin resolver los problemas clásicos de falta de inversión, de precariedad de nuestros investigadores, de envejecimiento de las plantillas.
Nuestros investigadores han puesto en marcha la iniciativa Sin ciencia no hay futuro para advertir de la escasez de fondos y de la precariedad laboral de nuestros científicos
En pleno estado de alarma la ciencia no fue considerada actividad esencial. Todos los laboratorios que no trabajaban en el SARS-CoV-2 se vieron obligados a parar su actividad y a mandar a sus investigadores a recluirse en sus casas. Con estos ingredientes y los antecedentes de la pasada crisis económica no es de extrañar que nuestros científicos se encuentren preocupados. Desde 2010, nuestros investigadores observaron cómo iban mermando los fondos, se paraban proyectos y muchos científicos tenían que migrar al extranjero para reactivar sus trabajos o buscar una oportunidad laboral. Incluso en los años de recuperación económica costó incrementar los fondos.
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