El tabaquismo, una lucha que no cesa en la sociedad de la información

tabaco

..Juan Pablo Ramírez. Director de iSanidad.
Nunca hemos tenido tan claras las consecuencias del hábito tabáquico. En la sociedad de la información los mensajes se transmiten con una eficacia y rapidez espectaculares. Podemos llegar a cualquier en el momento que consideremos oportuno. Solo en el mero hecho de comprar una paquete de tabaco podemos ver los destrozos que el cigarro hace en nuestro organismo. El mensaje sobre los riesgos del tabaquismo llegan pero no calan, es la lucha que no cesa.

Hemos celebrado la semana pasada el Día Mundial del Tabaco. Estos actos nos sirven para recordar una realidad dura. El 80% de los casos de epoc y un tercio de los casos de cáncer están provocados por el tabaco. Se trata de dos enfermedades que causan un inmenso dolor tanto en el paciente como en su familia. La Ley del Tabaco consiguió en un primer término reducir el número de fumadores, pero las cifras parecen haberse estancado en los últimos años. Los resultados preliminares de EPI SCAN II dejan también una conclusión negativa. La epoc crece entre las mujeres, posiblemente por un mayor consumo de tabaco.

El mensaje sobre los riesgos del tabaquismo llegan pero no calan, es la lucha que no cesa

Los tratamientos farmacológicos son cada vez más efectivos. Los medicamentos han logrado incrementar la calidad de vida de los pacientes y la supervivencia global. En el caso del cáncer incluso vemos más curaciones. Se estima que en España un 53% de los pacientes con cáncer están curados o se consideran largos supervivientes. Pero en pocos casos como en el tabaco se cumple esa máxima de más vale prevenir que curar.

Establecer medidas para impedir que nuestros adolescentes se enganchen puede ahorranos un sinfín de dolor y gastos económicos innecesarios. El presidente de SEPAR, Carlos Jiménez, insistía en una entrevista en esta casa que un incremento del 2% o del 3% de la cajetilla de tabaco “reduce el inicio al consumo del tabaco de los jóvenes un 10%”. Cada vez son más los médicos que, conscientes de los riesgos del tabaco, tratan de convencer a los pacientes de que dejen de fumar. El papel de los profesionales, especialmente del médico de familia, es clave. Pero las administraciones deben poner en marcha medidas eficaces.

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