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La revista Global & Regional Health Technology Assessment ha publicado un informe que analiza una treintena de investigaciones para evidenciar hasta qué punto la innovación consigue un retorno mayor. “Resulta evidente que el uso de nuevos medicamentos no sólo genera ahorros para el sistema sanitario y la sociedad, sino que permite liberar recursos sanitarios y no sanitarios para emplearlos en otros usos”, señalan los autores.
El estudio diferencia entre los ahorros de costes sanitarios directos y costes indirectos no sanitarios. Los primeros, están directamente relacionados con el abordaje de la enfermedad. Los segundos, están relacionados con la reducción de los cuidados que los pacientes reciben en su domicilio.
Resulta evidente que el uso de nuevos medicamentos permite liberar recursos sanitarios y no sanitarios para emplearlos en otros usos
Pero no hay que olvidar otros retornos para la sociedad. Por ejemplo, los generados por la mejora de la productividad de los pacientes. Puesto que, gracias a los nuevos tratamientos, pueden volver antes a sus puestos de trabajo.
En lo que se refiere a la reducción de costes sanitarios directos, diferentes estudios confirman la existencia de importantes retornos económicos en forma de ahorros para el sistema sanitario. Así, distintas investigaciones realizadas en Estados Unidos concluyen, por ejemplo, que cuando un medicamento de 15 años de antigüedad es sustituido por otro que lleva sólo cinco en el mercado se produce un aumento del gasto farmacéutico de 18 dólares per cápita, pero a la vez una rebaja del gasto sanitario no farmacéutico de 72 dólares, lo que supone una tasa de ahorro de casi cuatro veces el coste adicional de la introducción del nuevo tratamiento.
En lo que se refiere a la reducción de costes sanitarios directos, diferentes estudios confirman la existencia de importantes retornos económico
Otros estudios arrojan conclusiones en el mismo sentido. Y cuantifican los ahorros de gasto sanitario derivados de la introducción de novedades terapéuticas. La parte más importante de estas rebajas de gasto sanitario se corresponde con el descenso de las hospitalizaciones.
Otra de las conclusiones es que la reducción del gasto sanitario se registra sobre todo en el largo plazo. Un estudio que analiza el caso de Estados Unidos y seis países de la OCDE destaca cómo los ahorros marginales de la llegada de un nuevo fármaco se cifran en 5,9 dólares per cápita en el corto plazo. Genera así un ahorro global de 1.800 millones. Pero considerados a largo plazo, se elevan hasta los 11,4 dólares per cápita. O incluso, 3.400 millones de dólares en términos agregados.
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