..Juan Pablo Ramírez. Director de iSanidad.
Dos documentos diferentes sobre la era post Covid-19 han generado malestar e incertidumbre a diferentes agentes del sistema sanitario. El futuro pinta negro para la sanidad privada, la industria farmacéutica y tecnológica y las asociaciones de pacientes. Da la sensación de que su labor en los últimos años y especialmente durante la pandemia no ha servido para nada a ojos del Gobierno y del Ministerio de Sanidad.
El primer documento es el dictamen de la Comisión de Reconstrucción Social y Económica del Congreso de los Diputados. Este texto elaborado por PSOE y Unidas Podemos se encuentra pendientes de enmiendas y aprobación por parte del Congreso de los Diputados. A la espera del proceso parlamentario las dos fuerzas políticas del Gobierno quieren prohibir que la industria farmacéutica y tecnológica financien las actividades de formación de los profesionales y los pacientes. Busca además limitar las ayudas a la investigación que las compañías realizan a profesionales para que participen en proyectos de investigación.
El futuro pinta negro para la sanidad privada, la industria farmacéutica y tecnológica y las asociaciones de pacientes
La industria farmacéutica destina hoy 601 millones de euros a estas actividades. Veremos si el Gobierno provee de fondos suficientes a las comunidades autónomas para hacer frente a estos gastos. Resulta sorprendente que con el objetivo de alcanzar un gasto del 2% en investigación el Gobierno ataque de esta manera a la industria. Las compañías farmacéuticas invierten todos los años más de 1.000 millones de euros en investigación, es el sector industria que más fondos destina a la I+D+i.
Si finalmente el texto sale aprobado en estos términos pone en peligro la supervivencia de las asociaciones de pacientes. En un momento en que necesitamos pacientes mejor formados e informados se les corta su principal fuente de financiación. Pero es posible que determinadas asociaciones de pacientes molesten en un país especialmente lento en la aprobación de nuevos medicamentos innovadores. Más de un responsable de compañías farmacéuticas ha admitido que los trámites de autorización en España son más rápidos cuando en aquellas patologías donde el colectivo de pacientes es más fuerte.
Resulta sorprendente que con el objetivo de alcanzar un gasto del 2% en investigación el Gobierno ataque de esta manera a la industria
Precisamente el segundo documento aborda el gasto en medicamentos innovadores. El texto titulado Plan de acción para la transformación del Sistema Nacional de Salud en la era post-Covid-19 es aún un borrador interno con el que trabaja el Ministerio de Sanidad. Precisamente el documento hace referencia a revertir en las arcas públicas 8.000 millones de euros del gasto en medicamentos innovadores. Hoy España es el segundo país del mundo en ensayos clínicos, solo superado por Estados Unidos. Volvemos al mismo problema. Si España deja de ser una potencia en ensayos clínicos, los principales perjudicados serán nuestra economía, nuestros profesionales y sobre todo los pacientes.
Pero este documento se dirige especialmente hacia la sanidad privada. El objetivo del Gobierno es la eliminación de las mutualidades, que generan un ahorro de 760 millones de euros al sistema. En un momento en que las listas de espera se encuentran disparadas por la paralización de las actividades en los hospitales, parecía lógico apoyarse en la sanidad privada para atender a todos los pacientes en el menor tiempo posible. Los hospitales privados han asumido el 14% de los pacientes Covid durante la pandemia. Cuando mejor ha funcionado la colaboración, el Gobierno se dispone a romperla. Carece de lógica.
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