Cada 30 minutos muere por Covid-19 un profesional de la sanidad

Al menos 17.000 sanitarios han fallecido por Covid-19 en el último año según un estudio de Amnistía Internacional y otras organizaciones

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..Redacción.
Desde que comenzó la pandemia de Covid-19 al menos 17.000 sanitarios han muerto por esta enfermedad, lo que supone que “cada 30 minutos muere de Covid-19 un trabajador o trabajadora de la salud”, según Steve Cockburn, director de Justicia Económica y Social de Amnistía Internacional, organización que junto Servicios Públicos (ISP) y UNI Global Union, ha hecho un mapeo del sector profesional de la sanidad fallecido por Covid-19 desde el inicio de la pandemia. “Es una tragedia y una injusticia”, lamenta Cockburn.

Cada media hora muere un profesional de la sanidad por Covid-19 en el mundo, es uno de los sectores más expuestos al virus

Según el trabajo de Amnistía Internacional, en España han muerto por coronavirus 92 sanitarios. En los países vecinos, Portugal y Francia, el Covid-19 ha segado la vida de 19 y 63 trabajadores de la sanidad. Irlanda contabiliza 12 fallecidos, Bélgica 10 y Países Bajos 25. En otros países del entorno las cifras son aún más dramáticas. En Alemania se contabilizan 143 sanitarios fallecidos, en Italia los fallecidos en este sector se elevan a 407 y en Reino Unido alcanzan las 931 muertes.

“El personal sanitario de todo el mundo ha arriesgado su vida para intentar protegernos frente a la Covid-19. Sin embargo, en demasiados casos lo han hecho sin contar con protección alguna, y han pagado el peor precio por ello”, afirma el directivo de Amnistía.  Las organizaciones han analizado los datos disponibles publicados por gobiernos, sindicatos, medios de comunicación y organizaciones de la sociedad civil de más de 70 países. Pero Amnistía apunta que, teniendo en cuenta que muchos países no han recopilado datos oficiales o lo han hecho solo parcialmente, “es muy probable que estas cifras estén bastante por debajo de la realidad”.

En España han muerto por coronavirus 92 sanitarios. En Francia han fallecido 63 y en Portugal 12. Reino Unido suma 931 sanitarios fallecidos por Covid-19 e Italia contabiliza 407

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Amnistía Internacional

El estudio concluye que hay que acelerar la vacunación de millones de sanitarios de primera línea en todo el mundo. “Los gobiernos deben garantizar la protección de todo el personal sanitario, en todo el mundo, frente al Covid-19. Han arriesgado sus vidas durante toda la pandemia, y ha llegado la hora de darles prioridad en la administración de estas vacunas que salvan vidas. Es necesario adoptar medidas urgentes para acabar con las enormes desigualdades en el acceso a las vacunas a nivel mundial, de manera que un trabajador o trabajadora de la salud en Perú esté tan protegido como un médico o médica en el Reino Unido”, señala Cockburn.

En la mayoría de los países, los planes nacionales de vacunación dan prioridad al personal sanitario, muy expuesto al virus; sin embargo, debido a la desigualdad en el acceso a las vacunas a nivel mundial, en más de 100 países no se ha vacunado ni a un solo profesional de la salud. Hasta la fecha, más de la mitad de las dosis disponibles en todo el mundo se han administrado en tan sólo 10 países ricos. En ellos vive menos del 10% de la población mundial.

“Han arriesgado sus vidas durante toda la pandemia, y ha llegado la hora de darles prioridad en la administración de estas vacunas”

Al mismo tiempo, el personal sanitario de algunos países que ya han iniciado sus programas de vacunación corre el riesgo de no ser considerado un colectivo prioritario o de tener que esperar para vacunarse. Las razones son la falta de suministro, los problemas de ejecución de los planes de vacunación o una definición limitada del concepto de profesional de la salud.

“Un mecanismo clave para acelerar la vacunación y evitar más muertes innecesarias entre el personal de primera línea pasa por una exención de la OMC sobre las patentes que permita abaratar las vacunas, y que debe ir acompañada de subvenciones para los países más pobres que, a pesar de ello, sigan sin tener capacidad para adquirirlas”, señala Rosa Pavanelli, Secretaria General de ISP.

En un considerable número de países, el abandono del personal sanitario se ha convertido en una constante durante la pandemia

Inseguridad en las condiciones laborales
La inseguridad de las condiciones laborales, unida a la falta de equipos de protección individual (EPI), han generado enormes problemas para el personal sanitario de todo el mundo durante la pandemia, especialmente en las primeras fases. Un informe de Amnistía Internacional de julio de 2020 reveló que prácticamente la totalidad de los 63 países analizados carecían de EPI suficientes. Algunos colectivos se han visto especialmente afectados por este abandono. En países como Malasia, México y Estados Unidos, el personal de limpieza, de servicios auxiliares y de servicios sociales han sufrido represalias, entre ellas despidos y detención, por exigir EPI y unas condiciones de trabajo seguras.

En un considerable número de países, el abandono del personal sanitario se ha convertido en una constante durante la pandemia. Hasta la fecha, 1.576 trabajadores y trabajadoras de residencias de personas mayores han muerto por Covid-19 en Estados Unidos. En el Reino Unido fallecieron 494 trabajadores y trabajadoras sociales en 2020. Además, las personas que trabajaban en residencias de mayores y como asistentes sociales tenían más del triple de probabilidades de morir por Covid-19 que la población activa en general.

“Estas muertes son terribles, catastróficas. Reflejan tan solo una parte del verdadero coste de la pandemia para el personal de cuidados de todo el mundo”

Un reciente informe de UNICARE, un departamento de UNI Global Union, destacaba que el personal de asistencia social que desarrolla su trabajo en distintos contextos, con contratos temporales con agencias y en instalaciones con menores ratios de personal por cama presentaba mayores índices de contagio y mortalidad.

“Estas muertes son terribles, catastróficas”, lamenta Christy Hoffman, secretaria general de UNI Global Union. “Reflejan tan solo una parte del verdadero coste de la pandemia para el personal de cuidados de todo el mundo. El virus no distingue entre un cirujano o cirujana y un enfermero o enfermera de una residencia de mayores o un asistente de atención domiciliaria. Tampoco debe hacerlo nuestra estrategia sobre vacunación, distribución de equipos de protección y protocolos de seguridad”.

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