..Ricardo A. Mariscal López. COM Salud.
El año pasado #SaludsinBulos y Doctoralia lanzamos el III Estudio de Bulos en Salud: Covid19, una encuesta entre profesionales sanitarios de toda España. Una de las preguntas que hicimos era a través de qué canal se estaban propagando más bulos de salud: WhatsApp apareció en primer lugar, con más de un 40% de los votos.
Esto fue el año pasado, pero en los últimos meses hay muchas cosas que han cambiado. La pandemia ha hecho florecer y organizarse a diversos ciudadanos antivacunas que parecían dormidos y han surgido entidades artificiales que sustentan tesis negacionistas y, de paso, pretenden vendernos peligrosas pseudoterapias.
La pandemia ha hecho florecer y organizarse a diversos ciudadanos antivacunas que parecían dormidos
Estos grupos de antivacunas y negacionistas, con muchas conexiones en común, han encontrado un nuevo canal preferente para difundir sus peligrosas mentiras. No es WhatsApp y no son redes sociales como YouTube o Twitter porque todas ellas han empezado a crear mecanismos de autocontrol (más o menos eficaces) para frenar las fake news. El nuevo canal es Telegram.
Un canal “sin censura” para difundir libremente bulos
Mientras escribo estas líneas, un nuevo canal de negacionistas probablemente esté siendo creado en Telegram. Los grupos de Telegram se han convertido en el refugio ideal para pseudoterapeutas, negacionistas, antivacunas, seguidores de todo tipo de teorías de conspiración o terraplanistas, entre otros.
Los grupos de Telegram se han convertido en el refugio ideal para pseudoterapeutas, negacionistas, antivacunas, seguidores de todo tipo de teorías de conspiración o terraplanistas
En Telegram no hay ningún tipo de control: cualquiera puede crear un canal gratuito en el que difundir noticias falsas y todo el que lo desee unirse a él y contribuir a la desinformación. No hay forma de filtrar sus mensajes ni de borrarlos. Tampoco hay límite de miembros para los grupos creados, miembros que pueden mantener el anonimato para el resto de los usuarios, si así lo desean.
En la actualidad, hay más de 60 grupos españoles activos en Telegram con estos fines. Algunos tienen alrededor de 20.000 seguidores, como el canal de un conocido agricultor y pseudoterapeuta catalán que se ha dedicado en los últimos meses a organizar encuentros de “besos y abrazos” en su localidad de origen, el de la médico negacionista inspiradora del nefasto movimiento de “Médicos por la verdad” (convertido a día de hoy en una franquicia con “Bomberos, Abogados, Profesores, Periodistas… por la Verdad”) o el de la escritora y catedrática de la “plandemia”, amparada por una de las editoriales más importantes de lengua española.
Según un estudio reciente realizado por La Vanguardia, el mayor pico de actividad de mensajes negacionistas en grupos de Telegram coincidió con la declaración del segundo estado de alarma, con 8.695 mensajes en un solo día. No obstante, en una fecha tan reciente como el 10 de abril la cantidad de mensajes negacionistas seguía siendo muy elevada: nada más y nada menos que 6.690. La mayor parte de estos mensajes tenían como objetivo común desmentir la pandemia con alucinadas teorías, buscando crear falsas alarmas y confusión.
Medios de comunicación negacionistas
Para más “inri”, estos canales se alimentan frecuentemente con “informaciones” procedentes de medios de información creados específicamente para sustentar teorías negacionistas y promocionar peligrosas terapias como el clorito de sodio. Todo lo que publican estos portales online son invenciones que se nutren también de estudios falsos publicados en revistas depredadoras. Además, la mayor parte de dichos medios de desinformación no existían antes del primer Estado de Alarma.
¿Y qué podemos hacer?
Ante tal panorama, ¿qué podemos hacer? Los profesionales sanitarios que detecten algunos de los bulos difundidos en estos canales de Telegram pueden desmontarlos públicamente, en sus redes sociales, con evidencia científica. No hay que subestimarlos nunca. Las fake news en salud se combaten, principalmente, con información rigurosa y veraz. También habrá que empujar a un cambio por parte de las autoridades ante la absoluta impunidad de la que disfrutan estos canales. Sin embargo, no es un cambio sencillo y probablemente lleve mucho tiempo llegar a un consenso al respecto.
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