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Poco a poco los probióticos aparecen de manera más frecuente en la consulta. “Es verdad que el médico puede sentirse extraño recetando probióticos porque no tiene una literatura que lo respalde suficientemente como sí ocurre con otros elementos terapéuticos. Estamos muy carentes de investigación en este campo para poder recetar con mayor convicción”, subraya la Dra. Clotilde Vázquez, jefa del Departamento de Nutrición y Endocrinología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, en un coloquio organizado por iSanidad.
La especialista subraya que en cinco años “se ha multiplicado por miles el conocimiento y el uso de probióticos en todas las especialidades. No solo en digestivo, sino también en ginecología, pediatría o endocrinología. Estos probióticos contienen generalmente una mezcla de lactobacillus y bifidobacterias para reconstruir una flora dañada. Pero es verdad que tenemos carencia de publicaciones y de ciencia aplicada sobre probióticos”.
Dr. Julián Álvarez: “En España, hoy por hoy, la mayoría de los probióticos se catalogan como complementos alimenticios; es decir, al no considerarse fármacos, el médico de familia le pueden surgir dudas”
El Dr. Julián Álvarez, médico especialista en medicina deportiva, nutricionista y miembro del Consejo Asesor Nutricional de Herbalife Nutrition, apunta uno de los factores que pueden generar dudas al médico. “En España, hoy por hoy, la mayoría de los probióticos se catalogan como complementos alimenticios; es decir, al no considerarse fármacos, el médico de familia le pueden surgir dudas. Sin embargo, el especialista en determinadas facetas sí lo puede utilizar con más frecuencia”.
Otro factor podrían ser las compañías que desarrollan estos productos. “Muchas veces se trata de laboratorios poco potentes y el consumidor se queda con el yogur en vez de con un probiótico de verdad con una elaboración mucho más seria”, añade el miembro del Consejo Asesor Nutricional de Herbalife Nutrition.
Dra. Clotilde Vázquez: “Tenemos carencia de publicaciones y de ciencia aplicada sobre probióticos”
En esta línea se expresa también la Dra. Vázquez. “Los laboratorios que están elaborando estos probióticos deben cumplir una serie de requisitos, pero no pertenecen a la industria farmacéutica más referente. Además, no hay muchos ensayos clínicos que los respalden”, subraya. Pero a pesar de estas circunstancias, la jefa del Departamento de Nutrición y Endocrinología de la Fundación Jiménez Díaz recomienda la generalización de su uso. “Hay que concebirlo como un elemento que no podemos aportar en nuestra alimentación. Aunque se ingieran muchos vegetales y frutas, estos alimentos deberían ser de proximidad para que no estén muy tratados. Aun así, nos faltarían las bacterias medioambientales porque el medioambiente también está empobrecido. El probiótico puede pasar a ser un elemento más, si no frecuente, a lo largo del año”, explica.
Su consumo podría indicarse “sobre todo, cuando haya algún tipo de molestia, épocas de mayor estrés, antes y después de una operación, un problema dental… Existen muchos factores que pueden hacer que nuestra microbiota enferme”. El Dr. Álvarez coincide en la necesidad de normalizar su uso en la población. El experto aboga por acostumbrar al médico de atención primaria.
