Identifican nuevos biomarcadores de cardiotoxicidad en pacientes con cáncer de mama

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..Redacción.
Investigadores del CiMUS de la Universidad de Santiago de Compostela han identificado nuevos biomarcadores de cardiotoxicidad en pacientes con cáncer de mama, con lo que se puede caracterizar mejor al paciente oncológico ante terapias potencialmente tóxicas y así prevenir y minimizar los efectos adversos, garantizar una mejor calidad de vida y describir nuevas dianas terapéuticas.

Los biomarcadores de cardiotoxicidad permiten caracterizar mejor al paciente de cáncer ante terapias potencialmente tóxicas

El hallazgo de estos biomarcadores ha centrado el trabajo de la tesis que acaba de defender la investigadora María Cebro y aborda uno de los temas importantes en la medicina cuando se habla de supervivientes de cáncer: los efectos perjudiciales a largo plazo asociados al tratamiento oncológico. De hecho, la cardiotoxicidad se considera una de las complicaciones más comunes relacionadas con la quimioterapia. Así, las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte entre los supervivientes al cáncer.

La predisposición a la cardiotoxicidad es multifactorial y puede condicionar el acceso a un tratamiento adecuado, a costa de un peor pronóstico en el proceso oncológico. Hasta hace poco a cardiotoxicidad se asociaba el uso de antraciclinas, debido a su amplia prescripción y al mayor número de estudios; sin embargo, cada vez más datos apuntan el uso de citostáticos de nueva generación afectan también la función cardíaca.

La cardiotoxicidad se considera una de las complicaciones más comunes relacionadas con la quimioterapia. Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte entre los supervivientes al cáncer

En la actualidad el diagnóstico depende de cambios en la fracción de exección del ventrículo izquierdo o en la detección de marcadores séricos como troponinas y péptidos natriuréticos. Esto limita el diagnóstico a un daño sintomático, en algunos casos irreversible. Con todas estas claves, según explica el CiMUS es “esencial” contar con herramientas para poder estratificar adecuadamente el riesgo y ofrecer un diagnóstico temprano. De esta forma se pueden prevenir y minimizar los posibles eventos adversos del tratamiento sobre el sistema cardiovascular.

Así, el trabajo de la investigadora, supervisado por Ricargo Lage, Isabel Moscoso y José Ramón González Juanatey, ha evaluado si las diferencias individuales en el perfil de expresión de miRNAs y en los niveles de adipokinas circulantes, junto con los parámetros ecocardiográficos, permiten una mejor caracterización del paciente oncológico sometido a terapias potencialmente cardiotóxicas.

“Nuestros resultados muestran diferencias específicas, tanto en la expresión de miRNAs como nos niveles de adipokinas circulantes”

“Nuestros resultados muestran diferencias específicas, tanto en la expresión de miRNAs como nos niveles de adipokinas circulantes”, explica María Cebro. Estas diferencias, en conjunto con los parámetros ecocardiográficos “podrían explicar la diferente susceptibilidad a desarrollar cardiotoxicidad y señalan las vías que podrían estar implicadas en la misma”. El hallazgo, añade, “abre la puerta a identificación de nuevas dianas terapéuticas”. 

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