Poner cara al cáncer como prioridad nacional. Dr. Rafael López (Fundación ECO)

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..Dr. Rafael López. Presidente de la Fundación ECO.
Recientemente, el Ministerio de Sanidad ha publicado el primer Informe de Posicionamiento Terapéutico (IPT) con evaluación económica para un medicamento indicado en pacientes con cáncer de mama HER-2 negativo, con mutaciones BRCA ½ en progresión a tratamientos previos. Desde el punto de vista estratégico, la inclusión de una valoración económica en esta herramienta de referencia para la evaluación de medicamentos del SNS es positiva.

Sin embargo, no se puede pasar por alto que las valoraciones económicas deben ser multidisciplinares, no “monogámicas”. Esto es, tienen que contar no solo con el punto de vista de los farmacéuticos de Hospital —tal y como sucede con este IPT—, sino que en la validación también ha de estar representado el de los economistas de la salud, clínicos, en función de la especialidad hacia la que esté dirigido el medicamento, otros profesionales del ámbito sanitario y pacientes.

No se puede pasar por alto que las valoraciones económicas deben ser multidisciplinares, no “monogámicas”

En lo que respecta a las cuestiones técnicas, que deberían mejorarse, los expertos han identificado que en el informe faltan algunos datos; no hay análisis de sensibilidad, ni tasa de descuento, por ejemplo. Además, en vez de utilidades, el informe recurre a números que no son los que se utilizan habitualmente para calcular el año de vida ajustado por calidad de vida (AVAC).

Otra cuestión relevante es el denominado “tiempo de disponibilidad”, o de retraso. En Europa, la media de los días que transcurren entre la autorización de comercialización de la Agencia Europea de Medicamentos y la fecha de disponibilidad para los pacientes oncológicos, varía entre 4 meses y más de 2,5 años. Desgraciadamente, en España es cada vez más evidente el aumento progresivo del tiempo de acceso a medicamentos. Hablamos de una demora que se fija en más de un año, 413 días concretamente, según el Informe EFPIA Patients WAIT Indicator 2020 Survey. A la problemática anterior se suman las ya tradicionales barreras del acceso a los tratamientos innovadores, y la “dificultad” para reconocer a la innovación. Tanto el entorno como la actitud son notablemente restrictivos y no existen unas reglas claras que establezcan el beneficio clínico y el valor del medicamento innovador en el cáncer.

Este retraso en el acceso a los fármacos contribuye claramente a una pérdida de oportunidad para los pacientes, e impacta sobre la angustia de estos, incrementando su sufrimiento. Pero no es la única preocupación actual de la Oncología. En el contexto de pandemia en el que estamos inmersos, el cáncer en España pasa por un momento crítico, en el que se ha evidenciado una merma en los recursos asistenciales con retrasos en los diagnósticos y tratamientos y un mayor impacto en la morbimortalidad, como demuestra el informe de la AECC y varias sociedades científicas oncológicas. Se estima que durante la pandemia ocasionada por la COVID-19 no se realizaron 100 millones de pruebas de detección de cáncer en Europa. Esto ha provocado diagnósticos en etapas posteriores, afectando negativamente sobre la gravedad y progresión en muchos pacientes oncológicos. No podemos perder de vista que las herramientas más relevantes en la lucha contra esta enfermedad son el diagnóstico temprano, la multidisciplinariedad y la incorporación rápida de la innovación.

Urge situar al cáncer entre las prioridades de nuestro país, como ya ha hecho la UE

Ante este escenario, el Plan de Cáncer en la Unión Europea y la Estratégica Farmacéutica Europea se presentan como una oportunidad idónea, que viene acompañada de un presupuesto de 4.000 millones de euros, de los que una parte se podrá destinar a España.

Este Plan europeo puede convertirse en el mejor aliado para potenciar el desarrollo de la Estrategia Nacional de Cáncer en España. Desde la Fundación ECO consideramos que esta Estrategia española debería priorizar aspectos cruciales para la Oncología en nuestro país: un modelo integrado y completo de asistencia oncológica que incluya la investigación competitiva; la prevención; el desarrollo de biomarcadores y del diagnóstico molecular; el acceso a las nuevas tecnológicas e innovación y la atención a los supervivientes, garantizando la equidad en la asistencia oncológica. En suma, urge situar al cáncer entre las prioridades de nuestro país, como ya ha hecho la UE.

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