Dres. Federico Martinón y Antonio Salas: “Las variantes de riesgo difícilmente podrían tener éxito sin los eventos supercontagiadores”

calendario-vacunal

..Redacción.
Cuando se habla de nuevas variantes del SARS-CoV-2 se suele hablar de su capacidad infecciosa, pero un estudio desarrollado por investigadores del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela (IDIS) pone el foco en el comportamiento social como verdadero propagador del virus, hasta el punto de que concluyen que “variantes de riesgo tan populares como alpha y delta difícilmente podrían tener el éxito poblacional que tuvieron si no fueran catapultadas por el efecto catalizador de los eventos de supercontagio”.

“Un supercontagiador tendría un efecto comparable con el de prender fuego a un monte seco usando sustancias acelerantes como la gasolina”

Así lo explican Santiago Antonio Salas y Federico Martinón, profesores de la Universidad de Santiago de Compostela. Afirman que los eventos de supercontagio son la verdadera “gasolina” con la que “el incendio está garantizado”.

“Un supercontagiador tendría un efecto comparable con el de prender fuego a un monte seco usando sustancias acelerantes como la gasolina”, advierten Salas y Martinón en su trabajo. El triunfo de una variante depende en gran medida “de esta fuerza motriz”, que es capaz de iniciar “en muy poco tiempo brotes repentinos que son difíciles de controlar al perderse la posibilidad de trazar las transmisiones”. Según los autores, los supercontagiadores actúan de manera independiente a la variante del virus. Se trata de un fenómeno universal y que estuvo moviendo la pandemia de forma permanente.

Este trabajo introduce dudas sobre la manera en la que se mide la capacidad infecciosa del virus

Los profesores de la USC llegaron a esta conclusión tras analizar más de 1,4 millones de secuencias del virus de todo el mundo. Ahora publican sus conclusiones en la revista Trends in Genetics. Este trabajo introduce dudas sobre la manera en la que se mide la capacidad infecciosa del virus. Si los eventos supercontagiadores son los que hace que una variante pueda extenderse, “significaría que el cálculo de la capacidad infecciosa de las variantes del virus podría estar sobreestimada”, apunta el Dr. Salas. Además, “trasladaría la carga de la responsabilidad de la pandemia al comportamiento social, y no tanto a las variantes del virus”.

A favor de esta hipótesis apunta la observación de que todas las ondas importantes en los distintos países del mundo surgieron después de momentos de gran relajación de las restricciones y confinamientos. Fueron  épocas festivas, vacaciones de verano, grandes eventos deportivos, o manifestaciones de diversa índole. Todas ellas, subrayan los investigadores, se vieron atenuadas cuando se recuperaron las medidas restrictivas.

Si los eventos supercontagiadores son los que hace que una variante pueda extenderse, “significaría que el cálculo de la capacidad infecciosa de las variantes del virus podría estar sobreestimada”

El artículo defiende además que los eventos de supercontagio necesitan de la intervención de personas supercontagiadoras. Explican que este modo de transmisión deja una huella en los genomas de los virus que no se podría explicar sin su intervención. Este aspecto es importante porque apuntaría a que no es solo el ambiente lo que determina el éxito de un supercontagio, sino también la facilidad que tienen algunas personas de transmitir el virus a otras. A este respeto, Martinón indica que “los niños no parece que sean los supercontagiadores”. Ademñas, añade que “es difícil identificar a priori al supercontagiador”. Por tanto, si se puede intervenir sobre estas personas, “es necesario realizar medidas generales”, apunta.

El equipo de trabajo de Salas y Martinón lleva investigando sobre el virus desde marzo de 2020. Ellos aseguraban que el virus tenía una capacidad de cambio de su genoma “ligeramente inferior pero comparable con otros virus RNA (cómo el de la gripe y el VIH)”. Salas añade que solamente a finales del pasado diciembre el discurso de las variantes empezó a tomar forma en los medios. Y aunque afirma que “la importancia de una variante siempre es relativa”, si esta “emerge en un momento de restricciones, probablemente no llegue a tener éxito”.

Martinón indica que “los niños no parece que sean los supercontagiadores”

El trabajo cuestiona las interpretaciones y mensajes catastrofistas que frecuentemente acompañan la aparición de estas mutaciones. “A menudo las interpretaciones son excesivamente prematuras y crean una alarma social innecesaria basada en una buena dosis de incertidumbre, en datos insuficientes y especulaciones científicas aún inmaduras”, dice Salas.

Los autores defienden que muchas de esas mutaciones potencialmente peligrosas surgieron mucho antes de la aparición de los brotes por los que se hicieron famosos. Pero antes de esos brotes no causaron ningún daño o en algunos casos fue un daño autolimitado y anecdótico.  De hecho, explican que se han secuenciado numerosos genomas del virus “con mucha más mutaciones que las variantes alfa y delta y con características aparentemente similares, y que no demostraron ser epidemiológicamente relevantes”.

“Incluso en la presencia de nuevas variantes capaces de evadir la respuesta previa al virus o a la vacuna, es poco probable que volvamos al punto inicial”

Para ellos el comportamiento social ha jugado un papel fundamental en la dispersión del virus, pero insisten: el virus tiene una capacidad de cambio importante. Por eso no descartan que el peso de la pandemia en el futuro recaiga más en el patógeno. Con todo, Martinón indica “que incluso en la presencia de nuevas variantes capaces de evadir la respuesta previa al virus o a la vacuna, es poco probable que volvamos al punto inicial, ya que nuestro organismo aprendió ya muchas cosas del virus”.

Noticias complementarias: 

Opinión

Multimedia

Economía

Accede a iSanidad

Síguenos en