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En los últimos años, algunos patógenos bacterianos se están volviendo prácticamente pan-resistentes. Además, en esta época de pandemia se ha observado que el consumo de algunos antibióticos se ha disparado y, en paralelo, también lo ha hecho la tasa de bacterias resistentes. Por ello, investigadores del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), pertenecientes al grupo de trabajo sobre Terapia Fágica de la Red Española de Bacteriófagos y Elementos Transductores (Fagoma).
han analizado el uso de bacteriófagos para afrontar la amenaza de la creciente resistencia de las bacterias a los fármacos. Su conclusión es que el uso e la fagoterapia aporta varias ventajas con respecto a la lucha antimicrobiana.
En concreto, explican que “hay tratamientos prometedores basados, por ejemplo, en el uso de los virus bacteriófagos (fagos), lo que se conoce como fagoterapia o terapia fágica”. Los fagos son las entidades biológicas más abundantes del planeta y, además, los predadores dominantes en la biosfera. De hecho, se encuentran habitualmente y en gran número incluso junto a la propia microbiota que habita en nuestro cuerpo.
Hay tratamientos prometedores basados, por ejemplo, en el uso de los virus bacteriófagos (fagos), lo que se conoce como fagoterapia o terapia fágica
Por lo general, su ciclo de vida implica la lisis y la muerte de la bacteria hospedadora. Por ello, su aplicación terapéutica para combatir algunas infecciones se adoptó muy poco después de su descubrimiento. Ahora, la creciente aparición de cepas bacterianas resistentes ha rescatado el interés científico no solo de los fagos enteros (viriones), sino también de algunos productos codificados por los fagos, en especial las enzimas que rompen la mureína.
En los últimos años se han publicado numerosos artículos científicos que han demostrado el gran potencial bactericida de los fagos y los enzibióticos. Además, en muchos casos los resultados se han validado en modelos animales de infección e incluso se ha alcanzado la etapa de los ensayos clínicos en humanos para algunos de estos productos con resultados, en muchos casos, esperanzadores.
Ventajas respecto a los antibióticos
Con respecto a las ventajas frente a los antibióticos tradicionales, la fagoterapia se ejerce de una manera más rápida y específica. Así, en casos clínicos de infecciones bacterianas solo se afectarían las bacterias patógenas causantes de la enfermedad; dejando intactas a las demás bacterias beneficiosas de la microbiota.
En casos clínicos de infecciones bacterianas solo se afectarían las bacterias patógenas causantes de la enfermedad, dejando intactas a las demás bacterias beneficiosas de la microbiota
Además, el hecho de que las bacterias sean resistentes a antibióticos no implica que también lo sean a fagos o enzibióticos; es más, en general, no hay resistencia cruzada, lo que les convierte en una clara alternativa para la eliminación de estas bacterias, tal y como explican los investigadores del CSIC.
Otra de las ventajas de los bacteriófagos es que hay una alta disponibilidad y diversidad de fagos en el medio, por lo que se suele escoger un cóctel de aquellos más activos contra la bacteria patógena en concreto. Esto minimiza mucho la probabilidad de que la bacteria tenga tiempo de adquirir mutaciones frente a todos ellos. Además, en el caso de los enzibióticos, la práctica experimental ha demostrado que es muy improbable la aparición de mutantes resistentes a ellos.
La enorme diversidad de biológica de fagos supone una fuente virtualmente inagotable de nuevos agentes antibacterianos
Por otro lado, la enorme diversidad de biológica de fagos supone una fuente virtualmente inagotable de nuevos agentes antibacterianos. Así, con el uso de las nuevas tecnologías en biología sintética, a medio plazo puede permitir el desarrollo de moléculas terapéuticas “a la carta”, perfectamente adaptadas a las necesidades de cada cuadro infeccioso en concreto.
Casos de uso clínico autorizado
A día de hoy, existen bastantes más casos de tratamientos exitosos contra una variedad de patógenos multirresistentes, algunos de ellos también en España. En el caso de los enzibióticos, hace unos tres años se comercializó el primero de ellos, de uso tópico, dirigido contra la bacteria Staphylococcus aureus resistente a meticilina.
En la actualidad hay otros enzibióticos que se encuentran en fases clínicas avanzadas de validación. Por tanto, a medio plazo se podrá disponer de este tipo de antibacterianos para combatir las infecciones provocadas por diversas superbacterias. De hecho, el que se espera sea caso ejemplar para la cercana regulación y comercialización de los enzibióticos, la Exebacasa de Contrafect, finalizará la tercera y última etapa de sus ensayos clínicos para uso en infecciones sistémicas por S. aureus el próximo año.
“La fagoterapia va a ser en el futuro cercano una de las principales soluciones para luchar contra las bacterias resistentes”
Desde el CSIC aseguran que, en España, nos encontramos en una buena posición para adoptar estas nuevas terapias. Por ejemplo, la red Fagoma se ha propuesto la concienciación sobre la investigación y aplicación de los fagos. El objetivo es que, a corto plazo, se establezca una regulación de este tipo de terapias para permitir su aplicación habitual con toda la seguridad legal y las garantías sanitarias.
“La fagoterapia, con sus debilidades y dificultades, va a ser en el futuro cercano al menos una de las principales soluciones para luchar contra las bacterias resistentes, como alternativa o complemento a los antibióticos. Nuestra sociedad necesita tener ahora este debate y adelantarse a la ola de las pandemias por venir”, concluyen los investigadores.
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