El Comité Científico del Covid del Icomem afirma que la vacunación en niños es “ética y tiene justificación clínica”

"El acceso de los niños a la vacuna es una responsabilidad pública y la elección final es una cuestión de consentimiento informado pediátrico", concluyen en su último informe

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..Redacción.
La incidencia de Covid en pediatría ha estado infraestimada durante los primeros meses de la pandemia. Así lo ha indicado el Comité Científico del Covid-19 del Ilustre Colegio de Médicos de Madrid (Icomem). Ahora, en la sexta ola de infección por SARS-CoV-2 y de la variante Ómicron en España, este órgano considera que la situación del Covid-19 en personas en edad pediátrica (menores de 18 años) es más preocupante. En este sentido, en su último informe, este comité del Icomem afirma que la vacunación Covid-19 en niños es “ética, tiene justificación clínica y es adecuada para la población infantojuvenil”.

La incidencia en España en menores de 11 años en el mes de diciembre era de 533 casos por 100.000 habitantes, la más alta de todos los grupos de población y casi 4 veces superior a la de los mayores de 80 años. Y hasta octubre de 2021, en España, la pandemia había causado, en menores de 19 años, 7.500 hospitalizaciones, 481 ingresos en unidades de cuidados intensivos y 49 muertes, 25 de ellas en menores de 9 años. “Al principio de la pandemia pensamos que los niños no se contagiaban. No fuimos capaces de detectar entonces, que los niños son susceptibles al virus, si se infectan y transmiten de la misma manera que lo hacen los adultos”, asegura la Dra. Teresa Hernández-Sampelayo, especialista en pediatría y miembro de este Comité.

Dra. Hernández-Sampelayo: “Debemos investigar y realizar ensayos clínicos pediátricos que permitan conocer mejor y ajustar los tratamientos”

“Con más experiencia clínica, actualmente conocemos que presentan cuadros clínicos menos graves, aunque empezamos a detectar casos de Covid persistente o prolongado también en edad pediátrica y cuadros de síndrome inflamatorio multisistémico tras la infección por SARS-CoV-2, que requieren de ingreso hospitalario y en UCI”, detalla. Por ello, considera que es importante trabajar en el tratamiento de esta enfermedad en pediatría con la “investigación y realización de ensayos clínicos pediátricos que permitan conocer mejor y ajustar los tratamientos”.

Los niños tienen cuadros clínicos menos graves y letales que los adultos, debido a una menor madurez del sistema inmune del niño y a la menor prevalencia de comorbilidades y de factores de riesgo asociados a una peor evolución (obesidad, diabetes e hipertensión entre otros). Sin embargo, según este Comité hay un escenario que habría que valorar. Se trata de los casos de cuadros post-Covid, que al igual que en adultos, se producen entre 2-6 meses después de la infección aguda. Los menores muestran fatiga, disnea, dolor torácico, dificultad de concentración y alteraciones del sueño.

No conocemos aún su incidencia real, la carga de enfermedad que supone, ni las secuelas a largo plazo. En estos momentos, su manejo no está claramente protocolizado y el tratamiento es sintomático y el tiempo suele resolverlo. Pero recomendamos que se haga un seguimiento y evaluación a través de médicos bien entrenados e integrados en equipos de carácter multidisciplinar e integral”, afirma la especialista en pediatría.

“Recomendamos que se haga un seguimiento y evaluación a través de médicos bien entrenados e integrados en equipos de carácter multidisciplinar e integral”

En cuanto al síndrome inflamatorio multisistémico (MIS-C) tras la infección por SARS-CoV-2 en niños, es un cuadro raro pero muy grave que frecuentemente requiere de cuidados intensivos. Se produce dos semanas después de la infección aguda, con manifestaciones clínicas de los pacientes con varían según la edad. Los niños más pequeños (0 a 4 años), presentan menor proporción de manifestaciones graves y menos admisiones en UCI, con mayor frecuencia conjuntivitis, erupción cutánea y dolor abdominal. Los pacientes de 18 a 20 años tenían más probabilidades de tener neumonía, disnea, miocarditis y disfunción cardíaca.

No sabemos exactamente porque ocurre, suele ser una respuesta especial al virus de determinados pacientes, y suele cursar con fiebre alta, problemas digestivos, afectación cardíaca, dolor en pies y manos, cansancio y palidez”, explica la Dra. Hernández-Sampelayo. En este sentido, advierte que los padres deben estar atentos a estos síntomas, aunque matiza que “la mayoría de los ingresos se recuperan sin secuelas”.

Vacunación pediátrica
Actualmente hay tres vacunas autorizadas para uso pediátrico. El Comité Científico del Covid del Icomem recuerda que las vacunas frente al SARS-CoV-2 son compatibles con el resto de las vacunas aplicables a niños. “El riesgo relativamente bajo que plantea el Covid-19 aguda en los niños, acompañada de la pequeña pero existente incertidumbre sobre los daños relativos asociados a la vacunación y la enfermedad, hacen que el balance de riesgo y beneficio de la vacunación en la edad pediátrica sea más complejo”, expone el informe. No obstante, el Comité Científico del Covid aboga por vacunar a la población infantojuvenil. “El acceso de los niños a la vacuna es una responsabilidad pública y la elección final es una cuestión de consentimiento informado pediátrico“.

Dra. Hernández-Sampelayo: “Es ético, legal, tiene justificación clínica y epidemiológica y es adecuado el uso de vacunas en la población infantojuvenil”

Para la doctora, miembro de este Comité, la vacunación Covid en niños “es ética, legal, tiene justificación clínica y epidemiológica y es adecuado el uso de vacunas para este grupo.” En el caso de los adultos han demostrado que son favorables teniendo en cuenta las variables riesgos-beneficios. La vacuna, es lo único que tenemos para evitar la enfermedad”. En su opinión, las ventajas directas son claras, “si una vacunación segura y eficaz como las actuales pueden prevenir muertes y enfermedad grave en niños, además de la reducción de la propagación, la disminución del estrés general en los niños derivado del cierre de escuelas y del distanciamiento social, así como del coste económico para las familias”.

El Comité Científico pone el foco en las consecuencias psicológicas en este grupo de edad, así como en las agudizaciones de enfermedades psiquiátricas previas

Por otro lado, los niños no son inmunes, ni indiferentes a los efectos psicológicos adversos de la pandemia y a las medidas de cuarentena. El Comité argumenta a favor de las vacunas para que los niños y adolescentes puedan volver a su vida previa a esta crisis sanitaria. En su análisis ponen el foco en las consecuencias psicológicas en este grupo de edad (depresión, estrés, ansiedad, inatención, irritabilidad, etc.) También se refieren a las agudizaciones de enfermedades psiquiátricas previas.

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