..Juan Pablo Ramírez.
El cambio climático y la globalización han acrecentado el riesgo de una nueva pandemia. La realidad exige un planteamiento diferente de las autoridades sanitarias de todo el mundo. “Hemos hecho mal el enfoque para prevenir estos problemas porque hemos tenido una estrategia de reacción, que debemos cambiar por una estrategia de anticipación de futuras pandemias”, explica el Dr. José Miguel Cisneros, director de la Unidad Clínica de Enfermedades Infecciosas, Microbiología y Parasitología del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla, durante una entrevista con iSanidad.
Se trata de problemas que se ha abordado en el libro Las enfermedades infecciosas en 2050, presentado recientemente por la Sociedad de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc). En un contexto en el que los sistemas sanitarios han comenzado a controlar el SARS-CoV-2, el Dr. Cisneros, coordinador de este trabajo, lanza una advertencia sobre futuras zoonosis: “Hasta ahora, las pandemias habían ido de generación en generación. Ahora tenemos el riesgo de que una generación viva más de una pandemia”.
La investigación debe ser el motor de este cambio de estrategia. “Existen miles de virus y no se pueden estudiar todos. Se pueden vigilar aquellos puntos donde exista esa proximidad entre lo humano y lo animal”, relata el especialista. Esta investigación debe permitir identificar al menos “los virus que tienen más capacidad de dar el salto al hombre porque tienen estructuras más cercanas a los receptores humanos”. La estrategia requiere de una acción coordinada a nivel internacional que podría ser liderada por Europa.
“Hemos hecho mal el enfoque para prevenir estos problemas porque hemos tenido una estrategia de reacción, que debemos cambiar por una estrategia de anticipación de futuras pandemias”
El Dr. Cisneros insiste en la importancia de incidir en la formación de los especialistas dentro de esta estrategia de anticipación. Precisamente, España es uno de los pocos países europeos que aún no cuenta con la especialidad de enfermedades infecciosas. “No tenemos formación reglada en enfermedades infecciosas y tiene consecuencias negativas para los pacientes porque crea una inequidad con los ciuddadnos europeos y dentro de nuestro país también. La formación hoy es muy heterogénea y depende de la capacidad individual y de los servicios de enviar a los profesionales fuera de España”, añade.
Más allá del último coronavirus, existen otros riesgos de zoonosis recientes. “Al cambio climático se sucede otro determinante de salud que es la globalización. La globalización la vemos con el Crimea Congo como ha hecho una diseminación inaudita, sin precedentes, de esta infección”, destaca el especialista. En 2020, se produjeron casos de meningoencefalitis por el virus West Nile o el caso más reciente de la viruela del mono.
Este último caso convive hoy con el SARS-CoV-2, aunque su impacto ha sido muy diferente. “La viruela del mono no va a suponer una amenaza comparable a lo que hemos visto. Esto no quita la inquietud que genera la incorporación de un nuevo virus que era remoto y que ahora haya transmisión autóctona. Esto no es una buena noticia”. Se trata, no obstante, “de una infección leve. La prueba es que la inmensa mayoría de los casos no requieren hospitalización, las hospitalizaciones son contadas. No está saturando el sistema sanitario hospitalario”, señala.
En las últimas semanas la irrupción de las variantes BA4 y BA5. Pero la situación es muy diferente a la vivida en los primeros meses de pandemia en 2020. “Las hospitalizaciones no son lo mismo. Los pacientes que ingresan ahora con infección por SARS-CoV-2 no tiene nada que ver con los que ingresaban antes, que sabíamos que uno de cada cinco se morían. Ya no vemos aquellos cuadros terribles de neumonía primaria que llevaban a la insuficiencia respiratoria en pocos días, a la ventilación mecánica, a la UCI y a la muerte”, relata el especialista.
“La viruela del mono no va a suponer una amenaza comparable a lo que hemos visto”
La diferencia hoy radica en que la mayoría de las personas contagiadas por Covid padece una enfermedad crónica y no acude al hospital por una insuficiencia respiratoria. “Tenemos que separar entre la morbimortalidad primaria, la causada por el virus, y la morbimortalidad causada por la comorbilidad de las personas que tienen el virus”, aclara.
Se ha confirmado también que las nuevas subvariantes de Ómicron consiguen escapar a la inmunidad de las vacunas y a los anticuerpos monoclonales. El Dr. Cisneros subraya que no se trata de un problema grave: “Las vacunas protegen contra la forma más grave de la enfermedad”, insiste. En cuanto a los anticuerpos monoclonales, explica que su uso ha sido limitado. Existe otras opciones. “Estamos utilizando los antivirales en pacientes muy seleccionados. En cuanto ha habido disponibilidad, seguramente están teniendo el beneficio de los ensayos clínicos para evitar que esas personas progresen a neumonías y a muerte“.
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