Los determinantes sociales de la salud, desde el código postal hasta la etnia o el tipo de ocupación

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El código postal de residencia de cada persona, su género, su etnia, si ha tenido acceso a la educación, el tipo de trabajo que tiene o su renta anual pueden marcar, en una proporción importante, la salud que tendrá e incluso su esperanza de vida. Más allá de factores biológicos y genéticos, los determinantes sociales de la salud pueden influir en los años que vivimos, en las enfermedades que padecemos o en nuestra calidad de vida.

Los determinantes sociales de la salud pueden influir en los años que vivimos, en las enfermedades que padecemos o en nuestra calidad de vida

Según indicadores de antes de la pandemia de distritos y barrios del Ayuntamiento de Madrid, residir en el madrileño distrito de Retiro, una de las zonas más acomodadas de la capital, implica una esperanza de vida para los hombres de 83,9 años, casi tres años y medio más que la esperanza de vida al nacer calculada para quienes residen en Puente de Vallecas, uno de los distritos al sur de Madrid. Nacer y vivir en una u otra zona de la misma ciudad tiene implicaciones tanto en la esperanza, como en la calidad de vida. El Covid-19 ha sido un ejemplo de esta realidad. La pandemia ha tenido un mayor impacto en los grupos de población con mayor vulnerabilidad socioeconómica.

Los resultados en salud dependen en un 27% de los factores biológicos y genéticos. Casi las tres cuartas partes restantes se deben a estilos de vida (el 43%), al sistema sanitario al que se tenga acceso (11%) y a las condiciones medioambientales (19%), según el modelo de determinantes de la salud establecido por Marc Lalonde en 1974.

Los resultados en salud dependen en un 27% de los factores biológicos y genéticos. El resto se debe a estilos de vida, acceso a la salud y condiciones medioambientales

Según el trabajo Por una salud no determinada. Hoja de Ruta hacia la equidad, un documento de análisis sobre los determinantes sociales que generan desigualdades en salud, elaborado por expertos de diferentes ámbitos bajo la dirección de la Fundación Gaspar Casal y la colaboración de la empresa biofarmacéutica MSD, la formación y concienciación sobre determinantes sociales de la salud, el análisis de la evidencia y la implementación de políticas efectivas serían las tres dimensiones sobre las que trabajar.

Los autores del informe de MSD y la Fundación Gaspar Casal debatieron en un focus group sobre estos y otros aspectos y se basaron en una revisión sistemática de 50 artículos científicos sobre determinantes sociales de salud. A partir de toda esta información se ha elaborado una posible hoja de ruta con las tres dimensiones mencionadas cuyo objetivo es contribuir a paliar la inequidad en salud que los determinantes sociales pueden generar.

Las enfermedades crónicas y la multimorbilidad se concentran “de manera desproporcionada” entre las personas que viven en áreas más desfavorecidas

El informe concluye que las personas con menos recursos viven y mueren en situaciones más desfavorables. Además, señala que las personas con un menor acceso a la educación, una peor ocupación laboral o menores ingresos, suelen registrar una mayor prevalencia de la mayoría de los problemas de salud. Incluso pueden llegar a fallecer a edades más tempranas.

Así, comprobaron a partir de estudios publicados, que la mayoría de las enfermedades crónicas y la multimorbilidad se concentran “de manera desproporcionada” entre las personas que viven en áreas más desfavorecidas. También encontraron una asociación entre el empleo precario y la mala salud mental, una asociación que fue más elevada en las mujeres.

MSD y Fundación Gaspar Casal han analizado los determinantes sociales de la salud y proponen una hoja de ruta hacia “una salud no determinada”

En menores de 15 años, enfermedades como la tuberculosis, la obesidad, el trastorno de adaptación o de ansiedad, la hipertensión y las intoxicaciones aumentaban su frecuencia en los grupos de menor estatus socioeconómico. También existe una mayor probabilidad de tener cualquier enfermedad reumática o musculoesquelética cuanto mayor es la privación socioeconómica.

Son algunas de las realidades que muestra esta revisión sistemática. Pero también ofrece una serie de recomendaciones que pueden contribuir a alcanzar una salud no determinada: que los determinantes sociales no causen inequidades en salud. Para conseguirlo, creen que hay que llevar a cabo un abordaje multisectorial, apoyado por un enfoque de la salud en todas las políticas, “aún poco desarrollado y que requiere más transversalidad”, apuntan, y centrado en la formación y la concienciación.

Ana Argelich: “En salud debemos aspirar a la equidad en resultados”

Además, consideran fundamental contar con un mayor registro de datos y de evidencias para poner en marcha políticas efectivas. En este sentido, señalan que se hace necesario incidir en políticas aplicadas a aspectos como el trabajo, la educación, la diversidad y la pobreza. No son áreas directamente relacionadas con la salud, pero tal y como refleja el estudio, sí tendrían un impacto en la salud.

“En salud debemos aspirar a la equidad en resultados”, señala Ana Argelich, presidenta y directora general de MSD en España. “Por ello, entendemos que hay que trabajar en todos aquellos factores que inciden en los resultados en salud y apoyamos el trabajo en el ámbito de determinantes sociales, con el objetivo final de contribuir a la reducción de las desigualdades en salud”, concluye.

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