J.P.R.
Ana González-Besada (vídeo)
Es un argumento que se repite en Hollywood de manera recurrente. La tecnología ha conducido al planeta al caos. La máquina sustituye al humano en sus funciones y acaba apoderándose del mundo. Son películas de ciencia ficción que han podido dejar cierto poso en la sociedad y también en nuestros profesionales sanitarios. “No estamos en el punto de ‘Yo robot’”, explica el Dr. Manel Escobar, director clínico de Diagnóstico por Imagen (Radiología y Medicina Nuclear) del Hospital Universitari Vall d’Hebron, durante el coloquio online Inteligencia artificial en salud, ¿aliado o amenaza?, organizado por iSanidad en colaboración con Fujifilm en el marco de la campaña Never Stop.
El Dr. Escobar reclama “un cambio cultural” que permita la implantación de la inteligencia artificial para la aplicación de una verdadera medicina personalizada. Lejos de los argumentos cinematográficos, nuestros profesionales muestran su preocupación por cuestiones más prácticas, como la pérdida del empleo al ser sustituido por una máquina o la pérdida del contacto con el paciente. “La inteligencia artificial que ha llegado y que está disponible proporciona ayuda al profesional sanitario en la toma de decisiones clínicas y en la clasificación de pacientes”, subraya el especialista.
La tecnología va a potenciar la figura del clínico dentro del sistema sanitario. “Estas herramientas nos van a facilitar a todos el trabajo. Los datos siempre nos ayudarán a tomar decisiones. No vamos a desaparecer, vamos a mejorar todos”, relata Dr. Josep Munuera, jefe de Servicio de Diagnóstico por Imagen del Área de Investigación, Innovación y Calidad del Hospital Universitario Sant Joan de Déu.
Dr. Munuera: “La inteligencia artificial nos va a facilitar el trabajo. Los datos nos ayudarán a tomar decisiones. No vamos a desaparecer, vamos a mejorar todos”
Una implantación plena del sistema sanitario va a provocar cambios en el modo de trabajar. Flujos de trabajo y humanización. “Vivimos en un sistema industrialista, pero con un modelo de recursos humanos de finales del siglo XIX o de principios del XX”, argumenta el Dr. Munuera. El impacto se va a percibir en los flujos de trabajo. “Se van a automatizar tareas que hasta ahora pensábamos eran imprescindibles que fueran desarrolladas por parte del personal sanitario. Va a permitir que el profesional sanitario esté más cerca de la persona”, explica el Dr. Escobar.
El director clínico de Diagnóstico por Imagen del Vall d´Hebron rechaza aquellos argumentos que “auguran que la inteligencia artificial deshumaniza el sistema sanitario”. La introducción de estas herramientas va a “contribuir a que los médicos, las enfermeras, los técnicos, las auxiliares y todo el personal que trabaja en el sector salud pueda dedicar la mayoría de su tiempo a aquello para lo cual está pensado su rol: estar cerca del paciente. Habrá muchas tareas que estarán resueltas por algoritmos de inteligencia artificial”, insiste.
Su aplicación en el sistema sanitario supone la superación de una serie de barreras que van más allá de las resistencias dentro de las plantillas sanitarias. El desarrollo de algoritmos de inteligencia artificial, la intimidad de los usuarios y la ley de protección de datos, la interoperabilidad de la historia clínica digital o la incorporación de nuevos perfiles profesionales al sistema sanitario son los principales desafíos.
Dr. Escobar: “No podemos aplicar con la máxima potencia algoritmos de inteligencia artificial si no estructuramos previamente al máximo posible los datos que tenemos en nuestro sistema de salud”
“No podemos aplicar con la máxima potencia algoritmos de inteligencia artificial si no estructuramos previamente al máximo posible los datos que tenemos en nuestro sistema de salud. Y, por último, el manejo de una cantidad de datos tan enorme requiere el desarrollo de algoritmos que van a acceder a esos millones de datos”, explica el Dr. Escobar.
La regulación europea establece que el paciente es el propietario de los datos, a diferencia de otros países como China, en el que el estado es el dueño de esos datos, o de Estados Unidos, donde pertenecen a la institución sanitaria. Ambos expertos coinciden en los beneficios que aporta la normativa europea y sostienen que países de nuestro entorno, como Alemania y Reino Unido, han establecido normas que protegen la intimidad del paciente y permiten mejorar la investigación y la práctica clínica. Ante esta incertidumbre, el Dr. Munuera propone tres conceptos: tranquilidad, exigencia y reglas del juego. “A día de hoy, tenemos que saber que hay softwares y algoritmos que trabajan con datos de pacientes con el marcado CE y FDA. Se están aplicando y siguen una normativa clara que es la protección de los datos. Se está haciendo bien no solo aquí, también en el resto de Europa y en otros países del mundo. Eso no quita que, por supuesto, haya que vigilarlo”, añade el Dr. Munuera.