Redacción
Por primera vez, un estudio demuestra que los efectos de una exposición reciente a la bendamustina se relacionan con peores resultados en la terapia CAR-T en pacientes con linfoma de células B grandes. El grupo de Hematología Experimental del Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO) y el Programa de Terapias Avanzadas del propio hospital barcelonés han llevado a cabo el estudio que evidencia que los pacientes con este tipo de linfoma refractarios y habían recibido el anticancerígeno bendamustina antes de la aféresis en la terapia CAR-T, presentaron peores resultados en supervivencia libre de progresión y supervivencia global, independientemente de la dosis y del estado inicial del paciente.
Se conocían las limitaciones del uso de la bendamustina por su efecto tóxico sobre los linfocitos, pero por primera vez un estudio demuestra sus efectos sobre el resultado de las CAR-T
Aunque existe un consenso clínico sobre las limitaciones del uso de la bendamustina debido a su efecto tóxico sobre los linfocitos del paciente, el estudio que se ha publicado en la revista Journal of Clinical Oncology lo ha venido a demostrar ahora. Comprender por qué en unos pacientes funciona la terapia CAR-T y en otros resulta clave. La terapia celular ha cambiado completamente la realidad de los pacientes con linfoma de célulsa B en recaída o refractario.
“Sin embargo, sólo entre el 30% y el 40% de los pacientes que reciben infusión con células CAR-T logran una remisión duradera”, apunta la Dra. Gloria Iacoboni, hematóloga del Hospital Universitario Vall d’Hebron, investigadora del Grupo de Hematología Experimental y primera autora del estudio. Si la remisión no es duradera, hay que buscar un tratamiento de rescate.
Han analizado los resultados clínicos de 439 pacientes de hospitales españoles y europeos, tratados en tercera línea con CAR-T teniendo en cuenta si habían recibido bendamustina o no previamente
Pero “los pacientes que progresan después de esta terapia tienen bajas tasas de respuesta a los regímenes de rescate y los resultados a largo plazo son sombríos”, explica el Dr. Pere Barba, director del Programa de Terapias Avanzadas del Servicio de Hematología del Hospital Universitario Vall d’Hebron, investigador del Grupo de Hematología Experimental del VHIO y autor sénior de este estudio. “Por lo tanto es necesaria una mejor comprensión de los factores asociados con el éxito del tratamiento para mejorar los resultados de eficacia”, añade.
La investigación ha analizado los resultados clínicos de una cohorte de 439 pacientes de diversos hospitales españoles y europeos, tratados en tercera línea con CAR-T según si habían estado expuestos a bendamustina a o no antes de la extracción de linfocitos T. Del total de pacientes analizados, 80 habían estado expuestos en algún momento antes de la aféresis.
Tras equiparar estadísticamente las características basales para descartar que estos resultados estuvieran influenciados por el hecho de quizás los pacientes que habían recibido bendamustina presentaban tumores más agresivos, los investigadores vieron que la exposición previa ya era un factor asociado a peores resultados en CAR-T.
“Observamos que si la exposición a bendamustina era reciente los resultados eran todavía peores independientemente de las características del paciente y de la dosis que habían recibido”
En un segundo análisis quisieron comprobar si la exposición nueve meses antes de la aféresis a la bendamustina daba peores resultados. “Y observamos que, efectivamente, si la exposición al fármaco era reciente los resultados eran todavía peores independientemente de las características del paciente y de la dosis que habían recibido”, señalan los investigadores. Los 42 pacientes que habían recibido bendamustina nueve meses antes de la aféresis presentaron una mediana de supervivencia global de 4,6 meses frente a los 23,5 meses en pacientes que no habían recibido el fármaco.
“Todos los datos obtenidos en el estudio nos dan la evidencia científica de la recomendación de evitar el uso de la bendamustina en pacientes con linfoma de células B grandes que son potenciales candidatos a terapia CAR-T si la enfermedad progresa” afirma el Dr. Pere Barba. “Y deberán tenerse en cuenta en las guías clínicas no sólo de estos linfomas sino también de otros tipos de linfomas que eventualmente pueden progresar y necesitar de las terapias CAR-T. Todo ello con el objetivo de anticiparnos a todos los escenarios y optimizar la eficacia del tratamiento”, concluye.