“Practicar la confianza, aprender a comunicar y planear en cada caso el momento adecuado son claves para la deprescripción de psicofármacos”

Las doctoras Luz de Myotanh Vázquez Canales y Antonieta Also Fontanet, del grupo de Salud Mental de la Semfyc, aportan las claves para una correcta deprescripción de estos tratamientos

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Juan León García
El consumo de psicofármacos, en especial de benzodiacepinas, se ha disparado en España en las últimas décadas, por eso se hace hincapié sobre su deprescripción. Ante una medicalización de la salud mental más extendida en las sociedades occidentales, el profesional de atención primaria tiene un rol esencial a la hora de fomentar su correcto uso. Para tener herramientas con las que afrontar el desafío de revertir la tendencia y avanzar en la deprescripción, la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc) dedicará un taller online durante su APDay 2025 a esta cuestión. Las doctoras Luz de Myotanh Vázquez Canales, coordinadora del grupo de Salud Mental de la Semfyc, y Antonieta Also Fontanet, miembro de este mismo grupo, atienden a iSanidad para profundizar en las claves de esta actividad.

Según la JIFE, España es el país del mundo con mayor consumo de benzodiacepinas. ¿Qué papel tiene el profesional de primaria en el control y el correcto uso de estos psicofármacos?
Los profesionales de atención primaria son claves para el control y el correcto uso de los psicofármacos, debido a que somos la entrada del paciente al sistema sanitario, y tenemos a cargo el seguimiento longitudinal de sus patologías y evolución en el tiempo de ellas. Las patologías más prevalentes en las que se indican estos fármacos, los trastornos de ansiedad y el insomnio, se controlan y valoran por el médico de atención primaria. Disponer del vínculo que se genera en las consultas es clave para un correcto seguimiento.

“Una de las causas importantes en el aumento del consumo de psicofármacos es la poca disponibilidad de tiempo en las consultas de atención primaria”

¿A qué se debe que se haya disparado el consumo de este tipo de medicamentos y cómo ha podido influir en esa tendencia la aparente facilidad para prescribirlos?
Una de las causas importantes es la poca disponibilidad de tiempo en las consultas de atención primaria, también influye la reticencia de los pacientes al cambio de medicación, y tener unas bases de entrenamiento y formación de cómo deprescribir por parte de los profesionales.

El cambio en los hábitos de vida actuales, con peores condiciones laborales y estrés, problemas sociales y complejidad en el día a día, hace que sobre todo desde después de la pandemia de covid-19 se haya disparado el consumo de estos fármacos.

¿Qué riesgos conlleva, por un lado, la prescripción precipitada de benzodiacepinas o antidepresivos, y por el otro, que su tratamiento se extienda más tiempo del necesario?
Los psicofármacos tienen efectos secundarios a corto y a largo plazo, conocerlos e individualizar al paciente a su edad y patologías es importante para valorar el inicio, tipo y duración del tratamiento. Uno de los problemas principales es que los ansiolíticos más allá del tiempo que se recomiendan utilizar, generan adicción y dependencia, y después deprescribirlos requiere de una parte activa y comprometida del paciente para poder retirarlos.

¿Cuándo deprescribir psicofármacos como los mencionados? ¿Cómo actuará el médico de familia si esta petición viene a iniciativa del paciente?
La deprescripción tiene su sentido en varias situaciones. Lo más importante es plantear retirar el fármaco cuando el proceso por el que se pautó se ha resuelto. Otras causas para su retirada es la aparición de efectos secundarios, interacción con otros fármacos, que no funcione o que el paciente plantee su retirada.

“Los psicofármacos tienen efectos secundarios a corto y largo plazo. Conocerlos e individualizar al paciente a su edad y patologías es importante para saber cuándo comenzar, por cuánto tiempo y qué tipo de tratamiento es adecuado”

En este último caso, y contesto a la segunda parte de la pregunta, significa que el paciente se ha empezado a cuestionar que el fármaco no lo necesita, que le gustaría ver cómo se siente sin su utilización o que quizás se encuentra mejor. La decisión de retirar un fármaco debería de ser de manera consensuada con el paciente, escuchando sus motivos y valorar de manera conjunta si es un buen momento para hacerlo.

Durante su formación en el marco del APDay 2025, compartirá herramientas para que los médicos de atención primaria puedan deprescribir este tipo de medicamentos. ¿Cuáles son las estrategias planteadas y en qué consisten?
La deprescripción de un fármaco es un acto médico que implica confianza por las dos partes. Si no conocemos bien al paciente y él no confía en nosotros va a ser sumamente complicado plantear un proceso así. Por ello, la confianza es la primera herramienta que debemos de aprender a trabajar para que el manejo del problema sea el adecuado. Otro aspecto importante es la comunicación médico-paciente. Este aspecto es fundamental para poder marcar unos objetivos que se comprendan y llegar a pactos.

Y finalmente, una herramienta que no se debe de olvidar es cómo planeamos el tratamiento de la persona. Debemos explicar, marcar unas pautas, ir revaluando el estado mental del paciente y finalmente, cuando haya una resolución del proceso o haya una clara mejoría, plantear retirar. Por tanto, las herramientas más importantes son: practicar la confianza, aprender a comunicar y planear de manera individualizada su retirada cuando sea el momento adecuado.

“En muchos centros de salud hay reuniones mensuales con el psiquiatra de referencia para comentar casos concretos y hacer un abordaje individual, especialmente, de los más graves”

¿Qué importancia tiene la comunicación interdisciplinar con los profesionales de hospitalaria para el correcto manejo y seguimiento del paciente que toma algún psicofármaco? ¿Cómo calificaría la que se da hoy en nuestro país?
La relación entre diferentes niveles asistenciales es fundamental en atención primaria. Los pacientes cuando tienen algún problema, el primer lugar al que acuden es a sus médicos de familia. Es necesario mantener una relación fluida con los servicios de Salud Mental para realizar un abordaje adecuado. En atención primaria contamos con un conocimiento de la biografía de cada persona, así como de su entorno, que no lo poseen otras especialidades. Esto nos permite contextualizar muy bien lo que está pasando y tener información de primera mano.

Por tanto, la comunicación debe de ser bidireccional, de primaria a salud mental, y viceversa. La comunicación interdisciplinar es muy variable, pero de manera general, suele haber buena relación entre los servicios de Salud Mental y atención primaria. En muchos centros de salud hay reuniones mensuales con el psiquiatra de referencia para comentar casos concretos y hacer un abordaje individual, especialmente, de los más graves. Esto es un gran avance que nos permite ser más resolutivos y estar mejor organizados, pero quien se beneficia en última instancia de esta buena organización es el paciente.


Conforme a la política de transparencia de la semFYC, APDay cuenta con el patrocinio no condicionado de: Adamed, Astellas, Boehringer Ingelheim, Daiichi-Sankyo, Esteve, GSK, MSD, Novo Nordisk, Organon, Pfizer, Salvat y Servier

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