Paula Baena
La inmunoterapia se ha convertido en una herramienta clave en el abordaje actual de la leucemia linfoblástica aguda (LLA); tanto en su modalidad basada en anticuerpos, como en la terapia celular. Así lo expone el Dr. Luis Madero López, jefe del Servicio de Hemato-Oncología Pediátrica en el Hospital Universitario Quirónsalud Madrid y en el Hospital Infantil Universitario Niño Jesús, en Doryos.
La inmunoterapia basada en anticuerpos monoclonales incluye fármacos como el blinatumomab, un anticuerpo biespecífico anti-CD3 y anti-CD19 que activa los linfocitos T para inducir apoptosis en células tumorales, y el inotuzumab ozogamicina, anti-CD22 conjugado con calicamicina, que actúa provocando roturas en el ADN de doble cadena. A estos se suma el daratumumab, anti-CD38, inicialmente desarrollado para mieloma múltiple, pero con evidencia clínica también en LLA de inmunofenotipo T.
Las generaciones actuales de CAR han incorporado moléculas coestimuladoras como CD28, 4-1BB o OX40, potenciando su eficacia y persistencia
Por otra parte, la terapia CAR-T representa un hito en la inmunoterapia celular. Esta técnica consiste en modificar genéticamente los linfocitos T del paciente para que expresen un receptor quimérico (CAR) capaz de identificar antígenos tumorales y desencadenar su destrucción. «El CAR combina la precisión del anticuerpo monoclonal con la potencia de los linfocitos T», señala el Dr. Madero. Las generaciones actuales de CAR han incorporado moléculas coestimuladoras como CD28, 4-1BB o OX40, lo que potencia su eficacia y persistencia.
Los estudios pivotales sobre estos tratamientos muestran datos esperanzadores: el uso de CAR-T en pacientes con enfermedad refractaria o en recaída ha alcanzado tasas de remisión completa de hasta el 80%, con una supervivencia aproximada del 60% a un año. Mientras tanto, los anticuerpos como blinatumomab e inotuzumab se posicionan como terapias puente eficaces hacia el trasplante hematopoyético.
Dr. Madero: «Estamos ante un cambio de paradigma en el tratamiento de la leucemia linfoblástica aguda, donde la combinación y personalización de estrategias inmunológicas marcará el futuro de la oncohematología pediátrica»
El Dr. Madero subraya que estas terapias se complementan entre sí. Las terapias celulares ofrecen alta potencia y persistencia, mientras que los anticuerpos monoclonales destacan por su especificidad y el hecho de no depender del HLA. «Estamos ante un cambio de paradigma en el tratamiento de la LLA, donde la combinación y personalización de estrategias inmunológicas marcará el futuro de la oncohematología pediátrica», concluye.
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