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Semergen ha dado a conocer este lunes un decálogo de buenas prácticas sobre la relación entre la industria farmacéutica y los médicos de familia, basado en criterios de “transparencia, ética, rigurosidad y profesionalidad“. La necesidad de este documento parte de un hecho concreto: la investigación clínica en la medicina familiar y la mayor parte de la formación continuada que reciben sus profesionales está promovida y financiada por la industria farmacéutica.
El documento se basa en criterios de “transparencia, rigurosidad y profesionalidad” para determinar cómo ha de ser el papel de la industria y los médicos de familia
Esta realidad plantea dilemas y conflictos de intereses que se pusieron sobre la mesa en el último congreso de Semergen, celebrado en Oviedo el pasado mes de octubre. Ponentes de todos los sectores implicados en esta cuestión abordaron cómo debe ser el papel de la investigación que lleva a cabo la industria y la formación que reciben los médicos. Sus conclusiones conforman el documento que presenta ahora Semergen.
El presidente de Semergen, José Luis Llisterri, ha defendido la posibilidad y el derecho de los profesionales a acceder a la mejor formación para el ejercicio de la práctica médica con “una industria farmacéutica que afortunadamente apoya esta investigación”. Pero esa relación con la industria debe ser “ética y transparente”.
Llisterri: “Cuando se nos critica por participar en una charla o dar una ponencia, hay que ver qué hay detrás”
Llisterri ha señalado que “cuando se nos critica por participar en una charla o dar una ponencia, hay que ver qué hay detrás”, explicó. Aludió a todo el proceso de investigación que hay detrás de cada ensayo clínico. Se refirió también a la inversión de la industria y la experiencia y el trabajo del profesional de atención primaria. “Uno tiene legitimidad para reivindicar que ese trabajo requiere una contraprestación“, opinó. Una contraprestación “que debe ser transparente, pública y notoria”.
Tanto el presidente de Semergen como José Ramón Luis-Yagüe, director de Relaciones con las Comunidades Autónomas de Farmaindustria, han reconocido en la presentación de este documento las “actuaciones irregulares en el pasado” en esta relación entre industria y médicos. “Pero desde 1992 tenemos un código de autorregulación cada vez más exigente”, puntualizó Luis-Yagüe, “la transparencia es un camino que no tiene vuelta atrás”.
Luis-Yagüe: “Desde 1992 tenemos un código de autorregulación cada vez más exigente. La transparencia es un camino que no tiene vuelta atrás”
El presidente de Semergen ha confiado en que este posicionamiento “sea una llamada de atención para otras sociedades“. Su objetivo es que pongan a disposición de la opinión pública “la información de las transferencias de valor que recibe el médico de cualquier sociedad científica”.
Sobre este decálogo de buenas prácticas se ha pronunciado también el que fuera secretario general de Sanidad, José Martínez Olmos. Es uno de los participantes en la mesa de debate que originó este documento. “No hay nada más ético que exigir que cualquier relación sea transparente y basada en competencias técnicas y formación de calidad sobre la evidencia científica. Para mí esto tiene mucho valor”.
Como parte implicada en este posicionamiento, el presidente del Foro Español de Pacientes (FEP), Andoni Lorenzo, ha destacado que la relación entre industria y médicos “nos afecta a los pacientes”. Por lo que “el buen desarrollo de esa relación hace que tengamos mejor calidad de vida”. Lorenzo aprovechó para pedir un cambio en el acceso de los pacientes a los congresos de las sociedades científicas y médicas. Un aspecto que también recoge el decálogo y que el representante de la patronal industrial aseguró “que están reflexionando”.
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