..Luis de Haro. Director general de iSanidad.
En sanidad el año 2019 acaba como del mismo color que empezó, gris plomizo. La transición sanitaria no debería durar más de un año. La política general no debería afectar más tiempo a la sectorial, el sistema sanitario no puede permitírselo. Médicos, enfermeras y el resto de profesionales no paran de explicar en los distintos foros la necesidad que hay que cambiar para mejorar. Mantener lo que hay es lo mismo que dejarlo morir. El sistema sanitario español es muy bueno, pero está en riesgo porque no se afronta el futuro. En realidad, ya está en decadencia.
Para pasar de la transición sanitaria a un futuro mejor hay que escuchar a todos, y hacer algo. El Ministerio de Sanidad tiene transferidas las competencias, pero su deber es liderar los cambios. Muchos más allá de las cuestiones ideológicas, tan de moda hoy, debe marcar un rumbo.
La transición sanitaria no debería durar más de un año
No se trata de abrir la discusión sobre la eutanasia, se trata de los temas verdaderamente cruciales. El Ministerio tiene que atender la relación publico-privada, económicamente no se puede sostener la duplicidad de servicios. Tampoco se puede hablar de la mejor sanidad del mundo con una tecnología que camina hacia la obsolescencia. La cronicidad y el envejecimiento, la humanización, la reforma de atención primaria, las terapias innovadoras, las agresiones, la responsabilidad civil, la seguridad el paciente, el déficit de profesionales… Los temas no se pueden atender uno a uno.
La reforma se está impulsando desde dentro, pero no es suficiente. Hace falta que el poder político se ponga en funcionamiento. Tiene que liderar el abandono de la transición sanitaria y dirigirse hacia “cualquier lado”, pero moverse.
La reforma se está impulsando desde dentro, pero no es suficiente. Hace falta que el poder político se ponga en funcionamiento
Incluso hay que definir, de una vez, el papel del paciente. Solo con pacientes formados se podrá entender el futuro del sistema. Tienen que dejar de ser los “pobres pacientes” para tener voz, pero una voz inteligente y ordenada.
A 2020 le pedimos que se invierta inteligencia en el sistema sanitario y deje de reducirse a un simple “escaparate”.
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