Elena García Manzanares: “Las enfermeras son claves en la recuperación de los pacientes ostomizados”

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..Fernando Ruiz.
En nuestro país hay más de 70.000 pacientes ostomizados y cada año se registran 16.000 casos nuevos, según las últimas conclusiones del Libro blanco de la Ostomía en España.

En este contexto, el papel de la Enfermería no solo es fundamental sino que, además, es necesario que existan enfermeras especializadas en este ámbito y que sean reconocidas como tal. Es la opinión de la enfermera Elena García Manzanares, Enfermera estomaterapeuta del Hospital 12 de Octubre de Madrid.

En el marco de la campaña Nursing Now y en colaboración con EnferConsultty, iSanidad entrevista a Elena García Manzanares. El objetivo es conocer más sobre el rol de las enfermeras en el abordaje de las ostomías.

En España hay mas de 70.000 pacientes ostomizados y cada años se registran 16.000 casos nuevos

¿Qué papel desempeña una enfermera en la realización de una ostomía? ¿Qué vistas de futuro hay?
La enfermera interviene en el proceso de la ostomía en varios momentos. El primero, en el preoperatorio, realizando una valoración integral de la persona y de su entorno para individualizar los cuidados, y así establecer una relación terapéutica. La información proporcionada en la consulta preoperatoria debe ser comprensible, completa y adecuada. Se explica el proceso quirúrgico, el concepto de estoma y los ajustes necesarios en la alimentación y en las actividades diarias tras la cirugía. Tal y como recomiendan las Guías de Buena Práctica, debe incidirse en la importancia de conseguir independencia en el autocuidado. Por ello, se muestran  los dispositivos de ostomía, “ensayando” su colocación y retirada. De este modo puede valorarse si existen problemas de visión, dificultades para la manipulación, etc. para, así, elegir el dispositivo más adecuado para cada persona.

Este “ensayo” se realiza tras practicar el marcaje del estoma. Esta intervención enfermera consiste en localizar la ubicación ideal del futuro estoma tras estudiar las características del paciente. Es más, sirve para asegurar que el paciente podrá ver su estoma y que la zona elegida no presenta pliegues ni problemas cutáneos que dificulten la posterior adaptación de las bolsas colectoras. Esta información preoperatoria es vital en la evolución tras la cirugía, por lo que conviene involucrar a la persona y su familia. De esta manera se resalta la importancia de su contribución en el éxito del proceso.

En el preoperatorio se realiza una valoración integral de la persona y de su entorno para individualizar los cuidados

La segunda intervención de la enfermera en el proceso de la ostomía es en el periodo intrahospitalario. Las enfermeras son clave en la recuperación del paciente ostomizado. Ya que, son cirugías que implican bastante complejidad. En cuanto al estoma, en este periodo las enfermeras son las encargadas de llevar “la teoría a la práctica”. En las unidades de hospitalización es donde el paciente ve por primera vez su estoma y donde debe comenzar a aprender y realizar unas rutinas de cuidado hasta ahora desconocidas. Estos pacientes requieren una vigilancia muy estrecha para prevenir y/o tratar de forma precoz cualquier complicación.

Al alta, es importante verificar que el nivel de autocuidado es el correcto; que la piel y el estoma no presentan complicaciones; la disponibilidad del material necesario por parte del paciente; el conocimiento de los ajustes que debe realizar en la dieta y en su medicación habitual, y  los motivos por los debe contactar con los profesionales. Como la tendencia actual es acortar los tiempos de ingreso hospitalario es fundamental asegurar la continuidad de cuidados. Para ello, hay que contar con el apoyo de las enfermeras estomaterapéutas y de las enfermeras de Atención Primaria.

Las enfermeras son claves en la recuperación de los pacientes ostomizados, ya que son cirugías que implican bastante complejidad

Tras el alta, aparece otro momento crítico, la vuelta casa. Esta situación es donde la persona y su familia se enfrentan a una nueva situación a la que hay que añadir la recuperación física, la convalecencia. En este periodo evitaremos complicaciones si la preparación del alta ha sido adecuada y si existe un respaldo profesional. Además, es clave que las enfermeras contribuyan a que la persona vaya incorporándose de forma adecuada a su vida cotidiana. De esta manera el paciente irá recuperando sus actividades y relaciones habituales. Es esencial que el autocuidado sea correcto y la adaptación de los dispositivos adecuada. No obstante, las fugas o los problemas cutáneos periestomales tienen un gran impacto en la calidad de vida, pudiendo ocasionar problemas en el sueño; el apetito; el estado emocional y en la vida social y de relación.

En cuanto al futuro creo que, dada la complejidad de los cuidados que requieren estas personas, es necesario que existan enfermeras especializadas en este ámbito y que sean reconocidas como tal. Estas enfermeras de practica avanzada deben liderar estos cuidados, aplicando y generando conocimientos basados en la evidencia para proporcionar unos cuidados especializados, con independencia para la toma de decisiones y con capacidad gestora, formadora e investigadora.  Para ello sería esencial disponer de una formación universitaria postgrado reglada y de libre acceso para aquellos profesionales interesados y sensibilizados con este tema.

Es necesario que existan enfermeras especializadas en la ostomía y que sean reconocidas como tal

Dado que el tema de la prescripción enfermera es un tema de total actualidad creo que las enfermeras encargadas del cuidado los pacientes ostomizados somos las que deberíamos prescribir los productos de ostomía. Se trata de productos caros, con un amplio catálogo que requiere conocerse a fondo para ofrecer a la persona la indicación más correcta, individualizada y coste-efectiva. Si son los profesionales que conocen el producto los que lo prescriben se optimizaría el gasto. Asimismo, se evitarían a los pacientes trámites innecesarios, desabastecimiento o sobre-acumulación de material. La persona ostomizada debe utilizar sólo el material necesario, teniendo como principal criterio de selección del mismo la facilidad de uso.  Para que esto esté asegurado la indicación de este material debe ser realizada por un profesional experto y debe estar ajustada a cada persona,  respetando la máxima “menos es más”.

Las enfermeras encargadas del cuidado los pacientes ostomizados somos las que deberíamos prescribir los productos de ostomía.

¿Qué riesgo tiene un paciente ostomizado en contraer una infección?
Un estoma mal ubicado, localizado cerca de una incisión quirúrgica y/o poco protruido sobre la piel, puede favorecer que existan fugas de heces u orina. El contacto de las fugas con la herida quirúrgica, aumenta el riesgo de infección de la misma. Por ello, es importante que se realice el marcaje del estoma, sean los pacientes intervenidos de forma programada como urgente.

Los pacientes urostomizados, debido a la importante alteración anatómica y fisiológica que supone la creación de un estoma urológico, tienen un mayor riesgo de desarrollar infecciones del tracto urinario. Es importante que conozcan los signos y síntomas de infección para consultar precozmente si aparecen, hidratarse adecuadamente y realizar una dieta con alimentos ricos en vitamina C.

Los pacientes urostomizados tienen un mayor riesgo de desarrollar infecciones del tracto urinario

¿Qué necesidades tiene el paciente ostomizado?
Las consecuencias de un estoma en la vida de las personas generan una problemática que va más allá de lo puramente físico. El estoma altera el equilibrio holístico de la persona: adaptación a nuevos hábitos de vida; desequilibrio emocional y afectación en su vida de relación interpersonal, social y laboral.

Tras la agresión que supone una cirugía que implica la realización de un estoma las necesidades físicas son las que requieren mayor atención inicialmente: asegurar la hidratación; la alimentación; el sueño; la movilización; el equilibrio hidroelectrolítico, etc. Las personas ostomizadas, además, necesitan sentirse seguras con las bolsas de ostomía, sentir que su incontinencia “está controlada”. Para ello es prioritario que el dispositivo de ostomía se adapte adecuadamente y tenga una durabilidad predecible, así como que la persona adquiera unas adecuadas rutinas de cuidado que sean realizadas de forma correcta e independiente. Según diferentes estudios, las personas autónomas para el autocuidado sienten que tienen mejor calidad de vida, mejor adaptación a la nueva situación y menos problemas cutáneos que las personas que dependen de otros para sus cuidados.

Además de necesidades físicas y de seguridad se encuentran las necesidades de relación, de intimidad, de autoestima y de autorrealización. Las enfermeras podemos contribuir a que las personas cubran estas necesidades aportando conocimiento sobre la problemática  desde una adecuada preparación científico-técnica para detectar y resolver complicaciones y poder establecer una relación de utilidad y confianza.

La problemática de los pacientes ostomizados va más allá de lo puramente físico. El estoma altera el equilibrio holístico de la persona

¿Qué líneas de investigación se están llevando a cabo acabo actualmente en la ostomía?
La calidad de vida, las implicaciones emocionales y sociales de portar un estoma, y las complicaciones de la ostomía, en especial los problemas de la piel periestomal, son líneas de investigación “clásicas”. Como implicaciones prácticas de los resultados obtenidos se están investigando los efectos de intervenciones educativas grupales en la calidad de vida; de medidas para la optimización del alta y la prevención de reingresos por deshidratación en personas ileostomizadas; de la creación de escalas para la valoración de la piel  periestomal, entre otras.

enfermera-docenteTambién se está investigando sobre los efectos de la actividad física en personas ostomizadas. Muchas patologías que implican una cirugía de ostomía están muy relacionadas con los hábitos de vida saludables y estas personas deben incorporar el ejercicio físico en su día a día. Debemos estudiar los efectos de este para así no limitar sino recomendar según los resultados de las investigaciones. Puesto que las Guías recomiendan la combinación de ejercicio con prendas de apoyo, en el Hospital 12 de Octubre hemos diseñado una prenda de compresión abdominal específica para personas ostomizadas a partir de la idea innovadora de un paciente.

Estamos pendientes de probar su eficacia como prenda de compresión, ya que permite aplicar una presión uniforme en el abdomen, pero sin comprimir la bolsa, lo que puede favorecer que las personas consideren su uso. El uso de una prenda de compresión específica, junto con el avance en las técnicas quirúrgicas y la rehabilitación de la zona abdominal, son medidas que pueden contribuir a disminuir la incidencia de la hernia paraestomal, una complicación muy frecuente, costosa y con gran impacto en la calidad de vida.

Los pacientes ostomizados deben incorporar el ejercicio físico en su día a día

¿Cómo describirías una enfermera del s.XXI?
Me imagino a las enfermeras como profesionales de referencia. Profesionales con una preparación universitaria de alto nivel; ajustada a la realidad asistencial; investigadora; docente y gestora. Enfermeras seguras, orgullosas de su profesión, luchadoras y unidas en las reivindicaciones colectivas. Independientes, generadoras de evidencias e innovaciones y con reconocimiento profesional, político y social.

¿Qué papel juega la enfermera en la formación del paciente ostomizado?
Las enfermeras tenemos un papel primordial en la promoción del autocuidado. Nuestro rol facilita que las personas adopten un papel protagonista y activo en sus procesos y/o enfermedades. No se trata solo de transmitir información, sino de conseguir que las personas adquieran conocimientos, habilidades y actitudes. De modo que los pacientes adopten un papel activo en el cuidado del estoma.

Desde el 2018 venimos desarrollando en el Hospital la iniciativa el “El12Educa”, en colaboración con la Escuela Madrileña de Salud. Una de las líneas es la denominada “Vida saludable para la persona ostomizada” en la que, a través de una serie de talleres, realizamos educación grupal, intercambio de experiencias y vivencias entre iguales con la participación de pacientes expertos. Estos especialistas aportan valor por su forma de afrontar el proceso. Creo que en la promoción para el autocuidado las enfermeras tenemos mucho que aportar y la educación grupal es una forma muy eficaz de llevarlo a cabo.

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