..Luis de Haro. Director general de iSanidad.
El término autodeterminación está de moda. La lucha de los protagonistas del “proces” hace que sea una palabra popular en los medios. Pedro Sánchez, Pablo Iglesias, Inés Arribadas, Quim Torra… la utilizan a diario. En paralelo los médicos, de todos los ámbitos, piden un imposible, piden un Pacto por la Sanidad. Son dos perspectivas distintas de un mismo objetivo.
El Pacto por la Sanidad es absolutamente necesario. El futuro del sistema no puede estar ligado a los programas electorales, a las necesidades de los gobiernos o a los vaivenes de los líderes políticos. El sistema necesita estabilidad, coherencia, responsabilidad, amplitud de miras, generosidad… nada de lo que tenemos ahora y nada de lo que augura el futuro.
¿Que sucedería si se cambiara el término Pacto por la Sanidad por Autodeterminación?
El proces de Cataluña ha logrado normalizar el término autodeterminación. Es un concepto que ya es perfectamente conocido por todos. Sin embargo, el Pacto por la Sanidad todavía hay que explicarlo y pedirlo. Diferentes agentes del sistema, muchos, no paran de pedirlo, pero es un grito en el desierto.
Para ayudar a lograrlo propongo a cambiar la palabra, no el concepto. Cambiemos de Pacto por la Sanidad a “autodeterminación de la sanidad”. Aprovechemos el tirón mediático. ¿Por qué? Porque la palabra pacto no tiene resultados, ni en política ni en sanidad.
Además, se puede consultar a las bases. Se puede preguntar a médicos y enfermeras si están de acuerdo. Igual que hacen PSOE, Podemos o ERC, lo puede hacer la OMC, por ejemplo. El objetivo es demostrar que no hay dudas, que hay unidad de pensamiento. Solo queda saber quien liderará este sistema transversal.
El problema es mayúsculo. Las mismas posibilidades de una Cataluña independiente tiene una autodeterminación del sistema sanitario. Lo bueno es quw si se logra una autodeterminación se puede lograr la otra.
Lo malo es que, independientemente de lo que suceda con el proces y con Cataluña, la autodeterminación de la sanidad no va a llegar. El 40% del presupuesto es demasiado “poder” como para compartirlo o cederlo. Se puede jugar con las palabras, pero no se va a poder jugar con el resultado, ninguno de los que toma las decisiones quiere ese pacto o esa autodeterminación.
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