..María Vargas Tabuenca. Directora de Relaciones Institucionales de iSanidad.
Aunque el horario se produzca a la inversa, se podría decir que su sonido es similar al canto de un gallo: nos recuerda el regalo que significa haber ganado a la vida un día más. Jornada tras jornada, este sonido viene precedido de un leve murmullo que asemeja al de un hábito bien avenido. Ventanas que se abren, persianas que se levantan, cortinas que se despejan y móviles que preparan sus linternas. Y cada uno de nosotros vamos apareciendo poco a poco, como pequeños gallos que, siempre al anochecer, nos colocamos en las ventanas dispuestos a emitir nuestro canto.
Un cacareo que no necesariamente surge a través de nuestras gargantas, pero sí que viene expresado mediante el choque repetido de las palmas. Casi como si fuera un aleteo que pretendiera llegar a donde están ellos, a donde estáis vosotros. Para que escuchéis el enorme agradecimiento que os tenemos, el orgullo que os procesamos, la infinita gratitud que nunca podrá ser suficientemente compensada.
Vamos apareciendo como pequeños gallos que, siempre al anochecer, nos colocamos en las ventanas dispuestos a emitir nuestro canto
Sois muchas las personas implicadas. Porque más allá de profesionales sois eso, personas. Desde los ámbitos médico, enfermero, auxiliar, celador, limpieza, gestor, investigador y farmacéutico. Una vez más, estáis al pie del cañón poniendo lo mejor de vosotros mismos para solventar una situación que cada día se pone más complicada. Y ya no solo a nivel de responsabilidad para con los otros. Sino para con vosotros mismos.
Se ha confirmado que un total de 5.400 sanitarios están contagiados de coronavirus. Una cifra que demuestra la gran carencia de medios propios que padecemos y una implicación por el paciente que va más allá de la protección personal. Sorprendentemente, somos el país con más sanitarios contagiados: 13,6%, con respecto a Italia (8%) y China (4%). Es lo que tiene carecer de suficientes medios propios y depender del exterior. Que se te acorta el ámbito de actuación, se ponen límites donde no necesariamente tendría que haberlos.
Cuando todo pase, la clase política deberá replantearse que sus condiciones merecen y deben ser ampliamente mejoradas
Es cierto que ahora más que nunca tenemos que estar todos unidos, yendo de la mano hacia un mismo objetivo. Cuidarnos los unos a los otros y no poner más problemáticas a las ya existentes. Pero también es verdad que, dentro de unos meses, cuando volvamos a la ansiada normalidad no siempre valorada (ese abrazo sentido, por ejemplo), se tendrá que compensar a los profesionales. Por todas esas horas sin dormir, por esos contagios, por su tesón y cariño dispuesto en todos los pacientes. Y la clase política deberá replantearse que sus condiciones merecen y deben ser ampliamente mejoradas. Con estabilidad laboral, contratos indefinidos, sueldos acordes a su conocimiento y responsabilidad, reconocimiento de la excelencia y de la implicación.
Porque sí, sin vosotros, estaríamos perdidos. Como el canto de un gallo al anochecer. Solo que nosotros no estamos perdidos: sabemos perfectamente todo lo que estáis haciendo. Y os mandamos ese aliento de ánimo y reconocimiento que, con nuestras fuertes palmadas, esperamos que sintáis como si estuviéramos delante de cada uno de vosotros.
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