Dr. Cabezudo, internista residente en pandemia: “Nunca pensé que tuviera que decidir si un paciente vive y otro no”

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Foto: OMC

..Gema Maldonado.
El Dr. Luis Cabezudo, residente de medicina interna de 5º año en un hospital de Castilla y León, se desahogaba hace unos días en redes sociales, después de tener que tomar una de esas decisiones que muchos médicos nunca esperaban tener que tomar en el Sistema Nacional de Salud: priorizar a un paciente Covid-19 sobre otro retirándole una máquina de oxígeno de alto flujo al que menos posibilidades de sobrevivir tenía para ponérsela a otro paciente con coronavirus, porque no había más. Hasta ahora, nunca se había visto en una situación de “tener que decidir este paciente vive y este no”, cuenta a iSanidad. Y no pensó que la viviría.

Durante una de su guardia, el Dr. Cabezudo tuvo que priorizar a un paciente que requería una máquina de alto flujo sobre otro paciente 

La tercera ola pandémica de Covid-19 ha vuelto a poner la capacidad de los hospitales contra las cuerdas, con situaciones más que complicadas que muchos médicos vivieron por primera vez en marzo y que han vuelto a repetirse recién comenzado 2021. El Dr. Cabezudo se encontraba de guardia cuando recibió dos llamadas. Una, avisándole de que un paciente al que le había dado un ictus hacía unas horas “no estaba tolerando la máquina de alto flujo”. La segunda le advertía de otro paciente covid “que necesitaba esa máquina, pero no estaba disponible”.

Los protocolos sobre los criterios a aplicar en una situación como la actual, que muchos médicos han denominado en los peores momentos de la pandemia como “medicina de guerra“, y la formación de los médicos son la base para tomar este tipo de decisiones. “El equipo de guardia se reunió y se presentaron los dos casos. Se sopesa la probabilidad que tiene los dos pacientes de mejoría con la máquina, teniendo en cuenta todas la patologías que tienen de base. Al primer paciente el ictus le complicó mucho el pronóstico”, explica el Dr. Cabezudo.

Dr. Cabezudo: “El equipo de guardia se reunión y se presentaron los dos casos. Se sopesa la probabilidad que tiene los dos pacientes de mejoría con la máquina”

Finalmente, el paciente del ictus falleció en la misma guardia, mientras que el segundo, salió adelante. “Creemos que el paciente hubiera fallecido igual, pero sí es verdad que piensas que, si no hubiese tenido que darle la máquina a otro, hubiera podido aguantar un poco más”, reflexiona.

Este tipo de decisiones causaron polémica en parte de la opinión pública durante las peores semanas de la primera ola. UCIs saturadas de pacientes con Covid-19, personal insuficiente y falta de sistemas de soporte vital ante una pandemia de esa magnitud tuvieron sus consecuencias. “La gente tiene que darse cuenta de que los medios, estés donde estés, siempre son limitados. Esto hay que tenerlo claro”, explica el residente, que representa a los médicos jóvenes como vocal en el Consejo Consejo de Colegios Oficiales de Médicos de Castilla y León.

La decisión que le tocó en su guardia vino motivada por el aluvión de ingresos covid del pico de la tercera ola. “Hace dos semanas teníamos unos 30 ingresos al día por covid, más los ingresos por otros motivos, algo inasumible en un hospital de provincia”. El 23 de enero la incidencia acumulada de casos de Covid-19 a 14 días se situaba en 1.351 casos por cada 100.000 habitantes, según el informe diario del Ministerio de Sanidad.

El Dr. Cabezudo cree que decidir si un paciente vive y otro no, una situación que vivieron en repetidas ocasiones otros de sus compañeros, les traerá “consecuencias psicológicas”

Cuando lo contó en su cuenta de Twitter, señalaba que una situación así “no iba en mi pack vocacional”. Por el momento, solo ha tenido que vivir esta situación por falta de recursos para atender a todos los pacientes una vez. Pero cree que “a los compañeros que han tenido que tomar esta decisión más veces al principio de la pandemia, esto les traerá consecuencias psicológicas”.

La pandemia ya se prolonga durante casi un año y sus efectos se dejan sentir entre los sanitarios que no terminan de ver el final. “Ahora hay otra cepa, vemos reinfecciones y muchos teníamos vacaciones que ya no tenemos. Todo esto hace mella”, reconoce el Dr. Cabezudo que nota entre sus compañeros que empiezan a flaquear las fuerzas incluso entre los más veterano. “Los más jóvenes veíamos a los más mayores psicológicamente más fuertes. Han tenido que tirar del carro al principio más que nosotros y ahora lo están pagando”.

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