..Juan Pablo Ramírez. Director de iSanidad.
Desde hace ya un tiempo buena parte de nuestra clase política y la realidad sobre las necesidades de la población transcurren por caminos diferentes. Un buen ejemplo es la decisión de la semana pasada de la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados de rechazar la retirada del visado en la triple terapia contra la epoc.
Es cierto que la decisión final no depende de la Comisión de Sanidad, sino del Ministerio, pero hubiera resultado esperanzador para estos pacientes una posición favorable del Congreso de los Diputados. Con los votos en contra de Unidas Podemos y PSOE y la abstención de Vox esta proposición ha caído en saco roto. Sus señorías no han tenido en cuenta la alta incidencia de esta enfermedad ni la baja adherencia a estos tratamientos.
La Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados ha decidido rechazar la propuesta para retirar el visado de la triple terapia contra la epoc
En la actualidad, un 11,8% de la población española padece epoc, según el estudio EPI-Scan 2. La incidencia ha crecido en los últimos años debido al alto porcentaje de fumadores en nuestro país. Este incremento se ha dejado ver con más fuerza en la mujer, donde la incidencia de epoc ya supera el 9%.
Uno de los problemas para el control de la enfermedad es la baja adherencia. Diferentes estudios estiman que el incumplimiento terapéutico pueda alcanzar el 51%. El mal uso de los inhaladores o la complejidad del tratamiento podrían estar detrás de este problema. La eliminación del visado podría acabar con esta traba. A través de un solo dispositivo podría administrarse los tres tratamientos que precisa.
Resulta complicado hoy explicar la utilidad de este visado. Especialistas de Separ y de las sociedades de atención primaria han subrayado que ni siquiera el criterio económico es una justificación válida. El médico puede prescribir estas tres sustancias por separado, pero no juntas. La prescripción por separado de las tres moléculas conllevan un coste superior.
Estamos hablando de una enfermedad con un alto coste. Esta enfermedad podría suponer entre 750 y 1.000 millones de euros entre gastos directos al Sistema Nacional de Salud, costes indirectos e intangibles. Una buena adherencia podría reducir de manera significativa las exacerbaciones y los ingresos hospitalarios que tanto cuestan al paciente y al sistema sanitario.