..Dr. Juan Antonio Vargas, jefe de Sección de Medicina Interna y jefe de estudios del Hospital Universitario Puerta de Hierro Majadahonda.
Las enfermedades autoinmunes sistémicas (EAS) se caracterizan por tener una etiología compleja, donde es necesaria la interacción de determinados factores genéticos, hormonales y ambientales para que se desencadene la enfermedad. En relación a los factores ambientales, se han propuesto tradicionalmente el papel de infecciones virales, la exposición a metales pesados y hábitos tóxicos como el tabaco, entre otros. Recientemente se ha sugerido que los hábitos dietéticos podrían estar influyendo de forma considerable en el desarrollo de estas patologías, tal y como sucede en otras enfermedades crónicas como el cáncer o las enfermedades cardiovasculares.
La incidencia de enfermedades autoinmunes sistémicas está aumentando de forma significativa en los últimos años
La incidencia de EAS está aumentando de forma significativa en los últimos años a medida que los hábitos dietéticos tradicionales se han ido modificando por patrones más industrializados, con dietas elevadas en calorías y ácidos grasos saturados, junto a un estilo de vida sedentario y con baja exposición a la luz solar.
Las EAS, entre las que se encuentra el lupus eritematoso sistémico (LES), presentan una mayor morbimortalidad de origen cardiometabólico, así como una mayor incidencia de una arterioesclerosis precoz y acelerada en relación a la población general que no puede explicarse sólo por la presencia de los factores clásicos de riesgo, sino que parece depender de factores asociados a la enfermedad.
Del mismo modo, la obesidad y las manifestaciones del síndrome metabólico (SM) como hipertensión, resistencia a insulina e hipercolesterolemia se han asociado a inadecuados hábitos alimentarios y al sedentarismo, asociándose con un aumento de riesgo morbi-mortalidad cardiometabólica. La aparición temprana de este conjunto de complicaciones cardiometabólicas asociadas tanto a las EAS como al SM sugiere la presencia de ciertos mecanismos concurrentes, como inflamación crónica, estrés oxidativo o por la alteración en las vías moleculares y células implicadas en la reparación del endotelio, donde la susceptibilidad genética se ha visto que también puede estar implicada.
El aumento de supervivencia viene acompañado del desarrollo de enfermedad cardiometabólica
El pronóstico y supervivencia de las EAS ha mejorado de forma significativa en las últimas décadas, con la incorporación de nuevos inmunodepresores y agentes biológicos al arsenal terapéutico. No obstante, esta mayor supervivencia viene acompañada del desarrollo de enfermedad cardiometabólica. Trabajos recientes han demostrado en las EAS una arteriosclerosis precoz y acelerada, así como enfermedades asociadas a procesos inflamatorios crónicos como el hígado graso no alcohólico y la resistencia a la insulina, que son manifestaciones también frecuentes en pacientes con SM que repercuten en la calidad de vida.
Estas enfermedades contribuyen a las cifras de morbimortalidad en todo el mundo y están principalmente causadas por el mantenimiento de un conjunto de hábitos de vida deletéreos para la salud. El desarrollo de este proceso es complejo e intervienen diversos mecanismos, como los factores de riesgo tradicionales para la arteriosclerosis (tabaco, dislipemia, diabetes mellitus e hipertensión arterial), el uso de fármacos como los corticosteroides, mecanismos inflamatorios y autoinmunes presentes en estas patologías, autoanticuerpos, actividad de la enfermedad, el tiempo de evolución de la enfermedad y el daño crónico.
En diferentes trabajos se ha demostrado la asociación entre autoinmunidad y la inflamación con el desarrollo de arteriosclerosis acelerada. De hecho, la arteriosclerosis se considera actualmente un proceso inflamatorio autoinmune en el que se han identificado autoantígenos, autoanticuerpos y células autorreactivas.
El desarrollo de nuevas terapias para las EAS se propone como una forma alternativa de controlar el destino y la función de las células T
Por todo ello, el desarrollo de nuevas terapias para las EAS, mediante el manejo de los procesos metabólicos de las células T a través de la intervención en los hábitos dietéticos, como la restricción calórica de nutrientes específicos (proteínas, ácidos grasos saturados o azúcares) o el suplemento de nutrientes específicos (ácidos grasos monoinsaturados, antioxidantes o fibra) se propone como una forma alternativa de controlar el destino y la función de las células T, promoviendo efectos antiinflamatorios que puedan contribuir a aliviar y posiblemente revertir una variedad de trastornos autoinmunes, los cuales son convergentes con la obesidad y el SM.
Sin embargo, el número de estudios en esta línea es limitado, por lo que la necesidad de nuevos ensayos clínicos que prueben tanto la viabilidad como la eficacia de intervenciones basadas en la modificación de las pautas dietéticas y la restricción calórica son necesarios para la prevención y la mejora del estado de salud de estos pacientes.
En este sentido nuestro Servicio de Medicina Interna del Hospital Puerta de Hierro Majadahonda, en colaboración con el grupo del del Dr. Alfredo Martínez Hernández de Imdea alimentación, contando con la financiación de la SEMI (Sociedad Española de Medicina Interna) y de la Consejería de Educación, Universidades y Ciencia (proyectos sinérgicos 2020), hemos iniciado en 2021 un estudio titulado “Nutrición de Precisión en Pacientes con Enfermedades Autoinmunes Sistémicas y con Síndrome Metabólico” y con el que queremos definir la intervención nutricional más beneficiosa para cada paciente, junto a cambios en los estilos de vida.
La identificación de nuevas herramientas de cribado de bienestar y salud nutricional, así como biomarcadores precoces en pacientes con EAS y SM, permitirá un mejor control de la enfermedad favoreciendo una estratificación del riesgo cardiometabólico en estos pacientes y la personalización de las estrategias terapéuticas.