Jueces y sanitarios bajo el poder político, el problema de la tercera dosis

Tercera dosis

..Luis de Haro. Director General de iSanidad.
La polémica de la necesidad de la tercera dosis de la vacuna contra el Covid es la herencia de la falta de criterio. Dado que no hay un Comité Científico que lidere los mensajes a la población, no es de extrañar que cualquier cosa suscite polémica. La falta de rumbo en todos estos meses no ha servido para aprender de la experiencia y seguimos sin ese Comité tan necesario.

Por otro lado, las polémicas declaraciones del ministro de la Presidencia hacen aflorar el problema de fondo. Si los jueces no pueden elegir a los jueces, como propugna Felix Bolaños, será para que sean elegidos por criterios políticos. Lo mismo pasará con el Comité Científico del coronavirus, lo importante es que se acaben justificando las actividades del gobierno. Es  la mejor muestra de que quieren que todo se someta a las necesidades políticas, es el fin de la libertad.

La polémica de la necesidad de la tercera dosis de la vacuna contra el Covid es la herencia de la falta de criterio

Por el lado clínico, la tercera dosis vuelve a mostrar la necesidad de un criterio científico para afrontar el futuro de la pandemia. Mientras unos se aventuran a decir que España está preparada para la tercera dosis de la vacuna, otros dicen que no es necesario. El problema siempre es el mismo: “¿a quién creer?”

Los ECDC han asegurado que todavía no hay evidencia de la necesidad de una tercera dosis. Tampoco la EMA o la OMS han propuesto esta opción porque no encuentran argumentos para este “recordatorio”. Sólo quien tiene que afrontar un futuro proceso electoral afirma la necesidad de una tercera dosis para toda la población. Ahora mismo, con el 70% de la población vacunada, la tercera dosis es la idea que venden las administraciones para reivindicarse. Hasta los virólogos han asegurado que más importante que la tercera dosis es completar el ciclo de vacunación.

Como el clima de enfrentamiento es total no hay diálogo y, por tanto, tampoco hay intercambio de ideas. Así no se pueden aplicar las mejores propuestas porque la única propuesta es acabar con el enemigo político. Ni jueces ni sanitarios se merecen el trato que están recibiendo.

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