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Una reciente encuesta de la Federación Europea de Asociaciones de Pacientes (EFA, por sus siglas en inglés) muestra que casi tres de cada cuatro personas con asma utilizan corticoesteroides inhalados para el tratamiento de sus síntomas, y el 62% se ve obligado a utilizar medicamentos de rescate. Unos resultados que, para la EFA, confirman la “dependencia persistente y el uso excesivo de medicamentos de rescate”. Entre estos medicamentos se encuentran, de forma mayoritaria, los inhaladores presurizados de dosis medida (pMDI), en el punto de mira de la Comisión Europea por contener gases hidrofluorocarburos (HFC) que contribuyen al calentamiento global.
El 62% de los pacientes con asma se ve obligado a utilizar medicamentos de rescate como los inhaladores presurizados de dosis medida (pMDI)
El uso de este tipo de gases debe reducirse en un 66% en los próximos nueve años, aunque los productos farmacéuticos están exentos por ahora. Pero ya en 2019, el Gobierno británico advirtió que su sistema nacional de salud, el NHS, debía reducir la huella ambiental de sus tratamientos respiratorios en un 50% antes de 2022, es decir, antes de que acabe este mismo año. ¿Cómo? Aumentando las prescripciones de inhaladores con bajo potencial de calentamiento global, los denominados inhaladores de polvo seco (DPI).
Sin embargo, este tipo de inhaladores no son aptos para todos los pacientes. La razón es que no contienen propelentes, que facilitan la entrada del medicamento en los pulmones sin esfuerzo. De ahí su utilidad como medicamento de rescate ante exacerbaciones en las que el paciente no pueda tener los esfuerzos de inhalación necesarios con otros dispositivos o como tratamiento para ancianos o niños.
Los pacientes temen que los inhaladores pMDI se prohíban antes de que exista una alternativa en el mercado
La EFA teme que los inhaladores que contengan HFC se prohíban antes de que exista una alternativa en el mercado y pueda empeorar la salud y el bienestar de los pacientes. En un documento de posicionamiento, la federación se pregunta si los pacientes tendrán acceso al medicamento indicado para ellos y a un precio asequible, y si se controlará el rendimiento de su técnica de inhalación si esta cambia. Un aspecto fundamental en un tipo de enfermedad como el asma, que no está controlada hasta en un 30% de pacientes y que tiene altos índices de falta de adherencia.
En todo este proceso, el papel de los médicos no es sencillo. En un artículo publicado en The Lancet tres expertos en salud respiratoria, entre ellos, el Dr. Omar Usmani, señalaban la responsabilidad individual de cuidar el planeta, pero apuntaban también a la “obligación ética de brindar la mejor atención posible a los pacientes” como profesionales de la salud. Los autores destacaron que la suposición de que cambiar un inhalador por otro “basándose en que la equivalencia de la dosis de un fármaco logra una eficacia clínica comparable es incorrecta”.
Cambiar un inhalador por otro “basándose en que la equivalencia de la dosis de un fármaco logra una eficacia clínica comparable es incorrecta”
Entre sus argumentos se encuentra un estudio realizado en Reino Unido en 2011 que hizo un seguimiento de 3.000 pacientes con asma de entre 4 y 80 años de edad durante 12 meses. Los dividieron en dos grupos para recibir su tratamiento con inhaladores pMDI o con DPI. Los resultados indicaron que los pacientes de la cohorte de pMDI tuvieron mayores probabilidades de lograr controlar el asma en ese año. Además, las probabilidades de éxito del tratamiento resultaron significativamente mayores en este grupo.
Desde la EFA piden a la Comisión Europea que garantice las necesidades de la salud de los pacientes con asma y epoc mientras consideran un marco temporal realista para implementar el cambio tecnológico en los inhaladores. Además, solicitan investigaciones sobre el impacto que puede tener en los pacientes cambiar de tratamiento, incluido el cumplimiento de la terapia y situaciones estresantes para ellos, como el miedo que les genera un cambio de inhalador.
La asociación de pacientes pide a la Comisión Europea que garantice las necesidades de salud de los pacientes con asma y epoc
Por otra parte, creen que la Comisión Europea debe promover y estimular el desarrollo de inhaladores inteligentes, ecológicos y reciclables. Solicitan financiación pública para la investigación en propelentes alternativos con bajo potencial de calentamiento global. Hasta el momento, algunos laboratorios investigan alternativas que ya ofrecen resultados prometedores, si bien aún es necesario completar estudios de toxicología y ensayos en humanos.
Por último, la EFA pide a Europa una formación adecuada para los pacientes en la elección y el uso de inhaladores. Un aspecto que también resaltan los firmantes del artículo en The Lancet. La implantación de programas educativos para mejorar la técnica de inhalación en pacientes con asma o EPOC ha dado buenos resultados. Así lo indica una revisión sistemática de los estudios sobre estos programas, publicada en NPJ Primary Care Respiratory Medicine. El 95% (37 de 39) de las intervenciones educativas indicaron una mejora “estadísticamente significativa” de la técnica de inhalación.
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