..Alejandra Llorente de la Morena, odontóloga y vocal de la junta de gobierno del Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de la Primera Región (COEM), y Gilberto Pérez, de la asesoría jurídica del COEM.
La digitalización de la sociedad ha supuesto, sin duda, una importante fuente de avances para nuestra sociedad y la odontología/clínicas dentales no se han sustraído de los importantes avances tecnológicos que se han sucedido en los últimos años.
Ahora bien, internet es un ámbito en el que es complicado establecer unas reglas y, sobre todo, ejecutarlas y poder controlar los excesos y las ilegalidades que determinadas empresas cometen amparándose en la situación que permite la red (anonimato, transnacionalidad, inexistencia de una normativa clara y desarrollada, régimen de responsabilidad de los prestadores de servicios intermediarios –marketplaces, alojadores…–, etc.).
Desde el COEM se han detectado una serie de riesgos que, actualmente, se encuentran descontrolados y que pasan por la comercialización directa al paciente de diversos productos
Tras unos años haciendo un seguimiento de la situación de internet desde el COEM se han detectado una serie de riesgos que, actualmente, se encuentran descontrolados y que pasan por la comercialización directa al paciente de los siguientes productos: alineadores plásticos de ortodoncia, productos blanqueadores con un elevado nivel de peróxido de hidrógeno, férulas de descarga y otro sinfín de productos que son puestos en manos del paciente sin control alguno por parte de un odontólogo.
La comercialización de esos productos hace fluir en la red una serie de ideas completamente perniciosas: (i) Que el odontólogo es prescindible (total o parcialmente), que se puede sustituir por internet, por el contacto directo entre la empresa y el paciente (se vende que todo es más fácil, que no es necesario pasar por la clínica, y más barato, sin intermediarios); (ii) que el uso de determinados productos es seguro, porque es fácilmente accesible por el paciente, sin moverse de su domicilio; (iii) que el paciente se puede auto diagnosticar y proporcionarse tratamientos para su salud bucodental. Se está produciendo un atentado a los consumidores como pacientes y una banalización de la profesión odontológica.
Se está produciendo un atentado a los consumidores como pacientes y una banalización de la profesión odontológica
Es evidente, que el hecho de que una persona pueda recibir en su casa, a través del comercio electrónico y las grandes plataformas casi cualquier cosa, no puede implicar que se pueda poner en manos del consumidor como paciente determinados productos. De hecho, la normativa prohíbe dichas conductas (que en muchos casos tienen incluso la consideración de delito contra la salud pública), pero precisamente la utilización de internet hace difícil aplicar la normativa y establecer los controles necesarios, por diversos motivos.
(i) La globalización que genera, en la que a los pacientes les pueden estar tratando o vendiendo productos desde cualquier lugar el mundo; (ii) los canales que se utilizan, hacen muy complicado establecer controles efectivos. Se comercializa a través de plataformas de comercio electrónico (que teóricamente no son responsables), el vendedor final no se identifica fácilmente; (iii) el canal de reclamación del paciente se estrecha absolutamente (no hay odontólogo, no hay seguros, el proveedor está en el extranjero…), la desprotección es manifiesta; (iv) las empresas comercializadoras se mueven con una total impunidad, siendo muy remota la posibilidad de exigir responsabilidades, por no decir que imposible.
Es necesario que los poderes públicos desplieguen y desarrollen políticas que tengan como finalidad un mejor control de los prestadores de servicios digitales al efecto de proporcionar a los consumidores/pacientes una seguridad suficiente
Ante esta situación, es necesario que los poderes públicos desplieguen y desarrollen políticas que tengan como finalidad un mejor control de los prestadores de servicios digitales al efecto de proporcionar a los consumidores/pacientes una seguridad suficiente. Quizás el nuevo marco normativo que se viene impulsando desde la Unión Europea (en el denominado Digital Services Act Package) sea una buena oportunidad para ello, pero es importante actuar antes de que sea demasiado tarde, tal como ha sucedido en todos los escándalos en el ámbito dental que se han producido en los últimos años.
Y, sí, internet es un riesgo, y no pequeño, para la salud bucodental.
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