..Dr. Yoseph Santana. Médico general en Amavir.
La enfermedad de Parkinson se trata del segundo trastorno neurodegenerativo más frecuente en personas mayores de 65 años. Consiste en un deterioro progresivo de las neuronas productoras de dopamina, sustancia que actúa como mensajero entre las neuronas que controlan el movimiento.
Los síntomas del párkinson son tanto motores (bradicinesias, temblores, rigidez, inestabilidad…) como no motores (depresión, insomnio, estreñimiento, deterioro…). Además, en el paciente anciano es habitual que se acompañe con otras patologías que con frecuencia generan discapacidad, con la repercusión sociosanitaria que conlleva, y la necesidad de un abordaje integral y multidisciplinario.
La presencia de personal multidisciplinar en el mismo centro permite una atención personalizada y global del residente
La presencia de personal multidisciplinar en el mismo centro permite una atención personalizada y global del residente por lo que mejorará significativamente su calidad de vida. En las fases iniciales del párkinson los síntomas se pueden controlar médicamente con fármacos, pero a los cinco años, en la mitad de los pacientes, y a los diez años, en el 100%, la terapia oral ya no es suficiente para combatir la sintomatología, momento en que el tratamiento integral cobra mayor importancia.
Antes de un abordaje, es necesario realizar una correcta valoración por parte de todos los profesionales del centro con el uso de varias herramientas y escalas que permitirá ver el estado funcional y cognitivo, así como determinar el riesgo de caídas y malnutrición, con el objetivo final de desarrollar un plan no farmacológico adecuado a la discapacidad y a las necesidades del residente.
Antes de un abordaje de la enfermedad, es necesario realizar una correcta valoración por parte de todos los profesionales del centro
Desde el departamento de medicina se revisará continuamente el tratamiento farmacológico, conjuntamente a las revisiones con el especialista en neurología, valorando el control de la sintomatología motora y no motora del residente. Al tratarse de personas generalmente frágiles con patología asociada, será también necesario el tratamiento de las complicaciones derivadas de la enfermedad como pueden ser la desnutrición motivada entre otras causas por la disfagia, o la sarcopenia y osteoporosis muy relacionadas con la enfermedad y principal responsable de fracturas y comorbilidad asociadas a las caídas.
El departamento de fisioterapia tendrá como objetivo maximizar la capacidad funcional, minimizando las complicaciones que provocan la enfermedad para ello se centrará en mayor medida en reeducar la marcha, mejorar el equilibrio y la flexibilidad, aumentar la capacidad respiratoria y mejorar el inicio del movimiento. Las actividades con apoyo sonoro/musical, la marcha en cinta y el trabajo de equilibrio son las que poseen mayor evidencia científica de un efecto positivo en la enfermedad.
Desde terapia ocupacional se enfocarán en ejercicios con el fin de mejorar la amplitud de movimiento, control motricidad fina y gruesa, reducir los déficits sensoriales, mejorar la autoestima, la función cognitiva y las ABVDs y el cuidado personal. Se encargará de las adaptaciones técnicas y la valoración de riesgos del entorno.
La evidencia avala que la enfermedad del Parkinson es tan multifactorial y compleja que requiere de un equipo multidisciplinar y de un tratamiento integral
En cuanto al personal de enfermería, psicología y trabajo social, también tendrá su cabida en el proceso ya que conjuntamente se encargarán del asesoramiento y educación de la enfermedad, como del seguimiento y control de síntomas clínicos y su respuesta a los tratamientos. También de la coordinación de posibles recursos sociosanitarios, de acuerdo con las necesidades del paciente y ser un enlace entre diferentes ámbitos asistenciales para realizar adecuadas transiciones entre ellos.
En definitiva, la evidencia avala que la enfermedad del Parkinson es tan multifactorial y compleja que requiere de un equipo multidisciplinar y de un tratamiento integral, muy importante que no sea un plan estático, sino que la revaloración a lo largo de la enfermedad es clave para detectar nuevos déficits, y modificar los objetivos de acuerdo con los cambios que se produzcan.
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