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La Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas) ha emitido un comunicado en el que ponen de manifiesto que la violencia de género es un problema de salud pública que debe de ser abordado de forma específica por las Autoridades y rechaza que se cuestione como forma de violencia en la que el objeto son las mujeres por el hecho de serlo.
Los especialistas en salud pública defienden que “es necesario” diferenciar la violencia de género y otras formas de violencia para poder abordarlas
Defienden que “es necesario” diferenciar la violencia de género y otras formas de violencia, puesto que están marcadas por dinámicas diferentes y, “por ende, la forma de actuar ante ellas también debe serlo”. Señalan el trabajo de la comunidad científica “desde hace décadas” para identificar y profundizar el origen y consecuencias de cada forma de violencia, y cómo han llegado a establecer “factores etiológicos definidos” para cada uno. Y destacan la importancia de “comprender el contexto de la violencia e identificar los grupos grupos más vulnerables; diseñar estrategias de Salud Pública y asignar responsabilidades y prioridades”.
En su posicionamiento destacan que en otros problemas de salud pública “no se cuestiona ese razonamiento”. “Nadie duda de la relevancia del cáncer como problema de salud pública, pero tampoco nadie duda de que hay que hablar de cánceres, y de que las diferencias entre ellos en factores de riesgo, grupos poblacionales afectados y criterios de diagnóstico y tratamiento justifica el que se realicen abordajes de prevención y control diferentes, y que, por ejemplo, unos cánceres sean objeto de cribado poblacional y otros no lo sean”, exponen.
Destacan la importancia de “comprender el contexto de la violencia e identificar los grupos grupos más vulnerables; diseñar estrategias de Salud Pública y asignar responsabilidades y prioridades”
Referencia a políticos que cuestionan la violencia de género
Se refieren a aquellos “políticos con o sin responsabilidades de gobierno que cuestionan el concepto y la legislación” sobre violencia de género “en lugar de ampliarlo y definirlo en los términos que exige el Convenio de Estambul“. Este convenio fue ratificado por España en 2014. “En este momento es necesario hacer un ejercicio de reflexión y análisis que nos lleve a ampliar y registrar de forma exhaustiva las múltiples manifestaciones de las violencias que se ejercen contra las mujeres por el simple hecho de ser mujeres”, afirman.
Señalan que el Estado español “fue pionero” en la lucha contra la violencia de género con la ley integral vigente desde 2004 y 17 legislaciones autonómicas. Por eso, les “sorprende en extremo” que partidos políticos cuestionen ahora la violencia de género.
Afirman que “sorprende en extremo” las declaraciones de “políticos con o sin responsabilidades de gobierno que cuestionan el concepto y la legislación”
“Ser víctima de violencia doméstica no tiene que ver con el género, sino con el vínculo familiar o de convivencia que mantengan víctima y persona agredida. Por este motivo el Código Penal establece una protección especial para las víctimas de violencia de género”, aclara la Sespas. De hecho, recuerda que la violencia intrafamiliar o doméstica está recogida en el artículo 173.2 del Código Penal.
Los especialistas en salud pública argumentan que la violencia de género ha sido definida por Naciones Unidas en 1993 y posteriormente en la declaración de este organismo en la Conferencia Mundial sobre las Mujeres de ONU en Beijing dos años después, donde se aclara que la violencia contra las mujeres “es una manifestación de las relaciones de poder históricamente desiguales entre hombres y mujeres, que han conducido a la dominación de la mujer por el hombre, la discriminación contra la mujer y a la interposición de obstáculos contra su pleno desarrollo”.
“Ser víctima de violencia doméstica no tiene que ver con el género, sino con el vínculo familiar o de convivencia que mantengan víctima y persona agredida”
La Sespas señala que este tipo de violencia “es una práctica aprendida, consciente y orientada, producto de una organización social estructurada sobre la base de la desigualdad entre hombres y mujeres”. Añaden que el género “actúa como eje de desigualdad social” y como “determinante social de la salud”.
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